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Fiscal Sepúlveda: “Prácticamente desde que asumió la PDI” Espinosa comenzó a recibir dinero malversado

POR María Alejandra Gallardo Contreras |

En Radio Pauta conversamos con el fiscal jefe de Alta Complejidad, Felipe Sepúlveda, quien detalló cómo operó el desvío de gastos reservados desde el inicio de la gestión de Héctor Espinosa y explicó por qué el sistema permitió que el fraude se mantuviera sin ser detectado internamente.

En Primera Pauta de Radio Pauta conversamos con el fiscal Felipe Sepúlveda para profundizar en la sentencia que condenó a 17 años de cárcel al ex director de la Policía de Investigaciones (PDI), Héctor Espinosa, por malversación de caudales públicos, lavado de activos y falsificación de instrumento público.

El fiscal reveló que el ilícito no surgió de manera gradual, sino que se inició de forma temprana: “Prácticamente desde que comenzó a ejercer como director empezó a recibir estas sumas de dinero”.

Una trama que comenzó al inicio del mando de Espinosa

La cuenta utilizada para los depósitos fue abierta casi simultáneamente con su llegada al cargo, lo que permitió identificar una correlación directa entre el inicio de su gestión y la sustracción de fondos reservados.

El caso no se originó por mecanismos internos de control, sino por una alerta bancaria. Según explicó Sepúlveda, “el sistema funcionó bien” porque un banco detectó movimientos inusuales en efectivo, lo que activó los protocolos de reporte por posible lavado de activos.

Este aviso permitió rastrear depósitos reiterados hechos por el asistente de Espinosa, Eduardo Villablanca, quien, según la investigación, trasladaba dinero desde los gastos reservados hacia cuentas personales del ex director y de su cónyuge.

Un sistema opaco que permitió el desvío y una sentencia calificada como contundente

Sepúlveda enfatizó que el régimen de gastos reservados favorece la opacidad. Al no requerir rendiciones detalladas, los fondos quedan bajo manejo directo del director de la institución. Esa falta de controles facilitó que Espinosa operara con la expectativa de no ser descubierto. A ello se sumó la participación negligente de su cónyuge, condenada por lavado de dinero culposo al utilizar recursos cuyo origen nunca verificó.

Aunque el caso incluía más de 90 testigos, el fiscal explicó que la trazabilidad de los movimientos financieros y las inconsistencias en las rendiciones institucionales bastaron para acreditar los delitos. A su juicio, el fallo del tribunal fue “contundente”, y aunque la defensa presentará un recurso de nulidad, la sentencia cuenta —dijo— con fundamentos sólidos que deberían permitir su mantención.