Actualidad

Pablo Zeballos: “La Santa Muerte está muy fuerte en Chile; en cementerios, barrios y estructuras criminales, incluso en casos judiciales”

POR María Alejandra Gallardo Contreras |

El investigador en crimen organizado advierte que la expansión de cultos como la Santa Muerte refleja un cambio profundo en la forma en que operan las bandas criminales, especialmente en contextos de exclusión y ausencia del Estado.

En Pauta de Análisis de Radio Pauta, conversamos con Pablo Zeballos, experto en crimen organizado y autor del libro Cuando el crimen reza, quien alertó sobre la creciente presencia de la Santa Muerte en Chile y su vínculo con estructuras criminales, territorios marginados e incluso investigaciones judiciales en curso.

Según Zeballos, la expansión de esta figura no es anecdótica ni culturalmente inocua, sino parte de una transformación más profunda del crimen organizado.

El avance del crimen organizado y la fe en Chile

La Santa Muerte está muy fuerte en Chile; en cementerios, barrios y estructuras criminales, incluso en casos judiciales vinculados al crimen organizado”, afirmó, y subrayó que se trata de un fenómeno observable en terreno y respaldado por investigaciones.

El autor explicó que esta devoción se expande principalmente en contextos de marginalidad, donde las personas buscan protección, sentido y justificación frente a una vida marcada por la exclusión.

A diferencia de la religión tradicional, la Santa Muerte no juzga ni castiga el pecado, lo que la vuelve especialmente atractiva para quienes viven del delito. En ese marco, la fe deja de ser solo espiritual y pasa a cumplir una función operativa dentro de las bandas.

Fe, poder y cohesión criminal

Zeballos sostuvo que el uso de la religiosidad fortalece la cohesión interna de las organizaciones criminales, transformándolas en algo más que asociaciones para obtener dinero.

Cuando una pandilla es capaz de reemplazar a la familia, estamos frente a un proceso profundamente destructivo”, advirtió y señaló que estas estructuras comienzan a ofrecer identidad, pertenencia y protección, especialmente a jóvenes.

El libro documenta cómo estas prácticas se expresan en rituales, oraciones y liderazgos que adoptan roles casi sacerdotales, incluso en bandas vinculadas al narcotráfico.

Narrativas criminales, rituales y ausencia del Estado

En algunos casos, explicó, cada cargamento de droga es bendecido y presentado como un medio legítimo para salir de la pobreza, reforzando la idea de un mandato superior.

Finalmente, Zeballos recalcó que enfrentar el crimen organizado requiere ir más allá del enfoque policial. “La lucha contra el crimen organizado también es una lucha de narrativas. Hoy las narrativas criminales seducen a los jóvenes y el Estado no ofrece un relato alternativo convincente”, afirmó.

A su juicio, recuperar los territorios abandonados, fortalecer la educación y prevenir la exclusión temprana son claves para evitar que estas narrativas sigan ganando espacio.