El papel de las forestales… y del extremismo mapuche

“El Presidente omitió deliberadamente que los grupos radicales han estado boicoteando la acción de bomberos y trabajadores para salvar el patrimonio forestal”, dice John Müller.

Han tenido que transcurrir dos semanas de tormenta de fuego en la zona centrosur del país para que un diario empezara a ofrecer informaciones comprensibles sobre la implicación de los grupos extremistas locales en el origen y agravamiento de algunos incendios, y en la obstrucción de la acción de los bomberos y equipos de vigilancia.

En Collipulli, siete encapuchados del grupo Resistencia Mapuche Malleco (RMM) detuvieron a personal de Forestal Arauco que vigilaba posibles focos de fuego, les robaron la camioneta y la quemaron en el centro de la localidad. En Ercilla, un violento incidente afectó a bomberos de Vicuña (Coquimbo) que estaban ayudando en la zona. Su comandante, Diógenes Rojas, lo atribuyó a que “existen zonas donde no hay garantías, no hay presencia policial ni militar”. No lo podía haber resumido mejor. Los bomberos también tuvieron que retirarse en Negrete. Se han contado acciones y amenazas de hasta siete grupos extremistas distintos que llamaron a luchar contras las empresas forestales.

Durante la semana también se ha ido acumulando evidencia que revelan distintos patrones. Uno de ellos es la existencia de un “corredor de fuego” que empezó el 2 de febrero y que recorre la Ruta 180 y de la Madera, desde Angol a Santa Juana. El seguimiento con imágenes de la Nasa lo ha realizado la oficina de urbanismo Atisba, dirigida por Iván Poduje, que ha detectado hasta diez de estos “corredores de fuego”.

El dato más revelador es el que indica que el 2 de febrero solo el 6% de la superficie afectada pertenecía a comunas afectadas por violencia extremista. Al día siguiente pasó a ser el 23% y el 5 de febrero llegó al 41%.

Estos hechos permiten analizar desde otra perspectiva las declaraciones del Presidente Gabriel Boric sobre el papel de las empresas forestales en la crisis de los incendios. Si el jefe de Estado hubiese sido más claro respecto de los grupos pseudo-mapuches que usan a las empresas forestales como excusa para perpetrar sus actuaciones delictivas y hubiese expuesto las informaciones que su Ministerio del Interior tenía sobre lo que estaba ocurriendo en terreno, quizá los empresarios se hubiesen formado una opinión más acabada de lo que quería decir.

Pero el presidente ha vuelto a hablar de soslayo, con esa informalidad que lo caracteriza, omitiendo la información más relevante: que los grupos extremistas han estado operando con toda impunidad para dificultar la acción de bomberos y trabajadores forestales.