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Lapsus linguae

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PAUTA / Andrés Sepúlveda
POR Andres Sepúlveda |

Los errores de nuestros políticos cuando hablan dicen mucho más que lo que pensaba Freud sobre el inconsciente: hablar mal es un signo de que pensamos mal.

La Teoría Psicoanalítica no es una ciencia, pero qué duda cabe de que tiene intuiciones geniales sobre los humanos. Ella sostiene que los ‘lapsus linguae’ o errores al hablar son una proyección del inconsciente que dejan ver nuestros deseos, tendencias o sesgos ocultos. Sigmund Freud los analizó en su libro ‘Psicopatología de la vida cotidiana’ publicado en 1901. El intelectual vienés sostenía que el error en la expresión era una puerta hacia la mente que permitía descubrir los aspectos reprimidos de la voluntad del individuo.

La política, con la necesidad del disimulo o la discreción, brinda muchos ejemplos al respecto. Freud pone uno que toma precisamente de este ámbito, el de un presidente de una Cámara de Diputados que, inmutable, dijo: “Compruebo la presencia en el recinto de un número suficiente de señores diputados, y por tanto declaro cerrada la sesión”. Según Freud, de manera inconsciente, el político no quería abrir el debate, sino darlo por terminado.

La política chilena, con su enraizada costumbre de mantener un doble discurso, uno público y otro en privado, es una fuente permanente de ‘lapsus’ de este tipo. Este fin de semana, cacé dos en las entrevistas que nuestras autoridades suelen ofrecer a los diarios nacionales.

La primera fue del presidente Gabriel Boric al ‘Diario Financiero’. En una de sus respuestas dice: “En mi mundo ideal me hubiese gustado otro modelo más parecido al de la convención pasada, pero ese proceso fracasó y no sólo los 155 constituyentes, fracasamos como sociedad en eso y la sociedad rechazó ese proyecto…”.

¿Fracasamos como sociedad? Como se ve, la frase pierde todo sentido puesto que la misma sociedad que decidió rechazar el proyecto habría fracasado, cuando los que votaron Rechazo no se sienten así de ninguna manera. Como no es viable pensar que el presidente rechaza la regla de la mayoría, lo correcto era decir “fracasamos como sector político”, pero como le está echando agua a la leche del vaso de las responsabilidades, no quiso mencionar a su “sector político” para suavizar la expresión. En realidad, el fracaso fue solamente del sector que defendió el Apruebo y que lo sigue llevando en su nombre.

El otro error fue del ministro Giorgio Jackson en una entrevista en ‘La Tercera’. Dice Jackson: “Cuando el Presidente me pidió que asumiera un rol en el gabinete, en particular en la Secretaría General de la Presidencia, con un Congreso en minoría en ambas cámaras…”. Nuevamente estamos aquí ante un intento de embellecer una realidad que nos disgusta o contradice. El Congreso no está en minoría en ambas cámaras, el que está en minoría es el gobierno que no tiene garantías de que estén con él ni siquiera los diputados y senadores que dicen ser de los suyos. El Congreso está formado por dos cámaras, la de Diputados y el Senado, y el Congreso, como tal, no puede más que tener mayoría total y absolutísima en ambas cámaras.

Es sabido que en Chile hablamos mal. No sólo pronunciamos mal, modulamos poco y aspiramos las “h” y las “s” finales. Pero hay un problema mayor y es que construimos gramaticalmente mal, ponemos los adverbios como nos da la gana y transformamos en verbos los sustantivos y viceversa. Esto es un reflejo del desorden de nuestra forma de pensar. Desde que dejó de enseñarse latín, la gramática pasó a ser una rama maldita del conocimiento. Con lo fácil que es construir las frases con sujeto más verbo más predicado. Y punto.