Tras la huella de Claude François Brunet de Baines 

El académico e investigador Germán Hidalgo explica la relevancia incomparable de la obra del arquitecto que levantó el Teatro Municipal de Santiago, el Paseo Bulnes y la capilla de la Veracruz, de calle Merced.

A principios de julio, el Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackenna realizó una muestra inédita sobre la obra en Chile del arquitecto francés Claude François Brunet de Baines (Vannes, Francia en 1799 – Santiago de Chile en 1855), cuyas construcciones son consideradas las más significativas e influyentes del siglo XIX: el Teatro Municipal de Santiago; la capilla de La Veracruz, en calle Merced; el Portal Tagle y el Pasaje Bulnes, consideradas las dos primeras galerías comerciales de la capital; el eje de la Plaza de Armas.

Poco se sabe de él y poco queda de su obra. El arquitecto Germán Hidalgo, profesor titular de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, ha investigado su legado y significados. De hecho, participó en el montaje de la muestra.

“Brunet de Baines tiene la característica de situarse en los albores de Chile como república. En la Escuela de Arquitectura he desarrollado varias líneas de investigación, sobre todo de representación de la ciudad, más que nada cartografías y planos de Santiago. A partir de esas investigaciones, que también incluyen vistas panorámicas, llegué a este personaje que según los especialistas es conocido, pero en términos muy relativos, como muchos de los personajes del siglo XIX en Chile”, dijo Hidalgo en conversación con Plaza Pauta, de Radio PAUTA.

El académico explicó que “en el siglo siglo XIX se independiza, desde ahí a que se constituya como una nación y deba construir sus instituciones y una imagen de país. Pero pasan décadas para que eso ocurra. Se va a alcanzar hacia 1850, cuando Chile se consolida y le permite comenzar a pensar en su imagen. En ese contexto surge la figura de Brunet de Baines, que introduce una arquitectura completamente distinta. Se necesitaba urgentemente separarse de un pasado, separarse de una tradición y de una identidad, para construir una propia”.

Incendios y vestigios

Con ese objetivo, las autoridades políticas acuden al centro de la cultura y las vanguardias de la arquitectura de aquella época y el Gobierno de Chile encarga conseguir en París al mejor arquitecto posible para hacer una construcción, en un Santiago que aún mantenía su legado colonial. Hacia fines del siglo XVIII había llegado Joaquín Toesca, que había dado el primer impulso, entre ellos con la construcción de La Moneda (la Casa de Moneda).

“Para darle un significado político a los alrededores de La Moneda, casa de gobierno ya con el presidente Bulnes en la década del 40, Brunet de Baines interviene los bordes de la plaza y construye dos edificios comerciales, además de la fachada que diseña del Palacio Arzobispal, que finalmente no se construye. Es decir, de los cuatro frentes de la Plaza de Armas, él se encarga de tres, por lo tanto es superdecisivo al definir una identidad en un lugar neurálgico de la capital”, explicó Hidalgo.

¿Y el Teatro Municipal? Inaugurado en septiembre de 1857, dos años después de la muerte del arquitecto francés, es consecuencia de un primer paso dado con las intervenciones en la Plaza de Armas, “donde se implementa un programa urbano completamente novedoso, como los pasajes y galerías comerciales, muy propios de París. Junto con eso, la misma élite y los políticos veían necesario un teatro”, señaló Hidalgo.

El único que había, construido en madera, muy precario, se había levantado en el patio de lo que era el edificio de la antigua Universidad de San Felipe. “La necesidad de un teatro obedecía a que se trata de una institución donde se cruza lo cultural, lo político y lo social. Santiago necesitaba levantarse como una capital y una capital no podía no tener un edificio de esa naturaleza”.

Posteriormente, el Teatro Municipal se ha visto intervenido en varias oportunidades. Primero como consecuencia del incendio que lo afectó en 1870 y luego, en 1906, fue víctima de los estragos del terremoto. Esas intervenciones hechas por distintos autores desdibujan el teatro original y la mano del francés.

Para hacer más dramático el relato, la capilla de La Veracruz (1852), incendiada el 12 de noviembre de 2019, era la obra más completa que quedaba en Chile de Claude François Brunet De Baines. 

Revise la conversación completa con Germán Hidalgo en Plaza Pauta