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Juan Larraín alerta sobre los riesgos de un sistema científico centrado en publicar a cualquier costo, la desconfianza y el negacionismo

POR Sofía Cereceda Sotta |

En Pauta Propia, el director del Instituto de Éticas Aplicadas de la Universidad Católica, reflexionó sobre el impacto del fraude científico y la pérdida de credibilidad tras la pandemia, además de las consecuencias que estos fenómenos tienen para la salud pública.

¿Por qué pese a los avances científicos que permitieron enfrentar la pandemia crece la desconfianza en la ciencia? ¿Qué responsabilidad tiene el propio mundo académico en ese fenómeno? Estas fueron algunas de las preguntas que abordó Juan Larraín, científico, filósofo y director del Instituto de Éticas Aplicadas de la Universidad Católica en Pauta Propia.

En la conversación, el investigador de ciencias biológicas analizó los efectos del negacionismo, la mala ciencia y los riesgos de un sistema centrado en publicar a cualquier costo.

La paradoja de la desconfianza

Pese a que la ciencia ha sido clave en hitos recientes como la pandemia, la confianza pública se ha visto debilitada.

“Yo me atrevería a decir con cierta certeza, que el Covid-19 habría sido mucho más largo. (…) En un año y medio la humanidad dispuso de vacunas tremendamente efectivas y seguras. Sin ellas creo que muchos de nosotros no estaríamos aquí hoy día“, comentó Larraín.

Sin embargo, advirtió que, de manera paradojal, eso no se tradujo en mayor confianza. “Al contrario aumentó la desconfianza en las vacunas, cuando resulta que gracias a ellas se resolvió la pandemia en dos años. Murieron muchas personas, pero podría haber sido mucho peor”, sostuvo.

Publicar o desaparecer: los riesgos del sistema

Otro de los temas que abordó el científico fue la presión por publicar en el mundo académico y cómo esta dinámica ha ido debilitando el sentido original de la producción científica. Según explicó, el volumen actual de publicaciones dificulta los procesos de revisión, que es clave para asegurar la calidad del conocimiento.

“Hoy día se publican 5 millones de publicaciones en paper en revistas al año. Por tanto, se ha vuelto difícil que realmente se revisen los papers bien. Y entonces empiezan a aparecer problemas de fraude científico que hacen un daño enorme”, aseveró. 

Aunque los casos de fraude representan una minoría, Larraín subrayó el gran impacto que puede generar: “Hoy día sabemos que más o menos 20 mil publicaciones de 5 millones son fraudulentas. Es decir, un 0,8%”.

“Basta con una publicación fraudulenta y podemos hablar del caso de las vacunas”, indicó, aludiendo a estudios desacreditados que siguen siendo utilizados para sustentar discursos negacionistas.

La pérdida del “corazón” de la ciencia

En ese sentido, el investigador explicó que cuando se publica, “el elemento clave es que otras personas anónimas, expertas, van a revisar mi trabajo y lo van a criticar. (…) Si ese trabajo es revisado y aprobado y corregido, va a ser de mejor calidad”, añadió. 

No obstante, señaló que ese “corazón se ha ido perdiendo y se ha vuelto un fin en sí mismo. Y cuando las cosas se vuelven un fin en sí mismo, pierden su propósito”.

“El negacionismo mata”

Consultado por las consecuencias del negacionismo, Larraín fue categórico: “Si queremos hacerlo en una frase corta, pero verdadera, sí, el negacionismo mata. De todas maneras”.

El investigador explicó que esto se refleja, por ejemplo, en la desconfianza hacia las vacunas, cuando se instala la idea de que no protegen o incluso pueden causar daño. En esos casos, advirtió, el impacto es directo en la salud pública.

“Si la política pública lleva a que no vacunemos a los niños o a los adultos, va a aumentar el número de personas que se van a contagiar y algunas van a morir”, señaló.

La entrevista completa profundiza en cómo fortalecer la ciencia, revisar sus incentivos y enfrentar la desinformación en redes sociales. Revisa el diálogo completo en el video inserto en esta nota.