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Cuáles eran las violaciones a los DD. HH. cometidas por los talibanes hasta 2001

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Juventud UCE España
POR Diego Zárate |

Desde 1996 hasta su derrocamiento, el régimen talibán fue conocido por una serie de represiones hacia la mujer, censura e intolerancia política y religiosa.

Con la reconquista de Kabul por parte de los talibanes, el caos se ha apoderado de Afganistán. Hay miedo en la población de volver al estado de cosas que ya había durante el régimen que dirigió ese país entre 1996 y 2001. Ese gobierno terminó tras la invasión de Estados Unidos en octubre de 2001, como consecuencia de su arremetida contra el grupo terrorista Al Qaeda cuyas bases de operaciones estaban en Afganistán.

Represión a la mujer, violencia contra niñas, privaciones de derechos femeninos, intolerancia frente a la política o creencias distintas del Islam eran de las principales violaciones a los derechos humanos por las que fue conocido el régimen autoritario de los talibanes.

Este martes, el vocero de los talibanes, Zabihullad Mujahid, aseguró que evitarán que Afganistán sea “una zona de conflicto” y anunció que habrá una amnistía para sus enemigos. Además, señaló que las mujeres tendrán derechos “en el marco de la ley islámica”, sin profundizar sobre sus márgenes.

El terror talibán

En 1994 surgió el movimiento talibán, formado por el muyahidín Mullah Omar. En 1996 consiguió el gobierno afgano tras la toma de Kabul. Al año siguiente se oficializó Emirato Islámico de Afganistán como nuevo nombre para el país.

Con el emirato, la vida cambió radicalmente. Los talibanes impusieron la sharia o ley islámica, que constituía un código detallado de conducta en el que se incluían normas respecto a la forma en que debían seguirse los cultos, los criterios de cómo se entendía la moral y también las vestimentas aceptadas para hombres y mujeres, entre otros aspectos. Básicamente, era todo lo que tenían permitido o prohibido dentro del sistema y modo de vida islámico. Quienes desobedecían sufrían castigos de distinto grado, incluidos latigazos, lapidaciones y ejecuciones públicas. Los talibanes destruyeron reliquias de otras creencias y se prohibieron manifestaciones artísticas consideradas contrarias a la sharia.

Aplicaron una interpretación que restringía los derechos femeninos, como el acceso a la educación. Antes de la irrupción de los talibanes, las mujeres podían asistir a la universidad y trabajar en distintos sectores de la economía. Entre aquellos rubros laborales permitidos estaba la salud, pero fue reducido en forma severa. El problema es que como solo una mujer puede atender el estado médico de otra mujer, la población femenina redujo sus estándares de salud en forma dramática.

Además, a las mujeres se les obligó a llevar una tenida que las cubre de pies a cabeza, incluidas sus manos; en la calle debían vestir el burka, un hijab que solo les permite ver por medio de una rejilla. Podían salir a la calle únicamente si contaban con un permiso por escrito de un hombre de su familia. Si se rehusaban a cumplir con estas y otras reglas, las mujeres podían ser asesinadas.

“Si bien el burka existía antes de los talibanes, no se requería su uso. Como en el resto del mundo musulmán y en Estados Unidos, las mujeres optaron por usar el burka como una cuestión de preferencia individual religiosa o personal. En Afganistán, sin embargo, los talibanes impusieron el uso del burka con amenazas, multas y palizas en el lugar. Incluso la exhibición accidental de pies o tobillos fue severamente castigada. No se permitieron excepciones. A una mujer que se mareó violentamente no se le permitió quitarse la prenda. Al pagar la comida en el mercado, la mano de una mujer no se veía al entregar el dinero o al recibir la compra. Se esperaba que incluso niñas de ocho o nueve años usaran el burka”, narra un informe del Departamento de Estado de EE. UU. de noviembre de 2001.

Un reporte de octubre de 2001 de Human Rights Watch sintetizó de esta manera la realidad de las mujeres en el país:

“Las mujeres que viven en Afganistán han sufrido violaciones masivas y sistemáticas de sus derechos humanos bajo los talibanes. Los talibanes han emitido numerosos edictos que controlan literalmente todos los aspectos del comportamiento de las mujeres tanto en el ámbito público como en el privado”.

“Estos edictos son emitidos oficialmente por el Ministerio para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio, y anunciados al público en general a través de la estación de radio talibán, Voice of Shariat (ley islámica). Con algunas excepciones, los talibanes han prohibido a las mujeres participar en la esfera pública. Las mujeres tienen prohibido aceptar un empleo, aparecer en público sin un familiar masculino, participar en el gobierno o en otros debates públicos y recibir educación secundaria o superior”.

“El impacto de esta discriminación ha sido silenciar a las mujeres y despojarlas de todo control sobre sus vidas. Las mujeres afganas no experimentan estas violaciones como incidentes separados y discretos; más bien, la discriminación es acumulativa y tan abrumadora que, literalmente, pone en peligro la vida de muchas mujeres afganas. Las mujeres se ven privadas de los medios para mantenerse a sí mismas y a sus hijos”.

Naciones Unidas había emitido en esos mismos años decenas de documentos que avalaban la existencia de graves violaciones a los derechos fundamentales de los civiles, tanto hombres como mujeres. Los años de conflicto armado en Afganistán había derivado en desplazamientos masivos de población rural y numerosos episodios de ejecuciones sumarias y torturas.

Por ejemplo, en un informe de septiembre de 2001 presentando en Naciones Unidas se describen acciones de las partes en conflicto. Entre ellas, detenciones en masa de civiles varones, seguidas de ejecución por pelotones de fusilamiento, matanzas al borde del camino, en las que grupos (más pequeños) de personas fueron detenidas y ejecutadas cerca del lugar donde se las había detenido;
y matanzas durante operaciones de búsqueda, “en las que ejecutó inmediatamente a las personas, generalmente detenidas en sus hogares”.

“Los talibanes perpetraron atroces actos de violencia contra la mujer, incluidos la violación, el secuestro y el matrimonio forzado. Algunas familias recurrieron a enviar a sus hijas a Pakistán o Irán para protegerlas”, describía el Departamento de Estado de Estados Unidos ese mismo 2001.

Los 20 años de avances se ven amenazados

A través de uno de sus portavoces, Suhail Shaheen, los talibanes ahora han llamado a la calma diciendo que respetarán los derechos de las mujeres. Aseguran que las niñas y jóvenes podrán acudir al sistema educacional completo y podrán salir al trabajo.

Sin embargo, estas palabras no tienen un reflejo en el pavor público exhibido con la huida de cientos de miles de afganos y otros que buscaron subirse a los aviones de rescate. Durante semanas, familias completas han sido desplazadas hacia Kabul desde diferentes puntos rurales. Según información recolectada por los medios de la zona, las mujeres han sido enviadas a casa desde el trabajo y la universidad, mientras que otras fueron azotadas por la forma de vestir.

El secretario de la ONU, António Guterres, realizó un llamado al “fin inmediato de la violencia, que se respeten los derechos de todos los afganos y que Afganistán cumpla con todos los acuerdos internacionales en los que es parte”.

De momento, siguen las evacuaciones de civiles, embajadores y excolaboradores afganos. 

La Oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, a cargo de Michelle Bachelet, expresó este martes su preocupación por los acontecimientos. Ante los anuncios de los talibanes sobre las nuevas condiciones para las mujeres, planteó: “Tales promesas deberán cumplirse y, por el momento, nuevamente comprensiblemente, dada la historia pasada, estas declaraciones han sido recibidas con cierto escepticismo. Sin embargo, las promesas se han hecho, y se examinará de cerca si se cumplen o no se cumplen o no”.