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Columna de Fernando Tapia: “Un divorcio consensuado”

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PSG / PAUTA
POR Andres Sepúlveda |

“Ahora aparece Arabia Saudita como posible destino de Messi. No sería extraño que ese Estado árabe quiera replicar el modelo de Qatar”, dice Fernando A. Tapia.

Lionel Messi vive sus últimos días en Paris. Una estación a la que arribó en Agosto de 2021 en medio de una gran expectativa mundial, tras haber dejado el equipo de su vida, el Barcelona, para sumarse al proyecto del PSG, un club que ha estado financiado por Qatar, y que por esos días buscó la figura del crack argentino para consolidar su proyecto de marketing y publicidad con el que promovió su mundial, el más cuestionado de la historia, y acallar las críticas por la forma en la que consiguió la sede de la Copa del Mundo de 2022.

Messi dejó el Barcelona, anticipándose a la crisis deportiva, económica y judicial por la que hoy atraviesa el club catalán, y buscó en el PSG una opción de mantener en alto su carrera, acompañado de buenos réditos económicos y, sobre todo, creyendo que allí podría seguir ganando títulos internacionales en Europa en compañía de otras estrellas como Mbappé y Neymar. La apuesta le resultó a medias, quedando pendiente haber alcanzado la Champions League con el club Parisino. Ésta fue la promesa incumplida con los hinchas del PSG, que han visto cómo el sueño europeo con este tridente bien podría calificarse como un fracaso, comparable al de los “galácticos” del Real Madrid que a comienzos de los 2000 vieron frustrado el objetivo de alcanzar el máximo trofeo de clubes en Europa a pesar de contar en sus filas con figuras de la talla de Ronaldo, Zidane, Figo y Beckham.

Más allá del incómodo cruce de los últimos días entre Messi y los dirigentes del PSG, por el viaje no autorizado del futbolista a Arabia Saudita y su ausencia a dos entrenamientos, se podría decir que entre ambas partes no quedarán cuentas pendientes. Al menos cuando se den la mano en privado.

Messi fue a Paris, tuvo un equipo competitivo, ganó títulos en Francia, elevó su estatus económico y aunque no ganó la Champions, pudo mantenerse en buen nivel, lo que le permitió alcanzar su sueño máximo: nada menos que el título del mundo con la selección de Argentina.

Por su parte, el PSG se transformó en un equipo que provocó el interés planetario, incrementando sustantivamente los ingresos publicitarios y, su verdadero dueño, el Fondo de Inversión Deportivo de Qatar, tuvo al mejor jugador del mundo en el año previo a la máxima cita del fútbol, como el principal rostro de su campaña de promoción del famoso mundial disputado entre noviembre y diciembre pasados. Para Messi el ciclo está terminado, y legítimamente busca ahora la que seguramente será la última estación antes del retiro.

Ya comunicó su decisión de no renovar. Los dirigentes del PSG están obligados a mostrarse públicamente molestos, porque es la forma de apaciguar un poco la decepción de los hinchas, pero internamente respiran aliviados porque son conscientes que el proyecto armado desde el 2010 en adelante, con una danza de millones de dólares utilizados en contratación de grandes figuras, tiene que poco a poco a ser desarmado, una vez que esa inversión ya cumplió su principal propósito: el mundial de Qatar ya es historia.

Es probable que ambas partes se digan cosas a través de la prensa, pero la verdad es que se trata de un divorcio consensuado. Ahora aparece Arabia Saudita como posible destino de Messi. No sería extraño que ese Estado árabe quiera replicar el modelo de Qatar. Ya fichó a Messi como promotor del turismo en ese país, con un contrato multimillonario que extraoficialmente alcanza poco más de 8 millones de dólares anuales.

Según medios europeos, el famoso viaje de la controversia habría servido para cerrar un acuerdo con el club Al Hilal, que le habría ofrecido al futbolista un contrato de 300 millones de euros por temporada. La información fue desmentida por Jorge Messi, padre y representante del jugador. Pero la idea no es descabellada. Arabia Saudita, a través de su fondo público de inversión, bien podría pagar esa millonaria cifra con tal de conseguir al astro argentino para promover su próximo objetivo: el Mundial de fútbol de 2030. Sí, el mismo al que aspira organizar Sudamérica. Dicen que el dinero lo puede todo.