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Cómo funcionaría el impuesto global corporativo acordado en el G7

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Gobierno del Reino Unido
POR Carmen Coloma |

La tasa de al menos 15% abre una discusión mayor entre las economías y surgen dudas sobre su aplicación. La tarea más difícil la tiene EE. UU.

Esta semana, en Inglaterra, se celebrará la cumbre de líderes del del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido). En esta ocasión tratará, como asunto prioritario, una propuesta de tributo mínimo global acordado por los ministros de Finanzas del mismo bloque. Se trata de reformar las reglas fiscales con un impuesto global corporativo de al menos 15%. La iniciativa apunta a que las multinacionales, especialmente las grandes corporaciones tecnológicas, paguen impuestos en el lugar donde generan sus beneficios.

Se calcula que los recursos provenientes de estas medidas podrían llegar tan alto como a US$ 200 mil millones provenientes de multinacionales y plataformas tecnológicas, que han privilegiado jurisdicciones con tratamientos tributarios más favorables. Si se concreta la idea, obligará a dichas empresas que declaran como base países donde optimizan con menores tributos, a compensar con el pago del monto que faltó para llegar al 15% a otros países. Lo que se plantea es que, cuando las multinacionales tengan márgenes de ganancias superiores al 10%, al menos un quinto de los impuestos deberán ser pagados en el lugar donde estas ganancias fueron obtenidas.

En Primera Pauta, de Radio PAUTA, John Müller aclaró que esta concesión requiere de varias cosas. En primer lugar, Estados Unidos quiere que aquellos países que han dictado “tasas Google”, como Francia, España o Italia, las quiten o al menos cobren solo a las 100 empresas multinacionales más grandes del mundo. “Esto va a ser un lío, porque hay muchos países ansiosos por aprobar tasas digitales”, dijo el analista.

Cómo se pagará

Müller agregó que otras de las cosas por determinar es decidir cómo se van a definir las tasas imponibles sobre las cuales tributar. “Un país puede decir: yo tengo mis impuestos corporativos al 15%, que es el mínimo global mundial, pero luego darle exenciones fiscales a esa empresa y así rebajar lo que a final viene a ser la tasa real. El tema todavía tiene una complejidad creciente y va a tardar en salir adelante”, señaló.

Por otra parte, el editor general de PAUTA, Eduardo Olivares, planteó en Pauta de Negocios, de Radio PAUTA, dos inconvenientes que se están trazando en el marco de esta legislación. Primero, cuál va a ser el primer país en dar el paso y comenzar a imponer la nueva tributación,  y segundo,  cuál va a ser el que empiece con “innovaciones” de beneficios y exenciones que, de alguna manera, generen que “ese 15% sea fulminado con distintos agujeros fiscales”.

A su vez, Eduardo Olivares advirtió que el principal país que tenía que dar el vamos era Estados Unidos, el que en un principio propuso un impuesto del 21%, y que hoy en día debe sostener una batalla interna para sacar adelante la propuesta. Para modificar tratados tributarios, el presidente Joe Biden necesita el apoyo de al menos 10 senadores opositores para llegar a los 60 votos necesarios. “Eso va a requerir que Biden tenga que ir a convencer no solo a los demócratas a quienes no les entusiasma mucho este tema, sino también a 10 republicanos. Y esa tarea se ve bastante compleja”, dijo el editor de PAUTA.

“Una de las cuestiones que me parece más llamativa es la ruptura del vínculo entre la democracia y el tributo”, señaló John Müller. “El impuesto es parte del concepto de ciudadanía moderna […]. Empezar a llegar a estos acuerdos globales me parece que rompe lo que es la circunscripción política de un país, que es la que debe definir el nivel de impuestos y quiénes lo pagan”, añadió el analista internacional.

Revise el comentario completo de John Müller en Primera Pauta