Economía

El impacto en el crecimiento de las tres fórmulas constituyentes

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PAUTA
POR Marcela Gómez |

Un análisis del exministro Rodrigo Valdés detectó que países con convenciones y comisiones de expertos vieron alzas en PIB e inversión, al contrario de las asambleas.

¿El mecanismo elegido para generar una Constitución o cambiarla se refleja en el desempeño económico de los países que han pasado por ese proceso? La pregunta rondaba al exministro de Hacienda y profesor de la Escuela de Gobierno UC, Rodrigo Valdés, quien aprovechó un largo viaje para intentar responderla.

Para ello, combinó cifras de distintas fuentes, incluyendo el sitio web Comparative Constitucional Project, análisis del profesor de Ciencia Política de la UC Gabriel Negretto, y la base de datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) para los indicadores macroeconómicos. De este modo, mapeó 47 procesos constituyentes registrados en todo el mundo entre 1983 y hoy (Brasil, Corea del Sur, Croacia, Kenia, Nicaragua, Perú, Sudáfrica y Argelia, entre otros) junto con el desempeño macroeconómico asociado a la fórmula empleada para construir la nueva Carta Magna.

En general, estos procesos se verificaron en economías que estaban en reconstrucción y que eran de bajos recursos, ya que el promedio de sus ingresos llega solo a los US$ 8.812 per cápita, medidos en dólares de 2011 a paridad de poder de compra. Tres países son la excepción, ya que alcanzan o superan los US$ 23 mil per cápita a esa fecha: Chile, Suiza e Islandia.

“No hay datos macro para todos los países que pasaron por estos procesos. Hay muchos que no tienen historia porque son nuevos. Incluí solo aquellos para los cuales hay datos desde el año anterior al término del proceso de nueva Constitución e identifiqué en cada caso cuántos países considero”, aclara el economista. 

Estados más grandes

Los resultados del análisis, parte de los cuales expuso en una columna en El Mercurio publicada el pasado domingo 8 de diciembre, revelan que del total, 15 países usaron una asamblea constituyente para elaborar su Constitución y otros 15 una convención constituyente, las dos de las opciones que estarán disponibles en el futuro plebiscito en Chile. La tercera fórmula, una comisión de expertos, fue empleada por otros 17 países. Los datos analizados abordan 13 casos de asambleas, 13 de convenciones y 15 de comisiones de expertos.

En general, este ejercicio muestra que en los tres a cinco años posteriores a la nueva Constitución el crecimiento económico relativo al promedio mundial y la inversión como porcentaje del PIB se elevó en los países que usaron una convención constituyente o una comisión de expertos.

Los que optaron por una asamblea registraron crecimientos un punto porcentual (pp) menor al promedio mundial y un retroceso de tres puntos porcentuales en la inversión. En esta modalidad también se dan desempeños especialmente negativos en indicadores macro, aunque se trata de muy pocos casos.

Serie de gráficos elaborados por Rodrigo Valdés, donde (t) es el año en que termina el proceso para una nueva Constitución. 

En general, independientemente de la fórmula escogida, se aprecia una disminución de la inflación y que el déficit fiscal se mantiene bajo control. Además, el gasto del gobierno crece, aunque esto es mucho más evidente en los procesos con asambleas y comisiones de expertos. “Es bastante claro que el tamaño del Estado aumenta tras estos procesos”, afirma el economista.

“Esperaba una peor performance general, pero la verdad es que hay bastante heterogeneidad, hay países a los que les va mejor tras estos cambios y también a algunos les va peor. El mayor riesgo se da en asambleas constituyentes”, dice. Agrega que hay autores que han aportado evidencia que apunta a que mientras más participativo es el proceso, más democracia hay después.

Serie de gráficos elaborados por Rodrigo Valdés, donde (t) es el año en que termina el proceso para una nueva Constitución. 

Aunque admite que los mejores resultados macroeconómicos parecen asociarse a que el cambio constitucional proviene de un grupo de expertos -precisamente el mecanismo que no se usará en Chile-, también afirma que hay que analizar ese resultado con cuidado. “Eso se da también en países más pobres donde probablemente el poder ordenarse les genera más oportunidades”, concluye.