El “orden de las letras” de Andrés Bello
El investigador del CEP Joaquín Trujillo indaga en el poder de la gramática en la figura de Andrés Bello. Y va más allá: la clase política vive una “crisis de la autoridad del espíritu”, sostiene.
A América Latina le sobran constituciones, pero lo que más falta es orden, señala Cristián Warnken, el anfitrión.
Interviene el invitado, Joaquín Trujillo, investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP): “La Constitución [moderna] es un contrato que se crea en el siglo XVIII supuestamente para regir a una comunidad gigantesca […]. Y la ilusión tiene que ver con que ese contrato va a poder regir y se va a mantener en el tiempo, incluso va a regir con nuevas personas que vayan naciendo y que va a regir más allá de todos los muertos que la hayan firmado en su momento. Entonces es una pretensión bastante loca, la idea misma de este texto que se llama la Constitución”.
Añade que se creó como un programa político “de cómo debemos ser”, lo que genera muchas expectativas. “El constitucionalismo es una técnica jurídica norteamericana más que cualquier otra”, dice en Desde El Jardín, de Radio PAUTA.
{{noticia:64196}}
Pese a la multitud de revueltas en la época de Manuel Montt y hasta una guerra civil en 1981, Trujillo postula que Chile siempre ha tenido la determinación de conservar el barco en su rumbo.
Pero tomando como referencia el libro de Iván Jaksic Andrés Bello, la pasión por el orden (2010), el investigador del CEP sostiene que es crítico frente a esa metáfora. A su juicio, muchos subversivos de la destrucción del Imperio Español venían con la misma idea de la llamada “pasión por el orden”, entre ellos Diego Portales o Simón Bolívar. Muy pocos buscaban la anarquía permanente.
“Entonces lo que distingue a Bello no es solamente el orden, porque el orden es común a muchos otros americanos, digamos, de la época […]. Lo que distingue a Bello creo yo es una forma distinta de orden […] que tiene que ver con el orden de las letras, el que le da las letras al mundo”, apunta el autor de Andrés Bello: libertad, imperio y estilo (2019).
De esta forma, por un lado, Bello establece una de las gramáticas modernas más importantes del mundo, dice Trujillo. Difiere de las gramáticas latinas y de las lógicas francesas; se enfoca en la alfabetización. Llegó a proponer hasta una hegemonía del castellano. Además, fue un firme creyente de que el lenguaje refleja la realidad.
En ese sentido, dice que Bello fue un visionario: adelantó que Chile se llenaría de poetas, donde la gramática jugaría el rol más importante en cuanto organiza el caos de la conciencia.
La búsqueda de dignidad
¿Y qué ocurriría si es que, en lugar del general Baquedano, en la zona cero, se instalara una estatua de Andrés Bello?, pregunta Warnken.
—Eso sería una apuesta muy loca, pero podría funcionar. Tal vez podría funcionar— responde Trujillo, gracias al aspecto ecuménico de Bello, asociado a su profunda relación con el alma nacional.
{{noticia:67762}}
En cuanto al estallido social, advierte que existe una necesidad social de subjetividad, en respuesta a una falta de auctoritas o de autoridad. “Yo tengo la tesis de que esto que se vive en Chile es una crisis de la autoridad del espíritu, o sea, de autoridad moral. O sea, el problema es que las personas que están revestidas del poder oficialmente, muchas de ellas, gran parte de ellas, no tienen espíritu o autoridad moral y por lo tanto la gente hoy día no acepta otra cosa que autoridad moral”, comenta.
El abogado de la Universidad de Chile añade que existe una irregularidad o un desorden en cuanto a la disociación entre la gente que tiene una autoridad política, y quien no la posee.
Para avanzar hacia una salida en la crisis, afirma que la justicia no puede ser la única musa, dado que como postula la escritora alemana Gertrud Von Le Fort, tal valor es un arma de doble filo.
Vea el programa con Joaquín Trujillo:
Nota: programa emitido el 15 de enero de 2020.