Expertos en “La Mesa de Todos” coinciden en que la corrupción va más allá de los delitos y que se refleja en la rigidez del Estado
En Pauta Propia, Juan Ignacio Piña y Jeannette von Wolfersdorff analizaron cómo la corrupción en Chile no se limita a delitos como soborno o cohecho, sino que también se manifiesta en fallas estructurales del Estado y en la falta de cultura de integridad en instituciones y personas.
En “La Mesa de Todos” de Pauta Propia, Cony Stipicic conversó con Juan Ignacio Piña y Jeannette von Wolfersdorff sobre las raíces estructurales de la corrupción en Chile y la necesidad de fortalecer la integridad pública y privada.
Ambos coincidieron en que la corrupción no debe entenderse solo como delito, sino como una falla sistémica que refleja la falta de modernización del Estado y una cultura institucional débil frente al poder y la falta de transparencia.
¿Cómo entender la corrupción?
“Hay una tendencia (…) de entender la corrupción en un sentido bastante delictivo. Es decir, hablar de corrupción cuando nosotros nos enfrentamos a delitos de cohecho, de soborno, tráfico de influencias, etc.”, explicó Juan Ignacio Piña, abogado penalista y ex presidente del Consejo de Defensa del Estado.
“Esa es una manera descriptiva, pero al mismo tiempo restrictiva“, advirtió el especialista. A su juicio, existen diversas manifestaciones de corrupción que no constituyen delitos, pero que, de todas formas, reflejan un quiebre en la coherencia de las instituciones.
“La propia palabra es muy interesante y a mí siempre me ha encantado, porque la palabra corrupción da cuenta de algo que está roto (…) Y esa rotura es lo que a nosotros nos ayuda a entender cómo enfrentarla”, profundizó el también académico de la Universidad Católica.
Por eso, sostuvo, “lo contrario de la corrupción es la integridad: algo que está íntegro. Cuando uno la entiende en ese sentido más amplio, ve que no solo son corruptas las instituciones donde se cometen delitos, sino también aquellas que aplican reglas distintas para tratar a otros”.
La corrupción también se expresa en pequeñas rigideces del sistema público
La economista e integrante del Consejo Asesor de Modernización del Estado y el Comité de Auditoría y Cumplimiento de Codelco, Jeannette von Wolfersdorffen coincidió con Piña en que la corrupción debe entenderse en un sentido más amplio, pero añadió que también “debería incluir algunos procesos o acciones que deberían ser delito, pero hoy día no son percibidos o no son clasificados como tal”.
En ese sentido, planteó que la “corrupción existe en todos los sistemas donde hay seres humanos (…), entonces, no es que estemos frente a un fenómeno atípico y al verlo más bien como algo que ocurre naturalmente, a raíz de nuestra naturaleza humana, deberíamos entender también que naturalmente deberíamos continuamente combatir eso”.
A su juicio, además de los grandes casos, existe “otra corrupción que no es profunda, pero que es más masiva, que es el abuso del poder”, a la que llamó “microcorrupción”.
Explicó que este fenómeno también se refleja en la rigidez del Estado y su dificultad para reformar y modernizarse. “Esta microcorrupción, que por ejemplo es la razón por la cual no reformamos el empleo público como deberíamos reformarlo (…) también tiene que ver con aferrarse a privilegios que hoy día deberían ceder, por ejemplo, a la modernización frente a la automatización del empleo”, afirmó.
¿Cómo combatir la corrupción?
Ambos expertos advirtieron sobre la vulnerabilidad del país frente al crimen organizado, donde la falta de herramientas adecuadas dificulta la fiscalización y el control de los recursos. Para Piña y Von Wolfersdorff, contar con mecanismos como un registro efectivo de beneficiarios finales es fundamental para garantizar transparencia y trazabilidad.
Además, ambos coincidieron en que la ética no puede limitarse a la ley y que la prevención de la corrupción requiere más que sanciones. Destacaron que es fundamental fomentar la formación en valores y construir una cultura de integridad arraigada tanto en las instituciones como en las personas.