Expertos en “La Mesa de Todos” coinciden que la desinformación amenaza la democracia y regularla es un desafío complejo
En Pauta Propia, Lyuba Yez, Carlos Franco y Aldo Mascareño analizaron el impacto que producen las fakes news en la confianza pública y los desafíos que plantea la tecnología y las redes sociales.
En “La Mesa de Todos” de Pauta Propia, Cony Stipicic conversó con Aldo Mascareño, Lyuba Yez y Carlos Franco sobre el impacto de la desinformación y las fake news en la confianza pública y la democracia, así como los desafíos que plantea la tecnología y las redes sociales.
Los expertos coincidieron en que la desinformación no es un fenómeno nuevo, sino una práctica antigua que hoy se amplifica y acelera gracias a internet y las redes sociales. Sin embargo, más allá de un problema tecnológico, la desinformación refleja una crisis de confianza y de cultura cívica.
Durante la conversación los especialistas coincidieron en que regular la desinformación es un desafío complejo, porque puede afectar la libertad de expresión, requiere prudencia y no puede abordarse con medidas apresuradas, sino a través de estrategias como la autoregulación, la gestión responsable de la información e incluso desde un enfoque económico.
“Creo que regular es muy difícil porque la libertad de expresión es un valor fundamental para una sociedad”
Lyuba Yez, periodista y presidenta del Consejo de Ética de los Medios de Comunicación de Chile, planteó que “creo que regular, -y lo he conversado con muchas personas expertas en el tema-, es muy difícil, porque la libertad de expresión es un valor tan fundamental para una sociedad”.
“Ir contra eso es dispararse en los pies y afectaría muchísimo a una sociedad completa, al mundo completamente”, agregó.
En ese sentido, explicó que los intentos de controlar contenidos generan desconfianza y agregó que en los medios, “uno apunta a la autoregulación pensando en que cada persona se controle”.
Abordar la desinformación desde un desafío económico
Por su parte, Carlos Franco, profesor e investigador de la Escuela de Comunicaciones y Periodismo de la Universidad Adolfo Ibáñez, coincidió con Yez en que regular la desinformación es complejo aunque señaló que esta situación se debería abordar como “un problema de la economía”.
“Me parece que visto desde la economía nosotros podríamos aplicar un modelo. Si la economía en su arte más virtuoso administra la escasez de recursos, ¿cómo administrar aquí la sobreabundancia que infoxicación de un recurso llamado información y contenido?”, cuestionó el especialista en comunicación política, medios y comportamiento electoral.
En ese sentido, comentó que “no creo ni que sea el socialismo soviético de centralizarlo todo, ni tampoco la mano invisible de Adam Smith. Porque incluso con mano invisible y todo, la cosa no se regula sola. Siempre hay abusos que pueden traer un desequilibrio”.
Franco planteó que “en las zonas grises, en las escalas intermedias, puede haber una respuesta interesante y pondría el acento en el media accountability, la rendición de cuenta de medios de comunicación para generar fidelidad y confianza en sus audiencias”.
“Hay que esperar un tiempo más para establecer regulaciones”
En tanto, Aldo Mascareño, sociólogo e investigador del CEP, llamó a la prudencia, ya que el fenómeno sigue en evolución.
“A mí me parece que el fenómeno es tan nuevo que la prudencia indica que hay que esperar un poco, que decanten más los sesgos en los algoritmos, en las cuestiones de búsqueda, la conceptualización que cada uno de nosotros tiene acerca de lo que es fake, de lo que es desinformación, de lo que es sarcasmo o ironía, o todo ese tipo de cosas que son un componente fundamental de la comunicación de sociedades modernas y libres”, manifestó el también investigador principal del grupo de humanidades digitales C22.
En ese contexto, expresó que “si uno solamente supone una idea de verdad dura, una idea de verdad que no puede ser de otro modo, no está tan lejos de un escenario dictatorial o de un escenario totalitario, donde se impone un cierto tipo de visión que es la verdad”.
“Yo creo que hay que tener un tiempo más para comenzar a establecer todas esas regulaciones que uno puede pensar que hay que establecer“, concluyó.