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Columna de John Müller: “El acuerdo de la UE y Chile, un anclaje en las libertades”

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POR Equipo Radio Pauta |

La modernización del acuerdo, que el gobierno de Boric vio inicialmente con recelo, nos mantiene unidos a la democracia y el comercio.

Este miércoles 13 de diciembre se firmaron los pactos que actualizan el Acuerdo de Asociación que existe entre la Unión Europea y Chile desde 2003. El acto ha estado lleno de coincidencias, algunas de ellas buscadas, otras no. El documento se ha suscrito bajo la presidencia española de la Unión Europea, al igual que ocurrió hace 20 años con el tratado original. Entonces era jefe del gobierno español el ‘popular’ José María Aznar y presidente de Chile el socialista Ricardo Lagos. Se da la circunstancia de que hace veinte años, el actual canciller, Alberto van Klaveren, fue el negociador principal de aquel instrumento, cuya elaboración fue extraordinariamente laboriosa y compleja y supuso un hito para la diplomacia y la economía chilena.

Para la economía chilena fue un impulso, ya que el comercio entre Chile y la UE se duplicó en el curso de los 17 años siguientes. Para la diplomacia nacional supuso un desafío, ya que nunca se había intervenido en una negociación tan compleja. Recuerdo que los negociadores chilenos, llevados del ‘espíritu jaguar’ que nos caracterizaba en esa época, llegaron a Bruselas planteando un desarme arancelario total por ambas partes. Los europeos, educados por Pascal Lamy, unas de las personas que mejor conocía el comercio mundial, inmediatamente pidieron calma y buena letra. Con el paso de los días, los negociadores chilenos se dieron cuenta de que un desarme arancelario total hubiera arrasado con buena parte del aparato productivo de nuestro país.

Para quien le interese la historia de esa negociación, puede consultar los hechos en esta crónica de la época.

Veinte años después del primer acuerdo casi hemos llegado al desarme arancelario total que plantearon aquellos osados negociadores. El 99% del intercambio entre ambos polos estará ahora libre de aranceles. Los nuevos instrumentos de modernización son el Acuerdo Marco Avanzado y el Acuerdo Interino de Comercio entre la Unión Europea y la República de Chile.

La Unión Europea tenía mucho interés en este acuerdo para mejorar su acceso a materias primas y combustibles limpios, cruciales para la transición a la economía verde y digital, como el litio, el cobre y el hidrógeno. También se mejora el acceso a los mercados de contratación pública, y se tienen en cuenta específicamente las necesidades de las pequeñas y medianas empresas y la protección de la propiedad intelectual.  El instrumento, además, es pionero en la inclusión de disposiciones sobre la igualdad de género, un tema muy relevante tanto para la Unión Europea y el actual gobierno de España, pero también para el de Chile.

La actualización comenzó a negociarse en el segundo gobierno de Michelle Bachelet, se cerró con el de Sebastián Piñera y fue revisado por el de Gabriel Boric que, al principio, lo vio con la misma desconfianza con que se han tratado otros grandes pactos comerciales. Afortunadamente, las aprensiones de las nuevas generaciones parecen haber sido superadas. Un acuerdo de este tipo mantiene a Chile alineado con la economía de mercado y el comercio. Europa ya no es una economía tan dinámica como la de EE.UU. o el sudeste asiático, que es donde hoy el crecimiento, pero sigue siendo un anclaje cultural fundamental para la democracia y las libertades.