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Columna de John Müller: “El factor interno”

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POR Equipo Radio Pauta |

En política exterior pensamos que todas las fuerzas inciden desde fuera, pero también hay que contar con las restricciones internas.

Uno de los aspectos más interesantes de las relaciones internacionales y el menos considerado por los analistas de la primera hora son las restricciones internas de los países. Todos sabemos que a una acción sigue una reacción, por lo que intuíamos que al asesinato de los altos oficiales iraníes en el anexo consular de su embajada en Damasco les seguiría una represalia que se produjo el sábado 13 de abril y ahora estamos esperando una réplica israelí que puede producirse en cualquier momento… o no.

¿Hasta qué punto estas reacciones están condicionadas por restricciones internas? Por ejemplo, ¿era posible que los ayatolás iraníes se quedaran tranquilos en sus mezquitas pensando que Hamás y Hezbolá ya han hostilizado bastante a Israel en su nombre? ¿Se quedarían quietos los jerarcas de la Guardia Revolucionaria sin sacar pecho ante sus hombres después de que Israel liquidara a tres miembros de su alto mando?

La Guardia Revolucionaria es una fuerza de élite ideologizada por los clérigos chiitas que está separada del Ejército iraní. Este último es una fuerza mediocremente entrenada y disciplinada que no hizo un gran papel en la larga guerra contra Irak. Pero la Guardia son los elegidos del poder teocrático. Tienen mejores vehículos, armas más eficaces, drones, misiles y cohetes. Lo último en tecnología militar. También viven mejor y tienen más prebendas que el ejército regular. Cumplen funciones de policía política y son muy antipáticos para la población civil porque son, además, una policía de la moral. Además, tienen el privilegio de exportar la revolución a Trvaés de la Fuerza Quds (la crème de la crème) y por eso tienen bases y aliados en Siria, Líbano, Irak y Yemen.

Resulta muy difícil, cuando has criado una mascota así en tu casa, dejar de darle de comer.

Como en Irán debe existir algún analista serio, estarán evaluando lo ocurrido con su masivo ataque del sábado 13, que en realidad fue un estrepitoso fracaso desde el punto de vista militar. Todos los intentos de afirmar que el ataque era un no-ataque que no quería causar daños son ridículos: equivalen al de un grupo terrorista que pone una poderosa bomba y cuando estalla matando a inocentes, busca excusarse diciendo que avisó, pero que el policía que recibió la llamada era sordo.

Por eso es tan interesante que el poder político iraní haya dicho que después de esto no habrá más acciones directas contra Israel. Ese mensaje no es para Netanyahu, es para su Guardia Revolucionaria.