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Cultura política y sistema político

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Agencia Uno
POR Andres Sepúlveda |

Es bueno debatir un régimen parlamentario para Chile, pero no es la panacea si no se cambia la cultura política de confrontación.

Pensé que el movimiento pendular que afecta a la política chilena y a sus instituciones nos iba a privar de algunos grandes debates. Las diversas etapas y los numerosos condicionantes que se han establecido para la elaboración del nuevo proyecto constitucional después del fiasco del Borrador del Estallido derrotado el 4 de septiembre auguraban muy poca tolerancia a la introducción de innovaciones.

Por eso me alegro de que el economista Klaus Schmidt Hebbel planteara el 24 de enero pasado en ‘El Mercurio’ la necesidad de considerar la sustitución del régimen presidencial en Chile por uno parlamentario. Y sus planteamientos han sumado argumentos: Genaro Arriagada y otras personas los han dado en distintos foros.

La política chilena siempre ha tenido una vis parlamentarista que los defensores del presidencialismo llaman frondismo, tomando el concepto del libro de Alberto Edwards Vives de 1928. La afición a desnaturalizar las acusaciones constitucionales viene de ahí. Las rotativas ministeriales de finales del siglo XIX y que se prolongaron en el presidencialismo hasta el gobierno de Salvador Allende, también.

Pero el parlamentarismo si bien protege mejor la democracia y las libertades que el presidencialismo, como han demostrado Hebbel y Arriagada, no está libre de ineficiencias. Hay regímenes parlamentarios como Italia, Bélgica o España que han estado bloqueados durante años. Se da la paradoja de que en Bélgica, el periodo más largo que estuvo sin gobierno, más de 500 días, fue el que más crecimiento económico experimentó.

El cambio de régimen no significa que el sistema político chileno vaya a funcionar como un reloj, proporcionando gobierno -ojalá buen gobierno- que es lo que la gente pide a los poderes públicos. Ningún sistema político está libre de vicios si la cultura política de un país es la que está rota.