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Temporada de llanto

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POR Matias Bobadilla |

Aunque por distintas razones, en Colo Colo, la “U” y la UC ha confluido un elemento en el final de la temporada. “Es el tiempo en que los partidos también se juegan fuera de la cancha”, escribe Fernando A. Tapia.

Son estas las últimas semanas de competencia en el fútbol de la Primera División. Llegó la hora de las definiciones, de la resolución del campeonato, el momento de conocer al campeón, los clasificados a copas y los que perderán la categoría.

Tanto arriba como abajo la batalla está abierta, con la excepción de Wanderers que ya conoce su suerte y el próximo año deberá jugar en la Primera B. Fueron meses de puro sufrimiento para los fanáticos del equipo del puerto, que en los últimos partidos simplemente se mostraron resignados ante un campaña paupérrima y un desorden directivo monumental que incluso provocó el regreso de Reinaldo Sánchez a la presidencia, con sus prácticas añejas de por medio. En Valparaíso fueron soltando las lágrimas de a poco, partido a partido, hasta llegar a este momento donde lo que seguramente seguirá aflorando es la rabia de una hinchada que se resiste a ver a uno de los clubes con más seguidores en el país fuera de la competencia de honor.

Pero quedan todavía muchas cosas por resolverse, y hay clubes que seguirán luchando por sus objetivos hasta la última fecha. Entramos, por ende, a la temporada del llanto, que no dice relación exactamente con los sentimientos que afloran entre los hinchas tras una gran alegría o un rotundo fracaso. No. Es el tiempo en que los partidos también se juegan fuera de la cancha, donde jugadores, técnicos y dirigentes se muestran menos discretos, juiciosos y prudentes a la hora de lanzar una declaración que tiene por objeto echar presión sobre la organización.

Todo vale, desde presionar por la programación, por los arbitrajes, hasta en los tribunales disciplinarios. Cada detalle puede ser determinante, y el partido que se juega a través de los medios de comunicación o incluso las redes sociales con el afán de influir en esos aspectos extra futbolísticos también cuentan. En este sentido, los equipos grandes tienen una gran ventaja. Su caja de resonancia apabulla al resto. Y condicionan las opiniones de sus propios seguidores que hoy, con capacidad real de expresarse, se transforman en un arma directa para fortalecer y empujar esa presión. En este sentido el llanto tiene un efecto multiplicador, lo que lo hace muchas veces insoportable para quienes intentan un análisis más objetivo y sereno de las situaciones en un deporte donde, precisamente, la discusión y la polémica son parte intrínseca de su existencia.

La controversia no es el problema sino su exaltación para sacar provecho. Por eso, es importante derribar algunos mitos o al menos aterrizarlos. En las últimas semanas el técnico de Colo Colo, Gustavo Quinteros, declaró que el título no lo ganará el equipo que haga mayores merecimientos sino el que tenga más suerte con los contactos estrechos. En rigor su equipo ha regalado seis puntos debido a que debió afrontar dos partidos con planteles juveniles a partir de resoluciones de la autoridad sanitaria. Es verdad que en condiciones normales esto es una tergiversación del espíritu de la competencia, pero desde marzo del año pasado, en momentos en que la pandemia llegó incluso a paralizar el fútbol, las reglas quedaron claras.

El problema ha sido los criterios zigzagueantes de los responsables de aplicarlos. Esto es, no se suspenderán partidos por contagios o contactos estrechos, salvo que la situación sea de fuerza mayor, como por ejemplo no tener al menos siete jugadores a disposición. Quinteros, un técnico de experiencia, sabe que eso estaba escrito; de hecho un médico de Colo Colo participó en la redacción de los protocolos para darle continuidad al campeonato. Y en postura, era que no, fue respaldado por el presidente de Blanco y Nengro, Edmundo Valladares. Protocolos sanitarios que el plantel albo no cumplió al menos dos veces y que, de buena fuente, implicaron un duro mea culpa en su interna. Por eso es más fácil y productivo culpar al resto, porque a esta altura asumir el error no da réditos en un torneo que se resolverá por detalles y que premiará al club que no solo haga bien las cosas dentro de la cancha sino que también al que sea más responsable.

Hace rato que los protagonistas debieron asumir que este no es un campeonato normal, y que seguir las normas sanitarias también se puede traducir en puntos. Pero claro, al decir Quinteros que el torneo ya está tergiversado, le permitió meter presión hacia todos los entes resolutivos en probables futuras decisiones. Días después de la mencionada declaración del técnico albo, un error arbitral lo favoreció. Un penal para Curicó quedó sin sanción, con la insólita complicidad del VAR.

Obvio, una casualidad se podría decir, pero bien vale recordar el tango “Cambalache” escrito por Enrique Santos Discépolo en 1934: “El que no llora, no mama y el que no afana es un gil”, dice en su frase celebérrima. Esto también corre para el mundo UC, que, tras el polémico partido ante Wanderers, en el que resultaron expulsados Germán Lanaro y Fernando Zampedri, ocasionaron una avalancha de críticas apuntando hacia una supuesta campaña por bajarlos y favorecer a Colo Colo en la recta final del torneo.

Es cierto que no hay que tomar muy en cuenta lo que se dice en redes sociales, especialmente aquello que expresan hinchas que, por definición, se mueven especialmente por la pasión y no por la razón. Pero habrá que decirles que difícilmente desde la ANFP podría haber algún interés por perjudicarlos, considerando que el presidente de Cruzados, Juan Tagle, fue uno de los principales promotores de la actual directiva que encabeza Milad. No existen argumentos políticos para pensar que desde la dirigencia del fútbol se intente torpedear la campaña de una institución considerada un aliado estratégico para los que hoy dirigen el fútbol desde Quilín. Pero tampoco hay pruebas para afirmar que por ello se les intente favorecer.

¿Y la “U”? Bueno, caso aparte. Precisamente la ausencia de sus dirigentes permite que hoy cometer errores contra los azules no tiene mayores costos. Aquí el fenómeno es al revés. Por algo recién ahora se observa una tibia respuesta de sus muda directiva, la que más bien tiene por objeto el tratar de enfrentar las sospechas que hay detrás de los nuevos propietarios y que provocaron una dura y firme carta del rector de la Universidad de Chile. Aquí si sus hinchas tienen motivos para llorar, por la campaña que los tiene al borde del descenso y por la ausencia de transparencia en los objetivos de los nuevos propietarios.

Fernando A. Tapia participa en Pauta de Juego, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 12:30 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en PAUTA.cl.