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Todos contra todos

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POR Andres Sepúlveda |

“La FIFA deberá responder a la solicitud de Conmebol, y enfrentar la furia de los clubes europeos”, dice Fernando A. Tapia: “El mensaje desde Sudamérica es claro y contundente”.

Se reunieron, como de costumbre, en un hotel exclusivo. Fue esta semana en Santiago. Sin hacer mucho ruido, y como queriendo no alertar mucho a los medios de comunicación, los presidentes de las diez Federaciones de Fútbol Sudamericano, sostuvieron un encuentro en el que adoptaron una decisión clave.

El Consejo de la Conmebol, de manera unánime, elevó una solicitud a la FIFA para que en las próximas clasificatorias mundialistas se mantenga en el continente el actual formato de competencia, es decir, todos contra todos, en partidos de ida y vuelta, que se completan en 18 jornadas. Esto pensando en el mundial del 2026 a realizarse conjuntamente en Estados Unidos, México y Canadá y que tendrá un aumento importante de cupos para la fase final: por primera vez 48 selecciones tomarán parte de la cita planetaria.

Para Sudamérica esto significará que de cuatro pasajes directos más uno al repechaje, se pasará a que seis países clasificarán automáticamente y un séptimo podrá disputar una repesca. Es decir, el continente podría tener hasta un 70% de representación en la próxima Copa del Mundo. Quizás, ahora sí, Kilyan Mbappé tenga razón. Con esta ecuación, la clasificatoria Sudamericana será una de las más fáciles del mundo.

Para los países que queden afuera será un rotundo fracaso. Habrá que jugar muy mal para no alcanzar alguno de los generosos cupos que desde ahora se le entregarán a nuestra Confederación. Los Presidentes de las Federaciones que componen la Conmebol tuvieron para su análisis una propuesta de cambio, que contemplaba una competencia en dos grupos, y que hacía más atractiva la carrera al mundial. Al menos la emoción podía mantenerse hasta el final. No eran pocos los futbolistas que apoyaban un nuevo formato, especialmente aquellos que militan en clubes europeos, ya cansados con el tira y afloja al que son sometidos por las instituciones que pagan sus sueldos y que reclaman por la cantidad de viajes transcontinentales para las fechas clasificatorias, con altos costos por los tiempos empleados y el desgaste físico al que son sometidos cada vez que deben cruzar el Atlántico.

El aumento de cupos era una oportunidad para modificar el sistema de clasificatorias que alivianara la carga y, de paso, hiciera más competitiva la carrera. Pero había un aspecto muy importante que esta idea subestimó: el poder e influencia de los dueños de los derechos televisivos de las clasificatorias. Porque, de haber aceptado la propuesta de jugar en dos grupos, la cantidad de partidos se reducía ostensiblemente, a lo que había que sumar la pérdida económica por las recaudaciones. La decisión de los presidentes de las federaciones del fútbol Sudamericano nunca fue deportiva, sino que exclusivamente económica. Pesó además que en varios países ya hay firmados acuerdos de transmisión para las próximas clasificatorias, en contratos que expresamente establecen la disputa de 9 partidos de local y 9 de visita. Desarmar esto es claramente muy difícil. Por eso no extrañó el “acuerdo unánime” al que llegó el consejo de Conmebol en Santiago, donde Pablo Milad, en su condición de anfitrión, reconoció abiertamente que los aspectos comerciales fueron determinantes para proponer la mantención del actual sistema de clasificatorias, el de todos contra todos.

El problema lo seguirán teniendo los futbolistas que actúan en Europa, y el hincha que será sometido a una larga y tediosa competencia, donde seguramente a medio andar selecciones que son potencias como Brasil y Argentina habrán asegurado su pasaje mucho antes del término de las 18 fechas, afectando la competitividad y el entusiasmo por los partidos finales. Hace mucho rato que el negocio le ganó al fútbol. Para los dirigentes la prioridad está en la recaudación y en no descuidar a los patrocinadores. Que el espectáculo sea atractivo o que los jugadores no sean sometidos a una alta carga de partidos y largos viajes es totalmente secundario. A estos últimos se les vuelve a pedir un esfuerzo para que aporten con su presencia a la supervivencia de las finanzas de las Federaciones. En el caso de Chile, la desvalorización de la selección, producto de sus dos eliminaciones mundialistas consecutivas, del desgaste de la generación dorada y el lento proceso de renovación, ya provocó una disminución considerable en el precio de los derechos televisivos para la próxima carrera a la Copa del Mundo. En este contexto, reducir las cantidad de partidos, podría ser letal para una Federación con finanzas en rojo.

La FIFA deberá responder a la solicitud de Conmebol, y enfrentar la furia de los clubes europeos. Pero el mensaje desde Sudamérica es claro y contundente. Objetivamente el nuevo técnico de la selección Chilena, Eduardo Berizzo, tendrá una tarea más fácil que sus antecesores para llegar al mundial. Aunque con un arma de doble filo, porque quedar fuera, no alcanzando alguno de los seis cupos y medio que habrán disponibles, lo deja expuesto a un bochorno de proporciones.

Fernando A. Tapia participa en Pauta de Juego, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 12:30 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en PAUTA.cl.