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Brasil admite tener un problema de deforestación y promete solucionarlo

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Bloomberg
POR Maria del |

Según informó recientemente el Instituto Nacional de Investigación Espacial, la deforestación de la Amazonía tuvo su mayor salto en más de una década.

Brasil está elaborando planes para reducir un aumento en la deforestación de la selva amazónica que provocó una protesta internacional, dijo el principal funcionario de seguridad del país. “Ya estamos preparando una política más fuerte para contener los incendios”, dijo el General Augusto Heleno Pereira, secretario de Seguridad Institucional del país, durante una entrevista en Brasilia, en un raro reconocimiento del problema. “Todos están convencidos de que debemos reforzar la aplicación”, agregó, refiriéndose a los agricultores que incendiaron tierras agrícolas para mejorar la productividad.

El gobierno del presidente Jair Bolsonaro necesita crear conciencia entre los agricultores sobre el daño causado por la deforestación y encontrar alternativas a sus actividades ilegales, pero rentables, agregó.

La política de Brasil hacia el Amazonas se convirtió en el centro de atención este año, después de que un fuerte aumento de los incendios provocara la preocupación internacional de que la administración Bolsonaro no estaba protegiendo la selva tropical. Los comentarios de Heleno llegaron dos días después de que el Instituto Nacional de Investigación Espacial, conocido como INPE, informara que un indicador clave de la deforestación de la Amazonía tuvo su mayor salto en más de una década. Bolsonaro ha minimizado repetidamente esos datos.

La imagen fue captada en agosto de este año en Candeias do Jamari, en la región de Porto Velho, Brasil.
Se redujo poco menos de 10.000 kilómetros cuadrados de la llamada Amazonía legal entre agosto de 2018 y julio de 2019, de acuerdo con el instituto. Es un salto de casi 30% respecto al periodo anterior de 12 meses, y marca el tercer avance más alto de deforestación desde que comenzó la serie en 1988.

“Por supuesto, los números pueden y deben mejorar”, dijo Heleno, quien supervisa las decisiones militares y de inteligencia del gobierno, así como la seguridad personal de Bolsonaro y su familia.

Práctica cultural

Los comentarios de Heleno hicieron eco de los del ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, quien el miércoles prometió reducir la deforestación, aunque sin proporcionar objetivos concretos. El mismo día, Bolsonaro dijo que incendiar la región es una práctica cultural y que no se puede hacer mucho al respecto.

Bolsonaro ha enfatizado repetidamente que la Amazonía pertenece a Brasil y que requiere desarrollo económico. En agosto despidió al director del INPE, Ricardo Galvao, por cifras preliminares del instituto que reflejaban un aumento de la tala en la región. El presidente también apoya la liberación de reservas indígenas y ambientales para la minería.

Sin duda, es imposible eliminar por completo la deforestación, dijo Heleno en la entrevista, argumentando que la Amazonía es tan grande que cualquier incendio puede expandirse fácilmente sin control. El general de cuatro estrellas, que alguna vez fue el jefe de las tropas de Naciones Unidas en Haití, señaló los desafíos en otros países, incluido Estados Unidos, donde los funcionarios no pueden evitar incendios anuales en California.

“Podemos crear medidas, ajustar las reglas, pero solo por el tamaño de la Amazonía, todo es complicado y costoso”, dijo Heleno.

Costo económico

Las imágenes de los incendios forestales atrajeron la atención mundial en agosto, y los líderes mundiales y las celebridades hablaron de la necesidad de proteger la Amazonía. El número de incendios aumentó en medio de un clima especialmente seco, aunque los críticos también dijeron que la culpa era de una política ambiental laxa.

La deforestación tiene un costo económico directo para Brasil. El Fondo Amazonas de 1.800 millones de reales (US$ 427 millones), creado para recaudar donaciones para combatir la deforestación, utiliza las cifras del INPE como referencia para determinar el desembolso de efectivo para proyectos de sostenibilidad en la región.

Tanto Noruega como Alemania, los dos principales contribuyentes del fondo, ya han suspendido sus contribuciones debido a las políticas ambientales del gobierno brasileño.

“No me preocupa que el Amazonas se queme”, dijo Heleno. “Tengo grandes aspiraciones para la Amazonía y el noreste: son el futuro de Brasil. Tenemos que centrarnos en esas dos regiones, que son fundamentales para que Brasil crezca”.