EE.UU. recolecta ADN de más de 133 mil niños migrantes y los registra en base criminal del FBI
El Departamento de Justicia argumentó que esto permite evaluar el peligro que un migrante podría representar para la sociedad, y de esta manera resolver delitos que puedan cometerse en el futuro.
El gobierno de Estados Unidos ha recolectado muestras de ADN de más de 133.000 niños y adolescentes migrantes —incluido un niño 4 años— y ha ingresado sus perfiles genéticos en una base de datos nacional utilizada para rastrear a criminales peligrosos.
Así lo revelan documentos oficiales analizados por la revista Wired, que exponen la escala y profundidad de un controvertido programa de vigilancia biométrica liderado por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
Esta práctica, que se aceleró bajo la administración Biden, implica que el ADN de miles de menores —algunos en edad preescolar— ahora forman parte del Sistema Combinado de Índice de ADN (CODIS), gestionado por el FBI, que es utilizada por agencias policiales locales, estatales y federales analizar el material genético recolectado en escenas de crímenes con el fin de identificar sospechosos.
El Departamento de Justicia argumentó que la extensa recolección de ADN en la frontera permite evaluar el peligro que un migrante podría representar para la sociedad, y de esta manera resolver delitos que puedan cometerse en el futuro.
Según el mismo medio citado, especialistas advierten que las muestras genéticas recolectadas a menores puedan almacenarse de forma indefinida, por lo que temen que sin las medidas de seguridad adecuada, el ADN pueda utilizarse para fines de vigilancia más amplios.
Vera Eidelman, abogada sénior del Proyecto de Expresión, Privacidad y Tecnología de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) afirma que “me resulta imposible encontrar una razón para recolectar el ADN de una niña de 4 años y subirlo a una base de datos que se supone que trata explícitamente sobre actividades delictivas”.
Aunque el gobierno insiste en que las muestras solo se usan para identificar personas en casos penales, la falta de límites claros, la posibilidad de reinterpretar las políticas y la sensibilidad del material genético en bruto despiertan serias preocupaciones sobre el futuro de estos datos y de quienes están siendo vigilados desde la infancia.