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“Ese electorado ya no espera por el Estado, ya no cree en la promesa de la política”: el nuevo Chile y sus votantes según Juan Pablo Luna

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POR María Alejandra Gallardo Contreras |

En conversación con Claudia Alamo en Conversaciones sin Pauta, el cientista político Juan Pablo Luna analizó la transformación del electorado chileno, el retroceso del Estado en los territorios y el auge de liderazgos que capitalizan la desafección ciudadana. Su diagnóstico apunta a un nuevo Chile donde amplios sectores ya no creen en la política ni en sus promesas.

“Ese electorado ya no espera por el Estado, ya no espera por la política, ya no cree en la promesa de la política”. Con esa frase, el cientista político Juan Pablo Luna resumió, en conversación con Claudia Alamo en Conversaciones sin Pauta, el profundo cambio que, a su juicio, atraviesa el país y que reconfigura por completo el comportamiento electoral.

Para Luna, lo que observamos no es solo la irrupción de liderazgos como Franco Parisi, sino un fenómeno mucho más amplio: la conformación de un nuevo Chile donde la ciudadanía se ha ido retirando de la política institucional.

El nuevo mapa social y político que describe Juan Pablo Luna

Según su análisis, amplios sectores sociales están dejando de ver al Estado como un proveedor relevante. “El Estado está ahí, pero no logra competir ni por la imaginación ni por el bolsillo de la gente”, señaló.

Este proceso, que Luna denomina “erosión estatal desde abajo”, se expresa en prácticas donde los ciudadanos buscan soluciones por vías paralelas: desde los loteos irrregulares administrados por bandas criminales hasta la proliferación de mercados informales y digitales que ofrecen alternativas laborales o de consumo más rápidas que las vías formales.

Para Luna, ese cambio estructural ayuda a explicar fenómenos electorales como el voto por Parisi. No porque ese electorado responda a una ideología, sino porque encarna un malestar profundo con la institucionalidad.

Un electorado desencantado en medio de un péndulo regional

En su lectura, se trata de votantes que se sienten históricamente postergados, que no ven resultados en las promesas educativas o laborales, y que perciben que la política se ha vuelto un espacio ajeno y poco útil para sus vidas.

Desde su disciplina, Luna enfatiza que este no es un fenómeno exclusivamente chileno. América Latina vive un ciclo de debilitamiento institucional, pérdida de legitimidad de la democracia y ascenso de derechas radicales que capitalizan la desafección y el miedo.

El auge de figuras como José Antonio Kast en Chile o Javier Milei en Argentina —dice— responde a un péndulo regional donde los oficialismos pierden y las oposiciones logran canalizar la frustración social.

“Estamos en un circo de personajes, y eso nos distrae de los problemas de fondo”

El diagnóstico de Luna también incluye una advertencia a las élites políticas: la desconexión no es solo discursiva, sino territorial.

Mientras la política se concentra en la contingencia, las encuestas y los liderazgos personales, la vida cotidiana de los sectores populares está marcada por actores no estatales que llenan los vacíos del Estado. “Estamos atrapados en un circo de personajes que nos distrae de los problemas de fondo”, afirmó.

Luna sostiene que el desafío central del país no es definir al próximo presidente, sino reconstruir un vínculo entre ciudadanía, Estado y política. En este nuevo Chile, asegura, los votantes ya se fueron por su cuenta, y la pregunta urgente es cómo volver a encontrarlos.