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De qué manera funciona el protocolo del test rápido del VIH

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Agencia Uno
POR Eduardo Olivares |

El aumento en la detección de nuevos casos obligó al Minsal a diseñar un plan nacional de acción. Uno de los mecanismos es el test rápido y en 2018 se realizaron 25.000.

“Hola. Me quería hacer el test rápido del VIH”.

Esa afirmación a principios de 2018 era difícil de escuchar en los pasillos de algún Centro de Salud Familiar (Cesfam) del país. Hoy basta con permanecer 20 minutos en uno de ellos para encontrarse con un interesado en someterse a la prueba. Es más, en algunos hay fila para ser atendido.

Desde el lanzamiento del Programa Nacional de VIH/SIDA, con excepciones derivadas de inconvenientes en las gestiones que retrasaron el arribo de estos, el test está disponible en todos los Cesfam del territorio nacional y se aplica de manera gratuita a todos los que manifiesten su intención.

Tras el sostenido aumento registrado en la detección de nuevos casos –en 2018 se diagnosticaron 6.948 nuevos infectados, un 19% más que 2017-, las autoridades debieron diseñar un plan para identificar quiénes serían portadores de este virus y brindarles el respectivo tratamiento. Este incluyó por cierto la mencionada prueba de tamizaje.

Crédito: Minsal.

Se trata de un dispositivo diseñado para la detección de anticuerpos contra el VIH que en apenas 15 minutos entrega un resultado. Puede ser aplicado por profesionales de salud, técnicos de enfermería y de laboratorios clínicos capacitados en su uso e interpretación. De acuerdo con las cifras que entregó el ministro de Salud, Emilio Santelices, la campaña del Gobierno permitió la aplicación de 25 mil test en 2018 y 10 mil más solo en enero. “Está siendo una medida para poder hacer una pesquisa precoz muy eficiente”, celebró el secretario de Estado.

Pero, ¿qué tan eficiente y accesible es la prueba rápida? PAUTA visitó un Cesfam de la comuna de Providencia para comprobar si el proceso es realmente expedito.

Al entrar, el primer informativo: “Test rápido de VIH box 3”. Las funcionarias del lugar explican que solo hace falta presentarse con el carné de identidad. Todo el trámite tarda 30 minutos, pues se realiza una consejería, se debe firmar un consentimiento y recibir la información referente a la patología.

El procedimiento es simple. Un joven de 22 de años se acerca interesado. Le basta tocar la puerta, presentarse, leer un informativo, y las técnicas aplican el ensayo. Lo que pasa de la puerta para adentro es confidencial, tal como lo establece el protocolo definido por el Minsal. A su salida, el joven cuenta que “es todo muy sencillo”. Agrega: “Anotas tus datos, te cuentan de qué se trata la enfermedad, firmas, te pinchan el dedo y esperas los 15 minutos”. En todo momento tiene el dispositivo y un cronómetro frente a sí.

“Es la primera vez que me hago el test rápido, pero desde los 18 años que me hago chequeos regularmente. Por seguridad”, dice con total tranquilidad. Su única complicación, como asegura, sería que, en el caso de ser positivo, le dificultaría contarle a su madre.                                                                    

En el caso de que el test resulte “no reactivo” (negativo), todo termina ahí. Si fuera “reactivo”, comienza un protocolo de comprobación. Esta instancia no entrega un diagnóstico, por lo que de ser “positiva”, se toma una contramuestra y envía al Instituto de Salud Pública (ISP), única entidad con la facultad de dictaminar si una persona es VIH positiva. Al tratarse de una política pública, a todos los que acudan a un establecimiento público de salud para hacerse el chequeo, independientemente de criterios de territorialidad o de su previsión, se les deberá aplicar el mismo protocolo.

En el sector privado también hay opciones. Además de las clínicas, existen centros que se dedican a tomar estas muestras, como Testmed, donde tiene un valor de $15.000. Ahí el procedimiento es prácticamente igual, con la diferencia de que, si el test es “reactivo”, no se toma inmediatamente la prueba de sangre, sino que se deriva a la persona a un especialista.

Los encargados comentan que reciben cerca de 145 pacientes a la semana y que, aunque hay informaciones referentes a la salud que pueden ser más delicadas que comunicar que posiblemente podría ser portador de VIH, aún les es difícil enfrentarse a un “positivo”. “Hay gente que se lo espera, que está asumida, pero hay personas que se ponen a llorar y a ti te toca contarles que esto no es determinante. Tienes que guiarlos, detallarles los pasos a seguir”, sostienen.

Aquello es lo que precisamente está estipulado en las “Directrices para detección del VIH a través de test visual/rápido en acciones intra y extramuro” que definió el Ministerio de Salud.

Las principales especificaciones

En el documento, que fue aprobado por la resolución exenta 1380 del 28 de septiembre de 2018 y luego modificado por la resolución exenta 1427 de 8 de octubre del mismo año, se establece que el test “es una oportunidad para mejorar el acceso al diagnóstico precoz a las personas que se han expuesto a su adquisición, ya que no requiere de equipamiento ni infraestructura compleja”.

“Por ello puede ser realizado en distintos establecimientos de salud, tales como establecimientos de atención primaria, así como particulares, organizaciones de la Sociedad Civil que cuentan con autorización de la autoridad sanitaria, centros comunitarios, establecimientos educacionales”, fija.

Crédito: Agencia Uno

Implementación:

  • Los establecimientos que apliquen la medición deberán capacitar sus profesionales.
  • Los test que utilicen deben cumplir con las exigencias del ISP.
  • Se deben cumplir con las instrucciones que entregue el fabricante.
  • En el caso de que sea reactivo para VIH, el centro de salud le debe garantizar la extracción de sangre para la contramuestra, de manera inmediata y el traslado de la misma. De no ser posible, se debe resguardar que el tiempo para la toma y envío de la muestra cumpla con las condiciones requeridas de conservación y traslado.
  • El centro de salud le debe asegurar a esa persona persona que recibirá el resultado de la contra muestra en un plazo máximo de 20 días hábiles.
  • Los establecimientos deben desarrollar e implementar estrategias que faciliten a la población el acceso al test.
  • Los organismos no gubernamentales, deben tener autorización sanitaria vigente.
  • Estos deben contar con la infraestructura adecuada y siempre estar en convenio con una institución de salud para la vinculación de las personas con los servicios de atención.

Se hace hincapié, además, en que el personal que toma la muestra debe tener nociones básicas sobre: VIH, conductas de riesgo y preventivas; confidencialidad de la información; pruebas rápidas; proceso de confirmación; bioseguridad; información y orientación previa a la prueba; información para la entrega del resultado; sistemas de registro de información y formas de fortalecer el uso de métodos preventivos.

Asimismo, se le exige tener un trato adecuado, no discriminatorio, y habilidades y herramientas de comunicación.

Revisa el protocolo completo acá.

Ir más allá

En conversación con PAUTA, María Paz Bertoglia, docente de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile y magíster en epidemiología y bioestadística, indica que desde hace años el test rápido de VIH es utilizado a nivel de laboratorio debido a su efectividad. Aplaude que haya sido incorporado finalmente como una política pública.

“Lo teníamos en laboratorio porque es un muy buen test. Desde hace mucho tiempo que estábamos solicitando que se incorporara, porque nosotros en Chile tenemos que hacer un esfuerzo para ampliar la oferta del test, como uno de los elementos que nos puede servir bastante en la pesquisa de personas que están en la duda de su estado”, dice.

Sin embargo, considera que hay que ir más allá y que el Gobierno se ha quedado corto con lo implementado. A su juicio, debe haber un cambio “para ir cerrando las brechas al acceso y mejorar el acompañamiento, que exista la información adecuada”.

Cree que “hay que mejorar la comunicación desde el ministerio. Hay que reconocer que desde hace años no se ha hecho un trabajo eficiente para entregar información a la sociedad”.

“Necesitamos que el gobierno haga un mea culpa, que haga un llamado a la comunidad científica, y nos sentemos en una mesa técnica de trabajo, porque desde hace años habíamos levantado la alerta. Miramos atrás y es como ver un choque de trenes en cámara lenta. Sabíamos que esto iba a suceder”, expresa Bertoglia.