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El Radar de Plaza Pauta: Venecia cobrará tarifa de ingreso a los turistas

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Pixabay
POR Rita Cox |

Visitar la ciudad del norte de Italia costaría entre 3 y 10 euros a partir de 2022. Además, recomendamos un nuevo libro, que además tiene descarga gratuita: “La felicidad parte por casa”.

Venecia cobrará a los turistas para su ingreso 

La bella Venecia será la primera ciudad de pago del mundo. A partir del verano de 2022 del hemisferio norte, la ciudad de los canales y de la bienal de arquitectura más importante del mundo, cobrará a los turistas por su ingreso y habrá que reservar para acceder a ella.

En septiembre el municipio local comenzará a pilotear el proyecto que pretende controlar el volumen de visitantes. Según se lee en varios medios italianos e internacionales, la entrada podría costar entre 3 y 10 euros, en función del día y de la cantidad de personas prevista. Habrá excepciones: los niños menores de seis años, los empleados, los residentes de la región del Véneto, los familiares de hasta tercer grado de residentes y los familiares que tengan un alojamiento rentado en el municipio no deberán pagar.

Venecia
Venecia, la capital de la región de Véneto en el norte de Italia, abarca más de 100 islas pequeñas en una laguna del mar Adriático/ Créditos: https://www.smartcitiesworld.net

Según informa Il Corriere della Sera, para controlar el acceso a Venecia, el municipio implementará una serie de tornos a la entrada de la ciudad. Las reservas deberán hacerse a través de una APP o de una web que entregará un código QR que servirá para pasar los lectores ópticos de los tornos. Y es que además de estos, se instalarán cerca de quinientas cámaras de seguridad.

Como era de esperar, la medida ha provocado reacciones encontradas y ha sido tema durante días en los medios italianos.

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Lanzan libro sobre la casa y el bienestar

La felicidad parte por casa es el libro recién lanzado y producido por FG Inmobiliaria. Único en su tipo en Chile, la publicación aborda la relevancia de bienestar en el habitar a través de la mirada de una veintena de especialistas en diversas áreas, como la arquitectura, el diseño de interiores, la iluminación, el paisajismo, las nuevas tecnologías, el reciclaje y la relación del hogar con su entorno y medio ambiente.

LIbro
Créditos: FG Inmobiliaria

Liderado por Isabel Palma, gerenta comercial de FG Inmobiliaria, académica de la Universidad de Los Andes y columnista de Plaza Pauta, el libro cuenta, por ejemplo, con un capítulo desarrollado por Patrick Houle, gerente de Mobiliario de Hogar y Diseño de Ikea.

La felicidad parte por casa se puede descargar gratis en este link www.lafelicidadparteporcasa.cl

Revise la entrevista con Isabel Palma en Plaza Pauta

Kabul: la ciudad que se apagó en días

A dos semanas del regreso del régimen talibán al poder en Afganistán, su capital, Kabul, ha mutado dramáticamente. Así lo reporta Jorge Said, corresponsal del diario El País de España en su crónica  titulada “Kabul, la vida en la ciudad que mudó de piel en una semana”.

Said –que conversó esta semana con Cristián Warnken en el programa Desde el Jardín, de Radio PAUTA-, cuenta que quedó atrás la ciudad ruidosa y celebrativa que hasta principios de agosto habitaban casi cuatro y medio millones de personas. Hoy se suman miles de desplazados que ocupan parques; barrios sin mujeres; cajeros automáticos sin plata; colas en las embajadas; música religiosa en las tiendas. Y para qué hablar del miedo. 

“La desesperación se agrava en los lugares donde se concentran las decenas de miles de personas desplazadas, que llegaron a Kabul huyendo de los talibanes desde ciudades como Herat o Kunduz, y que ahora se han visto atrapadas otra vez. Se reparten en numerosos campamentos improvisados en Kabul“, escribe Said, agregando que todo eso sucede con una temperatura superior a los 40 grados y refugiados protegidos bajo techos de plástico, sin agua y sin electricidad.

“Los bancos no funcionan desde el lunes pasado, y los cajeros automáticos están vacíos de billetes. Tampoco se puede pagar con tarjeta de crédito”, agrega. 

“Antes, un casamiento era sinónimo de fiesta, de baile, de derroche. Esta semana fui invitado a una boda en la que nadie bailó, en la que todo el mundo estaba con miedo, temeroso. Parecía un funeral más que una boda”, se lee en El País. Y añade: “lo que sí ha cambiado radicalmente en las calles es la presencia de mujeres. En los barrios acomodados no se las ve ya caminar con sus vestimentas occidentales. Hay cafés que antes servían de lugares de esparcimiento y adonde acudían mujeres solas. Ahora estos cafés están cerrados. Y esas mujeres, metidas en casa. Muchas de estas mujeres han comprado o encargado burkas, como nos cuentan los vendedores de una tienda de ropa tradicional. Yo mismo compro ropa típica afgana de hombre para tratar de pasar inadvertido en la distancia”.