Investigadora de Amparo y Justicia: “La violencia rodea a los jóvenes y puede permear su comportamiento”

En Radio Pauta, la investigadora Carolina Sobarzo también subrayó la importancia de fortalecer la parentalidad y entregar herramientas a los cuidadores, ya que muchos de los casos ocurren en contextos donde los adolescentes están más expuestos a situaciones de riesgo.
La socióloga e investigadora de Fundación Amparo y Justicia, Carolina Sobarzo, en Pauta Global de Radio Pauta, se refirió a las cifras de homicidios de niños, niñas y adolescentes (NNA) que, según un análisis de la propia fundación, muestran que en 2024 se registró el mayor número de menores de edad que perdieron la vida por un delito violento.
Según los datos de la ONG, durante el año pasado un total de 1.207 personas fueron víctimas de homicidio en Chile. De ellas, 76 eran niños, niñas o adolescentes, lo que equivale a que, en promedio, cada cinco días un menor de edad fue asesinado en el país. Además, el análisis revela que en los últimos siete años 359 menores murieron por este tipo de delitos, duplicándose los casos desde 2018 a la fecha.
Sobarzo advirtió que los homicidios en este grupo etario siguen patrones distintos dependiendo de la edad de las víctimas. En el caso de los adolescentes de entre 15 y 17 años, “principalmente hombres, mueren por armas de fuego y en la vía pública”, mientras que en los niños de 0 a 14 años, los crímenes suelen ocurrir en domicilios particulares y con una distribución de género más equitativa.
“La violencia permea el comportamiento de los jóvenes”
La investigadora también señaló que los adolescentes “tienen mayor independencia y por lo tanto están más expuestos a riesgos fuera del hogar”, y que un 60% de los homicidios de ese grupo estaría vinculado a delitos. “Esto no quiere decir necesariamente que sea crimen organizado como tal, pero sí en contextos delictuales en los que ellos pueden ser víctimas o victimarios”, precisó.
Sobarzo alertó sobre la violencia que rodea a los adolescentes. “La violencia a la que los jóvenes están enfrentados es tanto en sus entornos, es al interior de los hogares, es en la vía pública, y eso evidentemente también puede permear su comportamiento”, explicó.
“Por otra parte, creo también que un elemento fundamental en eso también tiene que ver con la parentalidad y con aquellas herramientas que los padres tienen también para tener cierto control, un control saludable evidentemente de los adolescentes, ya que la mayoría de los casos ocurren justamente en lugares en donde están expuestos a riesgos”, agregó.
“No hay una coordinación efectiva”
En ese contexto, la investigadora puso énfasis en la necesidad de mejorar el trabajo conjunto del Estado frente a este fenómeno. Aunque actualmente existen diversos programas destinados a prevenir la violencia infantil y juvenil, Sobarzo afirmó que muchos operan de forma fragmentada. “Hoy día podemos ver que hay programas preventivos en distintos niveles y en distintas instituciones, por lo tanto, se cruzan muchas veces estos usuarios y no hay una coordinación tan efectiva de cómo se desarrolla ese trabajo”, advirtió.