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Es ahora o nunca

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La Roja / Pauta
POR Andres Sepúlveda |

“La selección necesita con urgencia un triunfo, y mostrar algo más sólido para seguir creyendo en el proceso”, dice Fernando A. Tapia: “El tiempo apremia”.

Suena injusto, casi exagerado, que algunos ya den por finalizado el proceso de Eduardo Berizzo en la selección chilena sin que ni siquiera haya disputado un solo partido por los puntos. Pero también es una realidad del fútbol que no hay proceso que se sostenga sin resultados. Y los números del técnico en la Roja son lapidarios.

En siete partidos dirigidos no conoce de triunfos, acumulando apenas tres empates y cuatro derrotas. Peor aun, el equipo apenas convirtió dos goles en poco más de 600 minutos de juego, ambos ante Qatar, la selección más débil en la última Copa del Mundo.

Las estadísticas señalan al entrenador argentino con un paupérrimo 14% de rendimiento, uno de los peores de la historia. Los datos podrían ser relativizados si en el juego hubiésemos observado un progreso en relación con lo mostrado por su antecesor, el uruguayo Martin Lasarte.

Pero la realidad indica que el equipo está estancado. La selección sigue careciendo de funcionamiento, más allá de alguna tibia mejora observada en el último amistoso ante Eslovaquia en noviembre pasado. Poquito. Tras dos fracasos consecutivos en clasificatorias, esperábamos un entrenador que trajera cambios radicales o revolucionarios, pero la realidad es que Berizzo ha terminado por recurrir a los mismos de siempre.

No hay señales de la esperada renovación. El mejor ejemplo es la última lista de convocados para el próximo duelo amistoso con Paraguay. Chile aparece como la selección más veterana de Sudamérica, con un promedio de edad de 29 años y es la segunda más veterana del continente después de Bolivia.

Desde su primer partido a cargo en junio del año pasado, el técnico prácticamente ha sido incapaz de encontrar rostros nuevos. Es cierto que no todos los males son de responsabilidad del entrenador. Mal que mal la selección es fiel reflejo de todo el fútbol chileno, inmersa en una de sus peores crisis en décadas. Deportiva, económica e institucional.

La Roja parece estar abandonada a su propia suerte. Tras la salida de Francis Cagigao como director deportivo de la Federación, su cargo quedó vacante. El Presidente de la ANFP Pablo Milad ha brillado por su ausencia, como queriendo mantenerse alejado de una bomba que está a punto de explotar. La falta de gestión del dirigente roza la negligencia. Para esta fecha FIFA la selección debió jugar dos partidos, porque lo que más necesita son oportunidades para mejorar su funcionamiento. La directiva fue incapaz de conseguir un segundo rival y achacó al propio técnico la responsabilidad, señalando que había sido él quien solicitó apenas un partido para tener más días de entrenamientos.

Sencillamente Inverosímil. En este escenario el partido ante los paraguayos parece definitivo para resolver la suerte del seleccionador. De alguna manera lo dejó entrever el gerente deportivo Rodrigo Robles, quien hace algunos días recalcó la necesidad de un triunfo ante los guaraníes. Lo expresó también Gary Medel, quien dijo que el grupo esperaba la continuidad de Berizzo, reconociendo el murmullo que hay en el ambiente.

La selección necesita con urgencia un triunfo, y mostrar algo más sólido para seguir creyendo en el proceso. El tiempo apremia. Las clasificatorias comenzarán en Septiembre, por lo que habrían cinco meses en el que eventualmente podría buscarse un reemplazo en caso de que el actual proyecto naufrague antes de zarpar. El problema es que la decisión está en manos de los mismos dirigentes cuya escasa capacidad ya conocemos. El cóctel es peligroso, alarmante. Ya no hay margen de error. Se habla tras bambalinas, en los pasillos de la ANFP en Quilín: el partido ante Paraguay es clave para la continuidad de Eduardo Berizzo. Una verdadera final que no entrega puntos pero si algo de crédito para que el proceso se mantenga con vida y salga de la UTI. Es ahora o nunca.