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WeWork retira oficialmente su intención de abrirse a bolsa

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Bloomberg
POR Maria del |

La decisión obligaría a la empresa basada en Nueva York a buscar nuevas fuentes de financiamiento para mantener su actual funcionamiento.

WeWork retiró formalmente el prospecto para su oferta pública inicial, lo que pone fin a un esfuerzo fallido de recaudación de fondos que le costó a un alto ejecutivo su trabajo. La derrota urge a WeWork a encontrar nuevas fuentes de capital para mantener las luces encendidas.

La compañía con sede en Nueva York tenía una fecha límite para completar una salida a bolsa exitosa para fin de año con el fin de obtener un préstamo de US$ 6.000 millones, además de al menos US$ 3.000 millones en capital que WeWork habría recaudado en la OPI. Ahora que WeWork empieza a quedarse sin efectivo, sus dos codirectores ejecutivos, quienes reemplazaron al cofundador Adam Neumann la semana pasada, están sopesando posibles recortes de personal y desinversiones.

WeWork también está en conversaciones con bancos de inversión sobre un nuevo préstamo de US$ 3.000 millones, que también dependería de la venta de una cantidad sustancial de capital nuevo, dijeron personas familiarizadas con el asunto la semana pasada. Una fuente probable de esa infusión de capital es SoftBank Group Corp., el mayor inversionista en WeWork.

Los bonos de WeWork cayeron a un mínimo histórico el lunes, después de que la compañía informara que se retiraría de la OPI.

“Esto pone una pausa oficial en nuestro proceso de convertirnos en una empresa pública”, dijeron los nuevos codirectores ejecutivos de la matriz de WeWork, We Co., Artie Minson y Sebastian Gunningham, en una nota al personal. “Tengan la seguridad de que WeWork se convertirá en una empresa pública, pero solo podemos hacer una OPI una vez y queremos hacerla bien”.

Modelo no comprobado

El retiro pone fin a un proceso turbulento que convirtió a una de las OPI más esperadas en una advertencia sobre la reticencia del mercado público a pagar por un modelo comercial no comprobado. Neumann renunció como director ejecutivo la semana pasada, después de las preocupaciones sobre el gobierno corporativo y el gasto agresivo del emprendimiento que pierde dinero. WeWork había tratado de ser valorada como una empresa de tecnología, aunque muchos inversionistas públicos la vieron como una acción inmobiliaria demasiado cara. La escala de este fracaso no tiene pares en el negocio de la tecnología desde al menos la burbuja de las puntocom, asegura Daniel Morgan, gerente senior de cartera en Synovus Trust Co.

“Nunca había visto algo así antes”, dice Morgan. “Esta es una OPI de tecnología de muy alto perfil que logró una gira de negocios y luego se estancó. WeWork tiene que comenzar a controlar la narrativa y mostrar un fuerte crecimiento de primera línea. También tienen que responder algunas preguntas: ¿cómo sostendrán el modelo? ¿Cómo están obteniendo el dinero? ¿Van a la quiebra? Si no puede conseguir efectivo, ¿qué es?”.

WeWork, que arrienda y posee espacios en edificios de oficinas y luego alquila escritorios y salas a sus clientes, ha recaudado más de US$ 12.000 millones desde su fundación hace nueve años y nunca ha obtenido ganancias. La compañía había estado apuntando a una venta de acciones de alrededor de US$ 3.500 millones en septiembre, dijeron personas familiarizadas con el asunto.

Adam Neumann

Pero los planes de OPI presentados en agosto se encontraron con una mala recepción. El director ejecutivo de Triton Research Inc., Rett Wallace, calificó el prospecto de la compañía como una “obra maestra de ofuscación”, y dijo que ocultaba los detalles clave necesarios para comprender la economía de su negocio.

SoftBank y sus filiales, que poseen una participación de 29% en la empresa de oficinas de alquiler, presionaron a WeWork para posponer la oferta de acciones, dijeron personas familiarizadas con el asunto. El conglomerado japonés ha invertido alrededor de US$ 10.700 millones en WeWork desde principios de 2017 y tiene dos puestos en la junta. Una ronda de financiación liderada por SoftBank a principios de este año valoró WeWork en US$ 47.000 millones, pero los asesores financieros habían dicho recientemente que probablemente solo obtendría aproximadamente una cuarta parte de eso.

El camino hacia una OPI dio un giro a la izquierda hace dos semanas, cuando la compañía dijo que retrasaría su salida a bolsa pero se comprometió a completar la oferta este año. La semana siguiente, Neumann enfrentó una creciente presión de los miembros de la junta y los inversionistas. Para el martes por la mañana, él y la junta habían acordado que renunciaría. Durante una conferencia telefónica, Neumann emitió su voto contra sí mismo, a sabiendas de que el resultado ya estaba determinado.

Perder el crédito

WeWork probablemente pospondrá la oferta hasta el próximo año, informó Bloomberg la semana pasada. El retraso deja de lado lo que se esperaba que fuera la segunda mayor OPI en Estados Unidos este año, después de la de Uber Technologies Inc. La línea de crédito por US$ 6.000 millones se cancelará si la OPI no ocurre este año, dijo una persona con conocimiento del asunto.

Después de haber perdido US$ 900 millones en el primer semestre de este año, WeWork planea vender tres negocios que adquirió en los últimos años, según personas familiarizadas con el asunto, así como un avión Gulfstream de US$ 60 millones que compró Neumann para usar en los negocios de la compañía. La compañía, que tiene más de 12.000 empleados, también está explorando recortes de empleos que serían miles, mientras los nuevos directores ejecutivos la preparan para otro intento de cotización en bolsa.

“Si bien esto puede parecer decepcionante, el equipo de liderazgo y nuestra junta han decidido dar un paso atrás para evaluar dónde estamos como empresa”, dijeron los directores ejecutivos en la nota interna el lunes. “Estos últimos meses no han sido fáciles, pero nuestro equipo ha sido increíblemente resistente. Ahora estamos enfocados en mejorar nuestro negocio principal: equilibrar la expansión con un enfoque en la rentabilidad”.