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El activo disenso que aún genera la Ley de Etiquetado de Alimentos

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Agencia Uno
POR Francisco Ibañez |

Pese a mostrar una disminución en el consumo de cereales y bebidas azucaradas, la ley sigue generando dudas porque podría favorecer a ciertas compañías y el exceso de regulación.

En junio de 2016 comenzó a regir la Ley de Etiquetado de Alimentos. Hasta ahora, había escasa evidencia acerca de sus efectos. Esta regulación, que obligó a fabricantes de alimentos a rotular con sellos de advertencia de “alto en” en sus productos con nutrientes críticos, además prohibió la venta de esos productos en colegios y restringió la publicidad dirigida a menores.

El análisis de académicos del Instituto Nacional de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile (INTA), de la Universidad Diego Portales y de la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos reveló que la ley de etiquetados está cumpliendo sus objetivos: la gente tiene en cuenta los sellos al momento de comprar y las compañías están reformulando sus productos.

Los resultados

Marcela Reyes, nutrióloga y académica del INTA, comentó a PAUTA que no existe una experiencia internacional con la cual comparar la magnitud de la norma. Hasta el momento, solo analizaron los consumos de bebidas azucaradas y cereales de desayuno, que disminuyeron un 24% y un 14%, respectivamente, en distintos períodos observados.

El último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) arrojó que Chile es el segundo país con mayor índice de obesidad de la OCDE, lo que ha servido para señalar que la ley de etiquetado no ha tenido los resultados esperados. Sin embargo, Reyes sostuvo que “las cifras son del periodo previo y durante la implementación de la ley. Mientras se implementa la política es imposible que disminuye la obesidad. Esto es una cosa a muy a largo plazo, son cambios generacionales”.

También explicó los siguientes pasos de la ley: “La implementación es escalonada, nosotros vamos en la segunda fase y la tercera empieza en junio del 2019. Estos criterios se van poniendo cada vez más estrictos. El criterio final, el del próximo año, se fijó en relación con los alimentos naturales. Por ejemplo, en los líquidos se dijo cuánta azúcar tiene la leche, más que eso va a ser mucho”.

Escuche la entrevista a Marcela Reyes en Pauta Final:

“Un éxito rotundo”

El senador Guido Girardi (PPD), uno de los creadores (junto con el experto en nutrición Ricardo Uauy) de la propuesta legislativa que originó la ley de etiquetado, valoró los resultados del estudio y calificó la norma como “un éxito rotundo”. “¿Qué ley tiene en un año efectos tan potentes como disminuir en un 14% el consumo de algunos cereales y el 25% de bebidas azucaradas”, dijo a Primera Pauta.

“Esta ley ayuda porque establece el derecho a saber y regula la publicidad, porque esto se transmite a través de la publicidad. El cáncer, el infarto, el accidente cardiovascular, la hipertensión, la diabetes son transmisibles a través de la publicidad que te induce a comer comida basura”, agregó.

Senador Guido Girardi (PPD). Crédito: Agencia Uno

Los sellos, señaló el parlamentario, han permitido cambiar el panorama de hasta hace unos años cuando los padres, por ejemplo, daban cereales azucarados a sus hijos pensando que le estaban dando un alimento saludable. “La industria de la comida chatarra se ha favorecido y ha presionado para tener un etiquetado incomprensible. […] [Permitía] poner dentro de un envase que tiene apariencia saludable alimentos con mucha sal y mucha azúcar”, agregó.

En conversación con El Mercurio, Gonzalo Bofill, presidente de Carozzi, aseguró que la ley de etiquetado es un “fracaso”. Basado en el informe de octubre de la FAO, que puso al país segundo entre los países OCDE con mayor obesidad. el empresario aseguró que la norma favorece a las industrias que generan productos de mayor gramaje y a las cadenas de comida rápida, que quedan fuera de la regulación.

“Carozzi quiere seguir vendiendo comida basura, haciendo publicidad engañosa, donde las familias no saben lo que está dentro de los envases. […] No puede ser que el interés económico sea tan voraz que estén dispuestos a sacrificar la salud de la población”, respondió Girardi.

El gremio que agrupa a los fabricantes de alimentos y bebidas, AB, no estuvo disponible para comentarios.

Escuche la entrevista del senador Guido Girardi en Primera Pauta:

¿Legislar o no legislar?

En PAUTA Bloomberg, Macarena Lobos, académica y exsubsecretaria de Hacienda, y Natalia González, subdirectora de Asuntos Jurídicos y Legislativos de Libertad y Desarrollo, debatieron sobre la conveniencia y efectividad de regular por ley temas como la composición de los alimentos.

“Hay ciertas conductas que por los efectos que tienen, por ejemplo, en salud pública, tú quieres incentivar ciertos comportamientos. No significa necesariamente que tú estés restringiendo la libertad de los consumidores, sino que más bien les estás dando una información relevante para que ellos puedan tomar una decisión informada”, plantea Macarena Lobos sobre la ley de etiquetado.

 

“Creo que este es un país muy legalista. En general tendemos a creer que todo se resuelve con leyes y que por el mero hecho de haber tramitado y publicado una ley se van a producir ciertos cambios de hábitos o de comportamientos”, plantea Natalia González. “Yo creo que los hábitos de consumo en materia alimenticia no se cambian por una imposición legal. […] Creo que no tiene los efectos esperados”.

González sí reconoce otros efectos de la ley, como una autorregulación de las empresas para tener productos sin sellos, lo que muchas veces pasa por reformular sus productos. Pero a su juicio la ley tiene una falla: “La información nutricional sigue siendo poco comprensible para los consumidores”, dice. Además, critica que los sellos correspondan a las cantidades cada 100 gramos de producto, lo que finalmente hace que prácticamente todos los productos tengan sellos. “Lo ideal hubiera sido medirlo por porciones reales que uno consume”, plantea.

Macarena Lobos discrepa en este punto. “Si tú bajas las porciones, finalmente nada va a tener el etiquetado o el sello, y en la práctica se va a desvirtuar un poco la lógica de esto”, sostuvo, y añadió que “los estudios han revelado que ha tenido efectividad en cambiar el comportamiento de las industrias y en el consumo”.

“Imponer por ley hábitos conductuales me parece que no es el camino. Sí me parece que es el camino entregar más información a los consumidores, información comparable”, plantea González.

González agrega que el exceso de regulación puede producir otros efectos no deseados, en otros niveles, como el efecto económico para las pequeñas empresas que no tienen los recursos para reformular sus productos, o rediseñar sus líneas de producción, algo que sí pueden hacer las empresas grandes, además de restricciones de importación y exportación de productos alimenticios.

Vea la conversación de Macarena Lobos y Natalia González en PAUTA Bloomberg: