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Columna de Víctor Maldonado: “Tropezar 8 veces con la misma piedra”

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POR Equipo Radio Pauta |

“En el Parlamento la oposición se ha dedicado a oponerse, no a preparar una transición productiva hacia la nueva administración. Eso siempre pasa la cuenta”, escribe en su columna el sociólogo, analista y experto electoral DC.

No hay que igualar las malas marcas

La derecha se debiera hacer caso a sí misma. Cada vez que una acusación constitucional fracasó, se escuchaba decir a sus parlamentarios que la próxima vez solo tomarían una iniciativa como esta si estaban seguros de ganar.

Los intermedios entre cada intento han sido empleados en olvidar la sensata lección que, se supone, había sido aprendida.

La pregunta es si la oposición ha considerado que fracasar hasta la contumacia produce un efecto significativo sobre su imagen. Es completamente irresponsable no anticiparse a los efectos de un fracaso, después de un derroche de energía, tiempo y dedicación. Por eso el error es múltiple.

Una de las más notables consecuencias es que han logrado casi alcanzar el mismo número de acusaciones de este tipo que tuvo que encarar el gobierno de Piñera 2. Este fue el parámetro que la oposición ha esgrimido todo este tiempo como demostración de conducta política irresponsable y obstruccionista.

Es decir, ha logrado eliminar toda diferencia con sus adversarios en la imitación de su peor desempeño. La idea inversa de que este comportamiento aumenta el prestigio de la oposición parlamentaria, por cumplir con sus atribuciones, carece de cualquier verificación y solo corresponde a un anhelo exculpatorio.

Por el lado propio, se retrocede, por parte de la autoridad impugnada, lo que se consigue es fortalecerla y es lo que ha logrado la oposición con Gonzalo Durán.

La derecha no está en la pista de los que solucionan los problemas, sino en la de aquellos que los perpetúan. Lo que dijeron de sus adversarios se puede aplicar a ellos mismos ahora y sin que obtuvieran ningún resultado.

Hacerlo bien siempre en el presente

Si nos guiamos por lo que hace más que por lo que dice, veremos que la oposición está buscando legitimar una administración bajo su liderazgo por la crítica al que está en el poder, más que por el uso del poder en positivo.

La idea de que en un gobierno de sus filas pasarán a tener un comportamiento ordenado carece de respaldo. Haber llegado a la acusación constitucional 8 no parece haber sido la pretensión de nadie y sí el resultado de la presión de grupos de entusiastas a los que no para nadie. Entre sus consideraciones no están las repercusiones que de tan reiterado comportamiento se deriven.

El prestigio de las instituciones políticas está en las últimas posiciones, por mucho que cada actor o partido en particular pretenda atraer la atención pública mediante acciones impactantes que, de tan usadas, dejan de interesar.

En el Parlamento se trabaja mucho y seriamente, pero esto es lo que menos se ve cuando un grupo siempre busca llamar la atención ejerciendo atribuciones que nadie discute, pero que parecen hechas para la intrascendencia.

Por el uso del tiempo los conoceréis. Luego de unos días empleados en esta acusación, lo que queda como saldo positivo para el país es nulo. Nada se aprueba, ni queda permanente, ni deja ninguna huella.

Luego de la destacable aprobación de la reforma previsional, lo que hemos visto es una involución. En el último tiempo, el mensaje de la derecha es el vacío. En el Parlamento la oposición se ha dedicado a oponerse, no a preparar una transición productiva hacia la nueva administración. Eso siempre pasa la cuenta.