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Columna de John Müller: Carta a Cristián Warnken

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Agencia Uno
POR Andres Sepúlveda |

“¡Gracias, Cristián, por despertar a la mayoría silenciosa de Chile! ¡Gracias por tu tiempo, por las molestias, por los miedos, por aguantar los insultos gratuitos (y los pagados también)!”.

Querido Cristián Warnken, compañero y colega:

Te escribo esta carta con la sensación de que debí redactarla hace mucho tiempo. Hemos intercambiado varios mensajes por teléfono, pero ninguna carta. Y este es un mensaje de agradecimiento, para dejar por escrito lo que pensé el 4 de septiembre: ¡Gracias, Cristián, por despertar a la mayoría silenciosa de Chile! ¡Gracias por tu tiempo, por las molestias, por los miedos, por aguantar los insultos gratuitos (y los pagados también) y las estúpidas funas que ojalá desaparezcan para siempre!

El hecho de ser colegas en Radio Pauta me brindó la posibilidad de seguirte de cerca y de tomarme la confianza de hacerte preguntas impertinentes a lo Papelucho y obtener respuestas kantianas tuyas. Por ejemplo, cuando te embarcaste en la aventura de los Amarillos, después de tu gloriosa ‘Carta amarilla a mis hijos‘ de noviembre de 2021, me dediqué a asaetarte y ponerte sobre la mesa una frase de Mario Vargas Llosa: “La política saca lo peor de los hombres”. Me dijiste que podía ser verdad lo que dijera el Nobel, pero que la situación chilena había llegado a un punto límite.

Hoy es fácil pensar que quizá no era para tanto y que siempre se puede correr la raya un poco más. Yo sé lo que ha pasado con Vargas Llosa y su frase lapidaria después de que la pronunciara, porque al primero al que se la dijo fue a mí, en una entrevista que le hice en Lima y que fue portada de Diario 16 de Madrid en 1988. Después de decirla, Vargas Llosa se metió en política hasta las trancas, se enfrentó a Fujimori y perdió. La política lo echó y eso nos dio a los demás un Premio Nobel y un liberal. Años después volví a formularle la misma cuestión y Vargas Llosa se ratificó sobre lo dicho.

Creo, en cambio, que esa frase es una desgracia. Vargas Llosa no discrimina entre la política y el poder, como sí hace la famosa frase de Lord Acton de que el poder corrompe. La frase del escritor es funcional al mensaje antipolítico de todo populismo y de hecho, al emplearla, no hizo más que activar las fuerzas que le dieron la victoria a Fujimori. El populismo peruano prefirió el original y no la copia.

Valga esta reflexión para decirte que la extraordinaria ola de populismo que se apoderó de Chile -pienso que desde 2014 y que tuvo su máxima expresión en el estallido social de 2019- no ha remitido. Tú, bajo la apariencia de luchar contra ella, la recondujiste por el buen camino, haciendo política de la mejor clase, pero no la liquidaste, porque esa es una tarea casi imposible y porque hay otros que la siguen alentando con intereses inconfesables.

Veo en tu carta a los Amarillos del 22 de abril pasado que, coincidiendo con la tarea de convertirse en partido legal, das un paso al lado. Lo hablamos una vez. Me dijiste que no te convertirías en un político profesional. Que antes lo dejarías. Me contaste toda tu vida, cómo empezaste en la Universidad desde la izquierda, cuya sensibilidad sigues reteniendo, aunque haya tanto sectario que no lo quiera reconocer. Cómo te diste cuenta de que habíamos llegado a una situación límite como país.

Cristián, tú eras el único que podía hacerlo. Tuvimos la suerte de que dieras un paso al frente y nos convocaras a tantos para dar la batalla contra un borrador medieval que desfiguraba nuestra Patria. Eras el único que podía hacerlo porque la conversación ha sido tu método de trabajo. Tu empeño siempre ha sido dar voz a los demás. Y, sobre todo, buscar la verdad. Desgraciadamente, el periodismo chileno, como todos los periodismos del mundo, es procíclico. Cuando las cosas vienen mal dadas, el periodismo las empeora. Y cuando vienen bien, nos hace creer que somos campeones del mundo y nos saca de la realidad. En ese sentido, el estallido social fue una gran cooperación público-privada entre el lumpen y los matinales.

Vuelves a tu jardín que ya estará otoñando. Tengo que contarte en otra carta que Neruda se iba a Osorno a “otoñar” después de veranear en Isla Negra. Me lo contó Delia Domínguez, la poetisa osornina que en paz descanse y yo te lo contaré a ti junto a la chimenea.

Gracias, Cristián. ¡Fuiste el hombre providencial que despertó al país en el momento oportuno! Quizá eso sea lo que molesta a tantos que ayer te criticaron y hoy cambian de chaqueta y te siguen criticando. Yo me enorgullezco de haber estado en el mismo bote salvavidas con tan buen capitán.