López Obrador arrasa en un México cansado de la corrupción y la violencia
El presidente electo obtuvo la mayoría absoluta y prometió liderar la cuarta transformación de México.
Hay un concepto que se repite en los medios cada vez que se habla del ganador de las elecciones mexicanas: “salvador”. Sus seguidores lo ven como tal, sus opositores usan la palabra para reforzar la idea de que es un megalómano. El “mesías tropical”, lo llama el historiador mexicano Enrique Krauze. “Comparado con Chávez hasta la saciedad, el López Obrador de 2018 solo comparte con el expresidente el culto a sí mismo y su convicción de que solo ellos pueden salvar al país”, escribe Javier Lafuente en El País.
“No apostamos a construir una dictadura, ni abierta ni encubierta”, dijo López Obrador en su breve discurso de triunfo. “Habrá libertad empresarial, de expresión, de asociación y de creencias […]. Escucharemos a todos, atenderemos a todos, respetaremos a todos, pero daremos preferencia a los más humildes y olvidados, en especial, a los pueblos indígenas”.
Con un 45% de los votos escrutados, López Obrador no solo habría obtenido la mayoría absoluta, sino que tendría una ventaja de más de 30 puntos con su rival más cercano, Ricardo Anaya (quien reconoció su derrota poco más de dos horas después del cierre de gran parte de las urnas). Además, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el partido del presidente electo, estaría obteniendo más de un 70% de los escaños en la Cámara de Diputados.
Andrés Manuel López Obrador es un líder social, originario de Tabasco. En ese estado inició su vida política como integrante del PRI (partido del que se retiró a fines de la década de 1980), trabajando por los indígenas chontales. Ha sido tres veces candidato a la presidencia (en 2006 perdió por un estrecho margen) y esta vez supo aprovechar el descontento de los más de 89 millones de electores con los políticos tradicionales.
Más allá de las dudas que puede haber sobre cómo gobernará López Obrador, los mexicanos tenían buenas razones para votar en masa por una opción distinta al PRI y el PAN, los partidos que se han alternado en el poder desde hace décadas. La corrupción en todos los estratos del Estado y un nivel de violencia equivalente al de un país en guerra civil han hastiado a la ciudadanía. En este escenario, López Obrador se presentaba como una alternativa atípica, lo opuesto a las autoridades estatales que han perdido la confianza del electorado: “Es el primer político que sale del patrón de los liderazgos que hemos tenido en las últimas generaciones, que ha sido básicamente el de funcionarios públicos, burócratas, funcionarios de partido, líderes parlamentarios que han sido criados en esta cuna de disciplina, de lealtades, de reglas”, explicó a La Tercera el historiador mexicano Jesús Silva-Herzog Márquez.
El sucesor de Peña Nieto triunfó con la promesa de eliminar la corrupción y brindar paz a su país. Para esto, presentó una batería de propuestas entre las que destacan crear una Guardia Nacional, coordinar los cuerpos de seguridad de los distintos niveles de gobierno, reinstaurar la Secretaría de Seguridad Pública, eliminar gradualmente la participación de las Fuerzas Armadas en seguridad interna y otorgar una amnistía a quienes, por necesidad o por amenazas, han colaborado con el narcotráfico.
La paz en México, una de las tareas más complejas, estará a cargo del secretario de Seguridad Pública. Y López Obrador ya anunció quién liderará la cartera: Alfonso Durazo, doctor en políticas públicas, exdiputado federal y colaborador del presidente electo desde 2006.
El proyecto del presidente electo, sin embargo, va más allá de los desafíos a corto y mediano plazo: López Obrador ha prometido liderar la cuarta transformación de México a través de un programa basado en la lucha contra las desigualdades sociales.
El abrumador triunfo de Morena -el partido de López Obrador- significa un duro golpe para el PRI y el PAN, que han gobernado México por 89 años.
[Fe de erratas: originalmente, esta nota decía “El abrumador triunfo de Morena -el partido de López Obrador- significa un duro golpe para el PRI, que, exceptuando 12 años de alternancia con el PAN, ha gobernado México por 89 años”. Hemos corregido el dato ya que era incorrecto.]