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La disputa entre Japón y Corea del Sur da un giro peligroso

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Bloomberg
POR Maria del |

El jueves entrarán en vigencia restricciones a las exportaciones de Japón a Corea del Sur de productos específicos para la generación de tecnología.

Por décadas, Japón y Corea del Sur han logrado mantener sus peleas en gran parte limitadas a burlas retóricas y desaires diplomáticos. Ahora, con Estados Unidos cada vez más al margen, se están desviando hacia un conflicto económico.

Su disputa sobre lo que consideran una contrición apropiada por el gobierno colonial de Japón entre 1910 y 1945 sobre la Península de Corea cambiará el jueves, cuando las restricciones de exportación del gobierno del primer ministro japonés, Shinzo Abe, entren en vigencia. Las medidas buscan frenar el suministro de productos altamente especializados necesarios para hacer semiconductores y pantallas de computadora, un ángulo económico en una lucha que hasta ahora ha sido principalmente una guerra de palabras.

Tokio sostiene que Corea del Sur comenzó la última disputa, cuando sus tribunales el año pasado determinaron que las compañías japonesas deben compensar a los coreanos reclutados para trabajar en fábricas y minas para la máquina de guerra imperial de Japón. La preocupación ahora es que las tensiones entre los principales socios comerciales y aliados de EE.UU. podrían salirse de control.

“Esto está comenzando por el camino de la guerra económica, y es muy peligroso”, asegura Daniel Sneider, profesor de política internacional en la Universidad de Stanford, quien ha escrito extensamente sobre cómo los japoneses y los coreanos ven su historia compartida.

Tradicionalmente, EE.UU. ha intervenido cuando aumentan las tensiones entre dos de las economías más grandes de Asia, ya que todas enfrentan amenazas a la seguridad por Corea del Norte y la sombra cada vez mayor del ejército chino en la región.

Pero el presidente Donald Trump ha cuestionado los despliegues abiertos de tropas estadounidenses en Japón y Corea del Sur, y su administración ha estado notablemente ausente mientras sus aliados asiáticos discuten. Trump estuvo en Japón y Corea del Sur la semana pasada, pero no hizo declaraciones públicas para aliviar el conflicto, por lo que Seúl y Tokio podrían seguir atacándose, según Sneider.

Responsabilidades de EE.UU.

Un funcionario del Departamento de Estado, que pidió no ser identificado, dijo que es crucial para Corea del Sur, Japón y EE.UU. mantener relaciones cercanas ante los desafíos regionales compartidos.

EE.UU. ayudó a negociar el tratado de 1965 que establece lazos entre Japón y Corea del Sur, el cual incluía un pago de Tokio de alrededor de US$ 300 millones, US$ 2.400 millones en dinero de hoy. El pacto declaraba todas las reclamaciones “resueltas por completo y finalmente”. El entonces gobierno autocrático de Corea del Sur utilizó la financiación como capital semilla para sus industrias.

Pero el tratado no alivió las profundas emociones en Corea del Sur sobre el trabajo forzoso, así como las mujeres forzadas a la servidumbre sexual en los burdeles del Ejército Imperial Japonés y una disputa territorial sobre un conjunto de islotes reclamados por ambos países. A medida que aumentaban las tensiones, los dos gobiernos mantenían sus relaciones económicas, a menudo interdependientes, lejos de la refriega.

Eso cambió con la decisión de la Corte Suprema de Corea del Sur, que inicialmente afectó a 18 reclamantes que ganaron una indemnización de entre US$ 88.000 y US$ 134.000 cada uno. El presidente surcoreano, Moon Jae-in, argumentó que el tratado no impide que los coreanos demanden a las empresas japonesas y que las decisiones judiciales deben respetarse.

Las demandas podrían aumentar, puesto que los historiadores estiman que cientos de miles de coreanos fueron utilizados para trabajo forzado. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón, más de una docena de estos casos están pendientes en Corea del Sur e involucran a cerca de 70 empresas.

Japón pidió que se invoque el proceso de arbitraje en virtud del tratado, y más tarde Corea del Sur propuso un fondo conjunto. Eso no cayó bien en Tokio después de que el gobierno de Moon cerrara efectivamente un fondo anterior negociado en 2015 con Japón por una compensación y una disculpa personal de Abe a las mujeres obligadas a la servidumbre sexual.

“Implicancias serias”

“La cuestión de los trabajadores conscriptos no es una cuestión histórica, sino una cuestión de si se mantiene un acuerdo internacional entre naciones”, dijo Abe el miércoles sobre la disputa.

El movimiento de restringir las exportaciones de material para chips a Corea del Sur podría tener “implicaciones serias” para las cadenas de suministro globales e interrumpe la producción en las compañías tecnológicas de Corea del Sur, incluidas Samsung Electronics y SK Hynix, según Moody’s Investors Service en un informe publicado el martes. Las compañías han minimizado el asunto, pero vieron caer sus acciones el martes tras la noticia.

Corea del Sur planea llevar el tema a la Organización Mundial de Comercio y está considerando fabricar los materiales por su cuenta. Corea del Sur “buscará la localización a través del desarrollo tecnológico y la inversión intensiva en unos 100 materiales esenciales”, asegura el ministro de Finanzas de Corea del Sur, Hong Nam-ki .

Kak-Soo Shin, quien estuvo al frente de las disputas cuando se desempeñó como embajador de Corea del Sur en Japón entre 2011 y 2013, cree que la fricción actual podría ser “anunciar un ciclo de escalamiento muy peligroso y vicioso”.

Aconseja a Corea del Sur entender por qué Japón está frustrado por su respuesta y advierte a Tokio no comenzar “una crisis irreparable” que podría afectar su seguridad, y agrega: “Deberían pensar seriamente quién se beneficiará de esta profunda ruptura entre Seúl y Tokio”.