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El mapa de Iberoamérica cambia radicalmente

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POR Santiago Parro |

Con la elección de Petro en Colombia se acabó la asimetría entre la costa del Pacífico y la del Atlántico y toda Sudamérica, excepto Ecuador, se tiñe de izquierda.

Durante años, Iberoamérica -y Sudamérica en particular-, presentó una paradoja: la costa atlántica del continente experimentaba un menor dinamismo económico y un enfoque político y comercial mucho más dogmático que la costa del Pacífico. Si uno toma informes económicos de 2015, por ejemplo, los países del Pacífico mostraban unas expectativas de crecimiento mucho mayores que naciones atlánticas como Argentina y Brasil.

Las razones que se citaban para explicar este diferencial eran diversas. Por un lado, coincidía que los países del Pacífico (México, Chile, Colombia y Perú) defendían el libre comercio y estaban situados sobre la cuenca oceánica que se consideraba con más futuro, puesto que se suponía que gracias a la expansión económica de China y el resto de Asia tarde o temprano el Pacífico sustituiría al Océano Atlántico como polo de desarrollo.

Por otro lado, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela (Bolivia está en proceso de adhesión) están integrados en el Mercosur, una organización regional que les impone todo tipo de cortapisas y peajes a su capacidad de comerciar. Los países de la costa atlántica, además, son más desconfiados con la globalización y el Estado juega un papel muy significativo en sus economías.

Un tercer aspecto era la mirada pragmática que los gobiernos que crearon la Alianza del Pacífico le imprimieron a su acuerdo de asociación. Los países se implicaban hasta donde querían o podían, sin asumir responsabilidades o roles predeterminados.

Hoy, el mapa de la región ha cambiado y ha virado a rojo. Este proceso empezó en diciembre de 2018, con la elección de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en México. Después, los candidatos de izquierda llegaron al poder en Perú, Chile y, este fin de semana, Gustavo Petro lo ha hecho en Colombia. Los únicos países que no tienen gobiernos de izquierda en la región son Uruguay, Paraguay, Ecuador y Brasil, pero éste último país celebrará elecciones a finales de este año y la izquierda, con Lula da Silva a la cabeza, tiene buenas perspectivas.

Como subrayaba esta semana ‘The Economist’, tanto Perú, como Chile y Colombia han elegido sus presidentes en elecciones extremas, donde versiones más o menos populistas de la izquierda se han enfrentado con versiones más o menos populistas de la derecha. Es verdad que hay diferencias importantes entre países, pero cada vez tienen más que ver con la personalidad de sus líderes (Boric ha interpretado la Presidencia de la República de una manera singular que no tiene nada que ver con la de Castillo o la de AMLO) que con sus instituciones. Lo único encomiable de la región es que, a diferencia de los años 1980 y 1990, la democracia sigue imperando en la mayoría de los países. El paradigma cubano y el venezolano están ahí para recordar que de las dictaduras de izquierda es muy difícil salir.

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