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El impacto en las calles de esos pequeños vehículos eléctricos

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MARIO DÁVILA HERNÁNDEZ/AGENCIAUNO
POR Barbara Campos |

El número de monopatines eléctricos no para de crecer. Esto escapa del contexto nacional y tiene a miles en el mundo preguntándose: ¿por dónde deberían transitar?

El 29 de marzo el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, publicó a través de su cuenta de Twitter un video en el cual se podía apreciar un accidente entre un peatón y un usuario de scooter eléctrico en plena vereda.

Cifras de la Asociación Chilena de Seguridad, divulgadas por Qué Pasa, mostró que los accidentes de traslado relacionados con vehículos motorizados de dos ruedas se incrementaron en 27% en el trimestre móvil diciembre 2018-febrero 2019 cuando se compara con igual período del año anterior.

“A nosotros nos gusta pensar que somos una empresa de transporte público. Esa es la manera que tenemos de operar”, comenta Gonzalo Cortés, director de Expansión en Latinoamérica de Scoot, una de las cuatro empresas de monopatines eléctricos compartidos que funciona actualmente en Chile.

El mensaje de Cortés es claro: por fácil, lúdico y entretenido que sea su uso, los scooters no son un juguete. Son un vehículo de transporte. 

En su mensaje por Twitter, el alcalde Lavín subrayó que las veredas no son el lugar de tránsito de estos ciclos. 

“Este es un fenoméno que floreció en Las Condes, La Reina, Vitacura y Ciudad Empresarial en Huechuraba, donde aparecieron de un día para otro miles de monopatines eléctricos o scooters. Lo interesante es que este fenómeno se está dando en simultáneo en grandes cuidades del mundo al mismo tiempo […] Todas estas ciudades tienen el mismo dilema: ¿Por dónde tienen que andar estos scooters y cómo hacemos para que la gente los utilice bien?”, plantea el decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Desarrollo, Pablo Allard, en Un día perfecto

Aventurarse en Santiago

Al igual que otros servicios móviles como We Smart Park y Mobike, Scoot decidió comenzar sus operaciones en América Latina partiendo por la capital de Chile.   

En octubre del año pasado iniciaron su plan piloto en el barrio El Golf, en Las Condes, con una flota de 500 monopatines. Actualmente ya tienen más de mil vehículos eléctricos recorriendo las calles de La Reina, Vitacura y Las Condes.

Según Cortés, la motivación de Scoot por llegar a Santiago radica en la falta de alternativas que existe a la hora de movilizarse. “En Santiago estaba la oportunidad de llegar y tener un impacto real en la ciudad a través de esta flota de vehículos eléctricos sobre todo en el tramo de viajes cortos”, comenta.

Los últimos informes entregados por la Secretaria de Planificación de Transporte (Sectra) indican que en el Gran Santiago la cantidad de viajes realizados diariamente supera los 18 millones. Gonzalo Cortés señala que un alto porcentaje de estos corresponde a trayectos que no superan los cinco kilómetros, justo el segmento al que apunta Scoot.  

Panorama global

Juan Pablo Garnham, periodista de CityLab y panelista de Voces de la Gran Ciudad, señala que el fenómeno scooter ha trascendido mucho más allá de las barreras nacionales. La irrupción de estos nuevos modos se ha percibido en distintas ciudades alrededor del globo. Según él mismo narra, en ciudades como Austin, Texas, muchas personas transitan en sus ciclos por las veredas, a pesar de que incluso en las mismas aplicaciones móviles se recuerda a los usuarios que “su lugar es la calle”.

Resulta imprescindible recordar, plantea, que los scooters, al igual que todo medio de transporte, conlleva sus riesgos. Alcanzan velocidades bastante altas e incluso se perciben más inestables que las mismas bicicletas.

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“Lo que ha pasado aquí es que esta ha sido una llegada tan masiva, y tan rápida, que obviamente ha llamado la atención y obviamente genera sus críticas de parte de la gente que no los usa”, explica Garnham en relación con el revuelo que ha causado la explosiva entrada de estos modos.

Uno de los primeros competidores de este rubro en Chile fue Lime. En Pauta Bloomberg, el gerente general de Lima en Sudamérica, Lorenzo Mayol, planteaba ya en noviembre de 2018 que si no hay ciclovías, el monopatín debía usarse al lado derecha de la calzada. Por lo tanto, las normas son bastante conocidas. “No puedes usarlo en la vereda”, dijo Mayol.

Siempre puede bajarse

Uno de los casos más emblemáticos que ha dejado la llegada de los monopatines fue el de un joven de 24 años en Dallas que, volviendo del trabajo, se cayó del scooter y murió en el impacto.

Pero un gran porcentaje de los accidentes producidos en scooters tienen una raíz en común. Según un estudio realizado por el Centro Médico de la Universidad de San Diego, casi la mitad de los lesionados en monopatines eléctricos en el ultimo año estaban ebrios al momento del accidente, y que el 98% no estaba usando cascos.  

Estos modos “necesitan regulaciones, eso nadie lo discute, y los usuarios tienen que ser responsables de la misma manera como un ciclista tiene que ser responsable o como un peatón tiene que ser responsable y como un conductor de auto también”, señala Garnham.

En Santiago, algunas empresas ya son conscientes de esta posibilidad. Por ejemplo, en caso de producirse un accidente, Scoot cuenta con un seguro que cubre tanto al usuario de la aplicación como al peatón que pudiera verse afectado en caso de estar involucrado.

“Tenemos que entender que estos ciclos, que tienen motores eléctricos y van a más de 20 kilómetros por hora, no pueden andar por la vereda”, refueza Allard. Para quienes critican lo peligroso que puede ser circular con estos ciclos por la calle, el experto reitera la importancia de usar casco y entrega recomendaciones a los usuarios: “Circular siempre por la calle, evitar las grandes avenidas si no tienen ciclovía, y transitar por calles interiores”, dice. Y si no hubiera vías, muy simple: el conductor siempre puede bajarse y caminar con el vehículo al lado en los pasos de cebra o cuando deba conectar entre una ciclovía y otra.