La reinvención de Nicolás Larrondo: de promesa a representante
Pilar de la Sub 20 que fue tercera en el mundo, tuvo una serie de tempranas lesiones. A los 28 años se retiró y fija sus metas profesionales fuera del continente.
Fue en agosto de 2008. La cancha sintética del Parque Schott de Osorno llevaba dos años de funcionamiento y poco a poco comenzaba a cobrar “víctimas” debido a lo dura que resultaba su estructura y el césped de caucho. Esta vez le tocó a él, un joven mundialista sub 20 y promisorio defensor central de la Universidad de Chile: Nicolás Larrondo.
“Llevábamos varios días entrenando ahí para acomodarnos a la cancha. En un entrenamiento fui a un cruce con el Leonardo ‘Pinino’ Mas y me rompí el ligamento cruzado. Tengo la imagen clarísima de ese momento”, recuerda Larrondo, 12 años después.
El joven formado en la U en ese entonces tenía 20 años y solía ingresar como titular desde su regreso del Mundial sub 20 de Canadá. En aquel torneo fue pilar del equipo que terminó tercero. Algunos de compañeros fueron Alexis Sánchez, Arturo Vidal y Gary Medel. “En ese momento yo estaba muy bien de cabeza. Si bien me quedé varios meses fuera, al volver me sentía con confianza, era como si no me hubiese pasado nada”, cuenta.
Pero pasó. Pasó mucho.
Lesiones y decisiones
Larrondo se siguió lesionando y nunca pudo retomar la regularidad. Pero tuvo sus grandes momentos también: en 2009 anotó un recordado gol a Universidad Católica en un partido que terminó siendo clave para que los azules se coronaran campeones del Apertura de ese año. “Ese campeonato es, junto al mundial de Canadá, mi mejor recuerdo en el fútbol”, afirma. Sin embargo, también ese título sería el comienzo del fin de su mejor etapa como jugador.
Terminada la temporada 2009, Larrondo, de 21 años, ya acumulaba varias lesiones. Si antes la entidad azul lo proyectaba como un jugador exportable, no renovó su contrato. “La U nunca me hizo una oferta. Tuve la chance de llegar libre a River Plate de Argentina, pero antes de firmar el contrato me lesioné los meniscos […] la verdad es que con el tiempo nos dimos cuenta de que la primera operación que me hice no había salido bien. De 2008 en adelante me seguí lesionando y me tuve que operar hasta cinco veces más. Recién en 2011 te puedo decir que me volví a estar bien físicamente, pero ya había perdido mucho terreno”, lamenta.
Las complicaciones físicas se tornaron sicológicas. Tras un historial de lesiones, tanto el medio futbolístico como el propio jugador levantaron preguntas. “La segunda vez que me rompí el ligamento cruzado, reconozco que empecé a tener problemitas en la cabeza. Comencé a dudar si realmente estaba bien o si de verdad podía jugar”, rememora.
Tras un periplo errático por varios clubes, en 2015 Nicolás Larrondo decidió finalizar su carrera como profesional, a los 28 años. Su último equipo fue Deportes La Serena, en el fútbol de ascenso, lejos de las luces y los éxitos que alguna vez se proyectaron para él.
“Decidí retirarme porque me di cuenta de que mi carrera había tomado un rumbo que no me permitía cumplir los objetivos que yo me había trazado. Ya me había quedado sin club un par de veces, además tenía un historial de lesiones. Entonces, era difícil”, reflexiona Larrondo.
Dejó la actividad el mismo año que varios de sus compañeros de la sub 20 de 2007 levantaron la primera Copa América en la historia del fútbol chileno.
De promesa en la cancha a promesa en los despachos
Tras su prematuro retiro, Larrondo se centró en sus estudios de administración. Hoy dirige su empresa de representación de jugadores ‘NLO’ la cual tiene una cartera de varios futbolistas destacados en el fútbol nacional. “El negocio más grande que hemos hecho fue traer a Chile a Pablo Mouche. Además, tenemos la representación de Sebastián Ubilla (Wanderers), Ignacio González (Antofagasta), Matías Ferrari (Barnechea), entre otros”.
Cuenta Larrondo que, al igual que en su época como futbolista, proyecta una carrera promisoria. “Me pongo metas grandes. Me gustaría abrir una oficina en Europa o en Estados Unidos, que es una liga que está creciendo mucho y tiene una gran posibilidad de abrir mercado”, explica.
“Sé que recién tengo 32 años, pero tampoco veo tan lejano alcanzar mis metas. Esto es mucho de piel y de sensibilidad. Trato de acompañar a mis representados y aconsejarlos para que no pasen lo malo que me tocó vivir a mí. Ese tal vez sea mi plus como representante”, cierra.
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