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Crisis hídrica: cómo convertir el jardín en uno con bajo consumo de agua

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Fernanda Monasterio/PAUTA
POR Cristián Rodríguez |

La clave es promover la presencia de especies idóneas para el clima semiárido como la zona central. Diversos paisajistas e ingenieros agrónomos dan sus recomendaciones.

Chile acumula 13 años consecutivos de sequía y 2021 fue el cuarto año más seco desde que existen registros. En este contexto, son varias las medidas que buscan contribuir al cuidado del agua, con el fin de distribuir el consumo de manera eficiente. Una de ella apunta a la disminución del riego en áreas verdes y el reemplazo del pasto por otras especies con menor demanda hídrica. Así es como llegó hasta el buzón del Contestadog, de WatchDog Pauta, la siguiente pregunta: ¿cómo convertir mi jardín en uno ecosustentable con poco presupuesto?

De acuerdo con el informe realizado por la Mesa Nacional del Agua, una de las principales amenazas que enfrenta la seguridad hídrica en Chile es el cambio climático que se presenta con sequías prolongadas y frecuentes, situación que “solamente se agravará en el tiempo, amenazando la disponibilidad de agua para los distintos sectores”.

Por ello, el gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, presentó el Protocolo de Racionamiento para sectores del Gran Santiago, que se aplica para aquellos casos en los que no hay suficiente agua para asegurar el consumo humano.

En Chile el promedio de consumo por persona es de 170 litros diarios. Si uno considera, en promedio, un hogar de 4 a 5 integrantes, estamos hablando de 400 a 500 litros diarios por hogar, lo cual es un nivel promedio muy alto de consumo”, explica Guillermo Donoso, ingeniero agrónomo y miembro del Consejo Directivo del Centro de Derecho y Gestión de Aguas de la Universidad Católica.

Según el último Informe de Gestión del Sector Sanitario, el consumo de agua residencial en Chile es mucho mayor que varios países europeos, y se ubica en niveles cercanos a los de Grecia y Francia.

Donoso agrega que una de las mayores demandas de consumo domiciliario se destina al riego de jardines, especialmente para el past. “Es uno de los que tiene mayor huella hídrica, por lo que necesita una alta cantidad de agua”. Por ello, propone mejorar el horario y forma de riego, porque sostiene que se tiende a regar con más agua de lo que realmente se necesita. En ese sentido, es recomendable hacerlo en horas donde hay menos posibilidad de evaporación directa y mantener el suelo húmedo, pero no saturado de agua.

Josefina Miranda, ingeniero agrónomo, especialista en paisajismo y dueña de la empresa Jardines Jacaranda, añade que “un jardín con pasto gasta 10 veces lo que gasta uno que tiene solo plantas”. Por lo tanto, para una transformación con resultados significativos hay que cambiar el consumo de pasto por plantas, piedras o mulch; esto es, priorizar el uso de cualquier sistema que reemplace al césped.

Los cambios para transformar un jardín en ecosustentable

Para reducir el consumo de agua en los jardines y hacerlo más amigable con el medio ambiente, el ingeniero forestal y paisajista Cristóbal Elgueta propone un paisajismo “ecosistémico”. Este consiste en la combinación de plantas que, además de responder a un fin ornamental, cumplan ciertos estándares ambientales, como el cuidado del agua, la generación de polen, néctar, semillas, frutas, biomasas, o rehabilite el suelo; es decir, proporcione las condiciones para el desarrollo de un ecosistema.

El paisajista explica que se debe pensar qué es lo que se quiere lograr con el jardín y, sobre la base de esto, entender sus características, como cuánto sol y horas de sombra necesita. “Muchas personas dicen que no quieren hacer paisajismo con menor requerimiento de agua porque no quieren ver el jardín seco o café. Yo les digo que uno puede usar plantas de zonas del mundo donde llueve poco que son extraordinarias y tener un requerimiento de agua que es un 20% de lo que utiliza una persona en su pasto; además de esto, va a tener mariposas, abejas y pájaros”, menciona Elgueta.

Parte fundamental para el proceso de adaptación a un espacio de baja demanda hídrica es la preparación del suelo, en cuanto a evaluar la manera en la que debe drenar el agua. En ese sentido, es importante cubrir el suelo con vegetación o mulch, que podría ser hecho con hojas secas o restos de poda.

“En la medida que el suelo se mantiene cubierto la evaporación es muchísimo menor, se produce también un proceso de descomposición que ayuda a generar vida, que va profundizando el suelo e incorporando humedad”, dice Alejandra Vargas, ingeniero agrónomo y directora del programa Manejo de Áreas Verdes de la Universidad Católica. El siguiente paso es cuidar el sustrato y cambiar el sistema de riego por uno que reduzca el consumo de agua, como el sistema por goteo, por ejemplo, y que sea de fácil mantención, junto con no presentar ningún tipo de pérdida.

La nueva selección chilena

Una parte fundamental para tener un jardín que se adapte a las nuevas condiciones de escasez hídrica es la selección de especies vegetales. A pesar de que se podría creer que un jardín que responda a estas características de bajo requerimiento hídrico puede ser costoso, los expertos señalan que hay opciones para todos los presupuestos. 

Miranda señala que en términos de flora, las que necesitan menos agua son plantas rústicas y de precios accesibles. Y añade que el sistema de riego por goteo “es barato y no requiere de muchos cuidados ni mantenciones”.

En esa elección se deben evitar las plantas que no responden a las condiciones climáticas del sector. Vargas aconseja buscar aquellas especies que estén adaptadas “a una pluviometría baja, como la que estamos viviendo ahora, y que sean adecuadas para las heladas, porque hoy en día tenemos bajas temperaturas de forma considerable”.

Elgueta menciona que, en general, todas las plantas que tienen hojas grandes y oscuras, como las calas o los filodendros, son las que requieren más agua. En cambio, aquellas que vienen de lugares del mundo donde el agua es escasa, en general, tienen hojas chicas y muchas son de un verde más grisáceo, como las lavandas.

En ese sentido, las plantas nativas pueden ser una buena opción. “No necesariamente todas funcionan, pero al menos cuando eliges una planta del Norte Chico y entiendes cómo funciona, es bastante probable que la condición que puedas dar en tu jardín va a funcionar, ya que es una planta que tiene bajo requerimiento de agua porque se tuvo que adaptar a eso en su lugar de origen”, afirma.

Entre las especies recomendadas por los expertos están el Penisetum, Stipa, Cola de Zorro, Dietes Grandiflora, Salvia, Sisyrinchium, Colliguay, Pichi Romero, el Romero y Falkia Repens.

En cuanto a la forma de ubicar las plantas, estas se deben posicionar según el tamaño del crecimiento final, debido a que de esa forma pueden desarrollarse de manera adecuada en el tiempo y tener una correcta exposición al sol. Vargas explica que si una planta tiene 20 centímetros al principio, pero puede crecer hasta un metro y medio de diámetro, es necesario plantarla como mínimo a esa distancia de otra.

“A largo plazo, lo que debemos hacer es migrar a jardines más adaptados a nuestra zona geográfica, la cual es semiárida. Por lo tanto, reducir el uso de pasto y comenzar a incluir especies de esta zona, que están más adaptadas a la realidad de escasez y requieren menos riego”, agrega Donoso.

WatchDog PAUTA es un proyecto de fact-checking conjunto entre la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes y PAUTA. Busca tomar temas en la agenda y rastrear su veracidad desde una perspectiva positiva, no inquisitoria.

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