Sergio Baeriswyl, Premio Nacional de Urbanismo, alerta que más edificios no significan más densificación
El arquitecto y Premio Nacional de Urbanismo 2014 analizó los efectos de los cambios demográficos en la planificación urbana. Afirmó que el aumento de torres no implica más habitantes y llamó a promover una densificación equilibrada, sustentable y coherente entre comunas.
El crecimiento en altura de las ciudades chilenas no necesariamente refleja un aumento real en la cantidad de personas que las habitan.
Así lo planteó el arquitecto y doctor en urbanismo Sergio Baeriswyl, Premio Nacional de Urbanismo 2014, en conversación con Sintonizados de Radio Pauta, donde analizó los efectos de los cambios demográficos sobre la planificación urbana.
Los cambios demográficos están transformando la forma de habitar y planificar las ciudades chilenas
Según explicó, aunque el paisaje urbano muestra más torres y departamentos, eso no implica que haya más habitantes por hectárea. “La ciudad se está densificando en términos de más viviendas, más departamentos, más edificios, pero no necesariamente más personas”, afirmó Baeriswyl.
El especialista detalló que el tamaño de los hogares ha disminuido de manera sostenida: hace dos décadas el promedio era de cuatro personas por vivienda, mientras que hoy es de 2,8, y en casi el 22% de los casos vive una sola persona.
Esa transformación, advirtió, genera nuevos desafíos urbanos, como la congestión vehicular y el uso del espacio público. Aun cuando haya menos personas por departamento, la mayoría de los hogares mantiene al menos un automóvil. “Si son 100 departamentos, probablemente hay 80 o 90 autos nuevos en el barrio”, explicó.
Baeriswyl defiende la densificación equilibrada y cuestiona las normas antiverticalización
Para Baeriswyl, la clave está en promover una densificación equilibrada, bien ubicada y conectada al transporte público, las áreas verdes y los servicios. El arquitecto valoró las políticas públicas que buscan ordenar el crecimiento urbano y aprovechar mejor el suelo disponible dentro de la ciudad.
Sin embargo, fue crítico de las normas llamadas “antiverticalización” que varios municipios impulsaron tras el caso de los guetos verticales. A su juicio, esas restricciones, aunque responden a la preocupación vecinal, terminan forzando la expansión hacia la periferia, un modelo más costoso e insostenible para el país.
Cómo lograr equilibrio entre crecimiento vertical y calidad de vida
El urbanista destacó una regla de diseño que varios municipios han adoptado como referencia: la altura de un edificio no debería superar 1,5 veces el ancho de la calle que enfrenta.
Finalmente, Baeriswyl subrayó que el desafío urbano es lograr coherencia entre comunas y políticas públicas. A su juicio, la ciudad debe entenderse como un todo, donde el crecimiento vertical y la calidad de vida puedan convivir de forma sustentable.