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De Coronel a Italia: la historia del barco que viajó con una tonelada de cocaína

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Bloomberg y Agencia Uno
POR Ana María |

La policía del puerto de Gioia Tauro incautó 932 kilos, valorados en US$ 220 millones. Chile es el tercer exportador de esta droga a Europa.

En febrero de este año hubo una advertencia de marca mayor: el Informe Anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de 2019 de Naciones Unidas ubicó a Chile en el tercer lugar, después de Colombia y Brasil, como el principal país exportador de la cocaína que ingresa desde América a Europa.

Una alerta que también se incluyó en el Informe del Observatorio del Narcotráfico en Chile que elabora la Fiscalía Nacional, que se presentó en julio pasado, y que dedicó un capítulo completo al tráfico marítimo de drogas.

“En el corto y mediano plazo, el tráfico ilícito de drogas por vía marítima se visualiza como una real amenaza para la economía chilena si los puertos nacionales son evaluados como de alto riesgo por los principales socios comerciales del país”, dijo Luis Toledo, director de la Unidad Especializada en Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de la Fiscalía Nacional, en su presentación.

Por todas estas señales es que la noticia que apareció la mañana del jueves 5 de noviembre confirmó todas las alertas: la incautación de casi una tonelada de cocaína en el puerto de Gioia Tauro, en la ciudad de Reggio Calabria, al sur de Italia, que iba oculta dentro de latas de mejillones (choritos) congelados provenientes de Chile. Un territorio que es conocido porque allí opera la peligrosa mafia calabresa Ndrangheta.

“Esta incautación en Italia viene a confirmar la hipótesis de riesgo que pueden tener los puertos chilenos, que tienen distintos mecanismos o estándares de seguridad y que, en consecuencia, puede significar vulnerar al sistema portuario al infectar contenedores o cargas, pues bandas criminales aprovechan el paso desde Chile hacia otros puertos”, dice Toledo a PAUTA cuatro meses después de ese primer diagnóstico.

Alberto Precht, director de Chile Trasparente, añade que este nuevo caso demuestra que “hay una falencia importante en nuestros puertos, pues Chile es el tercer país exportador de droga a Europa, según la ONU, sin que sea productor”.

Y recuerda que en la presencia de las mafias en Chile hay, al menos, un antecedente: el caso del integrante de La Camorra Pascuale Fiorente, quien permaneció varios meses en un hotel de Iquique mientras era buscado por Italia y fue finalmente extraditado por tráfico de drogas en 2018.

Coronel, Buenaventura y Callao

Según la policía italiana, se trata de 932 kilos de cocaína, que de haberse comercializado, habría recaudado unos US$ 220 millones (186 millones euros). Para tener una orden de magnitud, esto es un quinto del costo del proyecto completo del Costanera Center, en Providencia.

En Chile, la información fue recabada por la PDI, el OS-7 de Carabineros y Directemar (de la Armada). Pero aún no puede iniciarse una investigación local hasta saber dónde fue cargada la droga.

Toledo explica a PAUTA que la incautación la realizó la policía con la aduana italiana y que el hallazgo -no hubo investigación previa- ocurrió después de haber revisado más de 2 mil contendores con carga. 

Luis Toledo, Director de la Unidad Especializada en Tráfico Ilícito de Estupefacientes de la Fiscalía Nacional.

El director de la Unidad de Tráfico Ilícito de la Fiscalía señala que la embarcación con cocaína, que estaba guardada en pequeñas bolsas dentro de las latas de mejillones o choritos, es de la naviera MSC. Y de acuerdo con las primeras informaciones, la nave, llamada Arica, recorrió varios países. 

“El paso de esta motonave fue primero por Buenaventura, en Colombia; Callao, en Perú y luego llega a Chile, donde es cargada en Coronel. Después, zarpa al puerto de Cristóbal, en Panamá, para dirigirse a Italia”, dice Toledo.

El método utilizado se denomina “gancho ciego”, que es cuando las cargas de droga se realizan en los puertos. Ello implica abrir el contendor de frío y lanzar en su interior pequeñas bolsas cargadas con la droga. 

Sin embargo, Toledo señala que “no existe claridad todavía si la nave fue infectada en puerto chileno o en Panamá”. Y explica que hay un problema mayor en este tipo de casos -pues no es el primero ni el más grande- que implica directamente a la seguridad local por falta de herramientas: “No tenemos la trazabilidad para desvirtuar de que fue cargado en Chile”.

Esto, porque explica que los puertos tienen seguridad privada, lo que dificulta poder establecer la cadena -o el momento- en que la droga pudo ser cargada, pues son muchas las empresas y personas que participan del proceso. Y, entre estas etapas es donde las bandas criminales se inmiscuyen y operan.

Coindice Albert Precht: “Hoy tenemos falencias, y lo han comentado autoridades, respecto de la posibilidad real que tenemos de poder fiscalizar todos los contenedores, y acerca de la seguridad de los recintos marítimos. Porque hoy los puertos, al ser licitados, tiene seguridad privada”.

San Antonio, un puerto que se repite

Junto con la Fiscalía, en la elaboración del Informe del Observatorio del Narcotráfico en Chile participaron las dos policías, la Armada y el Servicio Nacional de Aduanas a través de su Departamento Fiscalización de Drogas.

En el capítulo dedicado al tráfico marítimo de drogas, advirtieron del riesgo de que las cargas chilenas y, eventualmente, los terminales portuarios nacionales “continúen siendo utilizados como plataforma viable para el tránsito de drogas hacia el exterior, principalmente a través del ocultamiento de droga entre mercancías legalmente declaradas, por medio de la intervención de contenedores, a través del conocido sistema de ‘rip off’ o gancho ciego”.

El documento añade que esta situación ha sido cada vez en mayor escala, pues “se han evidenciado entregas de grandes volúmenes de drogas, con apoyo de embarcaciones, a naves mercantes durante sus navegaciones por rutas de ultramar”.

El informe también dio cuenta de 13 incautaciones que se realizaron en los últimos dos años. De ellas, cinco fueron en 2018 y ocho en 2019 con destino a distintos puertos, en especial a Europa: Amberes, Valencia, Livorno y Gioia. Pero también a Callao, Panamá, Filadelfia y Nueva York.

Asimismo, el informe muestra que en las incautaciones de cocaína hay un puerto que se repite como punto de origen: San Antonio, que también es el principal terminal marítimos del país.

El cargamento más grande fue incautado el 17 de junio de 2019, cuando una embarcación que partió de San Antonio llegó a Filadelfia con 15.582 kilos de cocaína en contendores.

Lo siguen los 2.020 kilos de cocaína -embarcados con el mismo método- en una nave que partió desde Coronel rumbo a Callao y los 1.451 kilos transportados a Nueva York y cuyo barco también zarpó desde San Antonio.