Deportes

Columna de Fernando Tapia: “La selección, el rostro de la crisis”

Imagen principal
POR Equipo Radio Pauta |

“El Consejo de Presidentes de la ANFP es el verdadero responsable del caos reinante. Algunos tienen más culpa que otros, pero al final son ellos los que se muestran indolentes ante la situación que tiene a toda la actividad en la lona”, dice Fernando Tapia.

Se terminó el año futbolístico de la Selección Chilena. La derrota ante Ecuador en Quito mantuvo a la Roja fuera de la zona de clasificación, y con un futuro que se mantiene oscuro. Nada de qué sorprenderse, porque lo que sucede en la cancha no es otra cosa que el reflejo palpable de los problemas que el fútbol chileno viene arrastrando hace un buen rato. Usted ya los conoce, lo hemos tratado con regularidad y necesaria majadería.

Por ahora, la contingencia nos llevará a que el debate se traslade hacia la búsqueda del nuevo entrenador que suceda a Eduardo Berizzo. Para el Presidente de la ANFP, será el cuarto con el que deberá convivir en poco más de tres años de gestión. Recordemos: partió con el colombiano Reinaldo Rueda; siguió con el uruguayo Martin Lasarte; y finalizó este año con el argentino Berizzo. Es decidor. La danza de entrenadores que han fracasado en el último tiempo en la Selección nos deja una clara señal.

El problema va más allá del entrenador de turno. Hasta ahora el denominador común son los jugadores y los dirigentes. Necesitamos también cambios allí. La renovación del plantel tras la extinción de la generación dorada ha sido hasta ahora infructuosa. Es momento de forzarla, aún a riesgo de tener que quedar fuera de un Mundial. Sólo en la última convocatoria, y casi en una medida desesperada, Berizzo hizo lo que debió impulsar desde un principio: la oportunidad a nuevos nombres en la Selección.

Su gran pecado fue desperdiciar más de un año en partidos amistosos donde recurrió a los mismos de siempre. Y así no más le fue. Más difícil será desencadenar el otro cambio necesario que le urge al fútbol chileno: el de los dirigentes. Esto provoca una desazón mayor, porque hace complicado confiar en que las cosas puedan mejorar, si a la cabeza de todo siguen estando los mismos mediocres que nos han llevado a este punto. Quizás ha llegado el momento de apuntar la crítica a quienes sostienen a Milad y su séquito en el cargo. Los poderes fácticos del fútbol que hoy se agazapan para evitar que las esquirlas de la crisis los toquen.

El Consejo de Presidentes de la ANFP es el verdadero responsable del caos reinante. Algunos tienen más culpa que otros, pero al final son ellos los que se muestran indolentes ante la situación que tiene a toda la actividad en la lona. Allí tampoco hay renovación. En general son los mismos que provocaron la crisis del 2010, que terminó con la salida de Mayne-Nicholls y Bielsa. Los que elevaron a la categoría de estadista a Sergio Jadue, con las consecuencias por todos conocidas.

Los que dieron un golpe de estado a Sebastián Moreno, y colocaron finalmente a Pablo Milad a la cabeza. Durante casi una década pudieron sortear los malos manejos gracias a los resultados de la generación dorada, la que, una vez agotada, ha dejado al descubierto los problemas estructurales, porque los éxitos deportivos de la Selección sirvieron también para tapar todo. La apuesta ahora es apuntarle al nuevo entrenador. Igual clasificar al Mundial sigue estando al alcance. Y esa podría ser la salvación, porque en el fútbol mandan los resultados. Pero que no se nos olvide. Estamos en crisis y la selección es el rostro de ella.