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Los aprendizajes de Nolfa Ibáñez

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POR Fernanda Valiente |

La educadora, galardonada con el Premio Nacional de Educación 2021, indaga con Cristián Warnken en aquellas herramientas que hacen falta en el sistema educacional diferencial chileno.

“Pienso que hay una mirada que hay que cambiar. El hecho de que el profesor o la profesora piense que el niño tendría que ser igual a él o ella es una barbaridad. Sin embargo, si vamos a mirar aulas nos vamos a encontrar con eso recurrentemente […]. Entonces, lo que es diferente se etiqueta como menos bueno, por decirlo de alguna manera”, dice la ganadora del Premio Nacional de Educación 2021, Nolfa Ibáñez

“La esencia tiene que ver con las personas. Con las capacidades y los talentos que tienen todos los seres humanos”, agrega la educadora diferencial de la Universidad de Chile. 

“En su decálogo, Gabriela Mistral decía ‘ama, y si no puedes amar mucho, no enseñes a niños’. Me imagino que esa frase te identifica plenamente”, comenta Cristián Warnken, el anfitrión en Desde El Jardín.

“Por supuesto”, contesta la educadora, “pero la palabra amor tiene muchas connotaciones. Se confunde a veces con ser cariñoso, o con ser muy amable. Y no es eso. El amor se refleja en cómo compartes tu espacio con el otro, y en cómo estamos en igualdad de condiciones”.

Metodología educacional integrativa 

“Esta metodología está basada en la teoría de sistemas. Pensé e investigué en cómo hacer que la interacción en la sala de clases fuese diferente al sistema habitual. Por tanto, busqué lo que era totalmente distinto. Como preguntas abiertas, no dar instrucciones, y crear un contexto significativo para recoger las experiencias de los niños”, cuenta Ibáñez. 

La concepción de determinismo estructural de la biología del conocimiento de Humberto Maturana fue una piedra fundamental para la construcción de este nuevo modelo. “Con la pregunta cerrada restrinjo al mínimo la posibilidad de expresión de lo que el otro sabe”, agrega la académica. Otro ejemplo consiste en el estricto ordenamiento que existe para realizar tareas. “Se trata de circunstancias donde el objetivo de aprendizaje siempre tiene que ver con el propósito. Y no con cómo se hacen las cosas”, explica. De este modo, se desconocen las aptitudes que tienen los alumnos de resolver problemas por su cuenta. 

Para llegar a ese camino, es necesario considerar la riqueza de la colectividad. Y tal es la responsabilidad de los profesores. 

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