Actualidad

Ecuador se suma a la inestabilidad

Imagen principal
Wikimedia Commons
POR Andres Sepúlveda |

El choque entre el Ejecutivo y el Legislativo en los regímenes presidenciales vuelve a hacerse notar en otra república americana.

La apuesta por la inestabilidad y el conflicto sigue sumando en nuestra región. Ahora es Ecuador el que ha entrado en la dinámica de las acusaciones constitucionales contra sus presidentes de la República que no hace más que enmascarar la confrontación entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo que se ha extendido por toda la región.

La oposición en la Asamblea Nacional ecuatoriana reiteró el viernes 10 que “la petición de juicio político (contra el presidente Guillermo Lasso) está en firme y será presentada a mediados de marzo”. La cámara ya aprobó el sábado 4 un informe elaborado por una comisión parlamentaria que acusa al jefe de Estado del presunto delito de atentar contra la seguridad del Estado y la administración pública. El texto recibió 104 votos de los 125 asambleístas presentes. Es un respaldo muy amplio para un informe que está plagado de inconsistencias. Según éste, Lasso estaba al tanto de las actividades de su cuñado Danilo Carrera y su amigo Rubén Cherres, quienes están sometidos a una investigación judicial por narcotráfico y corrupción, pero no habría denunciado el caso a la Justicia.

Muchas de las imputaciones están basadas en mensajes en Twitter de un periódico digital, cuyo autor se ha retractado. Pese a esto, los asambleístas insistieron en incluirlos en su texto acusatorio.

La acusación todavía tiene que superar muchas etapas una vez que sea presentada oficialmente. Una de ellas es el control de la Corte Constitucional que puede anularla si considera que las acusaciones no tienen fundamento. La otra es que Lasso consiga rearmar una coalición parlamentaria que le permita frenarla. El de Lasso es el único gobierno de derecha en la ribera del Pacífico de América.

La debilidad del presidente ecuatoriano en el Congreso es la causa última de la crisis. Lasso apenas cuenta con dos decenas de asambleístas fieles, los 12 del Movimiento Creo que reúne a conservadores y liberales, más un puñado de delegados independientes o de partidos pequeños. La fuerza mayoritaria en la cámara es Revolución Ciudadana (RC), la fuerza de izquierda que dirige desde su exilio el expresidente Rafael Correa y que cuenta con 47 diputados. Muy importante es el partido indigenista Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik que tiene 24 asambleístas.

Con todo, la fuerza clave es el Partido Social Cristiano (PSC), con 16 escaños, que abandonó a Lasso después de haberlo apoyado en el comienzo de su gestión. Su respaldo le permitía al presidente articular una mayoría o al menos una minoría de bloqueo (47 escaños) para la mayoría de las iniciativas.

Dice el profesor James Robinson, coautor de ‘¿Por qué fracasan los países?’ junto a Daron Acemoglu, que Iberoamérica “es más democrática que nunca” porque más ciudadanos están participando en los procesos electorales. Esto es cierto, pero explorar las razones que impulsan esa participación también es importante. La gente no está votando por amor a la ‘Rēs pūblica’ (cosa pública), sino impulsada por la polarización que produce el discurso de los miedos y odios de los populistas. Y en algunos casos, esa participación ha sido impulsada por cuestiones institucionales como el voto obligatorio en Chile. Centrarse exclusivamente en la participación o en la inclusividad y olvidar la necesidad de dotar de gobernabilidad a los países es una buena manera de dinamitar las instituciones.