¿Qué es la influenza A H3N2 y está Chile preparado para enfrentarla?
El aumento de casos de influenza A H3N2 en Estados Unidos y Europa ha generado preocupación internacional. Mientras Chile se encuentra fuera de la temporada invernal, autoridades sanitarias y especialistas evalúan el riesgo de ingreso del virus y detallan las medidas de preparación para enfrentar un eventual brote.
La influenza A H3N2, una variante del virus de la gripe que circula a nivel mundial, ha generado preocupación internacional debido al aumento de contagios y hospitalizaciones en países de Europa y Estados Unidos, especialmente ante la proximidad de la temporada de invierno en el Hemisferio Norte.
En este contexto, surge la interrogante sobre si este virus podría llegar a Chile y si el país cuenta con las herramientas necesarias para enfrentarlo.
¿Qué es la influenza A H3N2?
La influenza A H3N2 es un subtipo del virus influenza A, uno de los más comunes y recurrentes cada año. Se transmite principalmente a través de gotitas respiratorias que se expulsan al toser, estornudar o hablar, así como por el contacto con superficies contaminadas.
En la actual temporada internacional ha destacado la circulación de un nuevo subclado denominado K, el cual presenta una mayor capacidad de evasión de la respuesta inmune.
Esto ha favorecido brotes más extensos, aunque no necesariamente asociados a cuadros clínicos más graves. No obstante, el impacto ha sido mayor en adultos mayores y personas con condiciones de riesgo.
Síntomas y grupos vulnerables
Desde el punto de vista clínico, la influenza A H3N2 se manifiesta de forma similar a la gripe estacional. Los síntomas más frecuentes incluyen fiebre alta de inicio brusco, escalofríos, dolor de cabeza, dolores musculares y articulares, cansancio extremo, tos seca, dolor de garganta y congestión nasal.
En niños y adultos mayores también pueden presentarse síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos o diarrea. Los cuadros más graves, que pueden requerir hospitalización, se concentran principalmente en adultos mayores, niños pequeños, embarazadas y personas con enfermedades crónicas u obesidad.
Situación en Chile y la región
Si bien Chile se encuentra actualmente en temporada estival, el riesgo de introducción del virus no se descarta. Países cercanos, como Perú, ya han reportado casos importados de influenza A H3N2, lo que refuerza la necesidad de vigilancia epidemiológica.
De acuerdo con el Instituto de Salud Pública (ISP), hasta ahora no se ha detectado en Chile el subclado K del H3N2. Sin embargo, expertos advierten que el virus podría circular en el país durante los próximos meses, especialmente al inicio del invierno, como ha ocurrido en temporadas anteriores.
¿Está Chile preparado?
Las autoridades sanitarias han señalado que Chile se encuentra en una mejor posición que otros países gracias a una estrategia de preparación anticipada.
Una de las principales ventajas es que la vacuna contra la influenza que se utiliza en el país incluye la cepa H3N2 de Singapur, la que ofrece protección frente al subclado actualmente en circulación.
El Ministerio de Salud ha implementado un Plan Integral de Preparación, que contempla vigilancia epidemiológica y genómica permanente, un sistema de alerta temprana, comunicación de riesgo para viajeros, disponibilidad de antivirales, actualización de guías clínicas y planificación estratégica de recursos asistenciales.
Además, la Campaña de Vacunación de Invierno 2026 comenzará de manera anticipada el 1 de marzo, con posibilidad de adelantarse, considerando que la inmunidad tarda algunas semanas en desarrollarse tras la vacunación.
También se ha anunciado el uso obligatorio de mascarilla en servicios de urgencia desde marzo, como medida preventiva.
Importancia de la vacunación
Las autoridades y especialistas coinciden en que la vacunación anual contra la influenza sigue siendo la herramienta más efectiva para prevenir complicaciones graves, hospitalizaciones y fallecimientos, especialmente en los grupos de mayor riesgo.
Aunque la influenza A H3N2 presenta desafíos por sus cambios genéticos, la preparación anticipada y la cobertura de vacunación son claves para reducir su impacto en la población.