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Arquitecta de Acuerdo Climático de París considera crucial 2020

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Bloomberg
POR Cristián Rodríguez |

Las recientes decisiones ambientales de EE. UU., Brasil y Australia podrían disuadir a otros países de aumentar sus compromisos, de cara a la próxima reunión del pacto.

De acuerdo con la mujer que lideró el emblemático Acuerdo de París de 2015, el año que viene será crucial en la lucha contra el cambio climático, ya que la situación política amenaza con socavar los avances tecnológicos para salvar el planeta.

Estados Unidos está aflojando regulaciones ambientales, Brasil eliminó un brazo del gobierno que se ocupaba del cambio climático y Australia eligió un partido favorable al carbón. Acciones como esa podrían disuadir a otros países de aumentar sus compromisos cuando se reúnan el próximo año en la primera revisión quinquenal del pacto histórico, según Christiana Figueres, exsecretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

“Hay una realidad económica y tecnológica que se está moviendo claramente hacia una economía descarbonizada”, dijo Figueres en una entrevista la semana pasada en Singapur. “Uno pensaría que esos países deberían poder avanzar el próximo año, pero luego está esta realidad política”.

Parte del Acuerdo de París incluyó un compromiso para que los países se reúnan cada cinco años, evalúen los cambios en las tecnologías y la ciencia del clima y decidan si necesitan cambiar sus objetivos, dijo Figueres.

El retroceso político es particularmente preocupante porque las reducciones de costos desde 2015 en la generación de energía solar y eólica hacen que sea más fácil para muchos países apuntar a reducciones de emisiones más agresivas, dijo Figueres. Por ejemplo, el costo de por vida de las nuevas plantas solares, eólicas en tierra y nucleares en China se ubica en US$ 40 – US$ 80 por megavatio hora, en comparación con US$ 58 – US$ 73 para el carbón, según una investigación de BloombergNEF.

Si bien el mundo está mejor equipado ahora que en 2015 para enfrentar el cambio climático, todavía hay una necesidad de inversión en nuevas tecnologías que puedan ayudar a descarbonizar sectores como el transporte y la industria, dijo en una entrevista aparte el exsecretario de Energía de EE.UU., Ernest Moniz. La captura y el secuestro de carbono, el almacenamiento de energía de hidrógeno y los biocombustibles avanzados son cruciales, a medida que la lucha contra el cambio climático expande su enfoque más allá de la generación de energía.

“Enfocarse en la electricidad puede acercarnos a los objetivos de París, pero será completamente inadecuado para los objetivos de descarbonización profunda”, asegura Moniz. “En este momento no tenemos las herramientas disponibles para alcanzar emisiones de carbono cero netas para 2050”.

Figueres y Moniz, que hablaron al margen de la Conferencia sobre Ecosperidad de Temasek Holdings Pte la semana pasada, fueron figuras clave para ayudar a 196 países a alcanzar el acuerdo de 2015 de mantener las temperaturas globales por debajo de los 2 grados centígrados desde los niveles preindustriales. Desde entonces, los llamados a la acción se han vuelto más urgentes, incluyendo un informe de la ONU del año pasado según el cual las temperaturas globales estimadas ya han aumentado 1 grado por encima de los niveles preindustriales y podrían alcanzar 1,5 grados en 2030.

Oportunidad de liderazgo

La energía limpia es competitiva con la energía del carbón y el gas debido a décadas de financiamiento de investigación, apoyo a políticas y subsidios, dijo Figueres, por lo que es preocupante ver que países como EE.UU. y Brasil retroceden. En 2017, el presidente Donald Trump anunció su intención de retirar a EE.UU. del acuerdo, aunque no puede hacerlo hasta 2020.

Todavía hay razones para el optimismo de que otros países detrás del pacto todavía puedan avanzar, dijo Figueres. Por ejemplo, China e India, que han incrementado drásticamente su gasto en energía renovable desde 2015, podrían ver la falta de liderazgo climático de EE.UU. como un vacío que podrían llenar aumentando sus objetivos el próximo año, dijo.

“Es muy difícil saber si van a ser coherentes con lo que está haciendo su propia economía o si van a mirar la política internacional en juego y tomar decisiones diferentes”.