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Otra vez la mayoría silenciosa

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Agencia Uno / PAUTA
POR Andres Sepúlveda |

La caída de la reforma tributaria ha tenido un impacto en el Gobierno parecido al que supuso el rechazo de su proyecto constitucional.

El Gobierno escenifica su rabia porque su reforma tributaria ha sido derrotada en el Congreso. Y acusa a los lobistas y a los evasores fiscales. Y dice que todas las alternativas siguen disponibles pero no afirma con claridad que insistirá con su proyecto en el Senado, que es la alternativa que más claramente indicaría su voluntad de sacarlo adelante. Y no lo hace porque sabe que se arriesga a una nueva derrota porque, en realidad, la reforma no tiene la base de apoyo sólida que se esperaba del ministro de Hacienda.

Lo ocurrido es un desastre para el Ejecutivo y lo ha vivido como un nuevo 4 de septiembre, otro golpe a sus aspiraciones más queridas. Esta reforma era la clave de bóveda del mandato de Gabriel Boric. Ella debía proporcionar los recursos para financiar sus sueños. Esta era la principal razón por la que el Frente Amplio aceptó el ingreso de Mario Marcel al gabinete. Ahora, la reforma ha quedado tocada desde el punto de vista técnico y el currículum de Marcel, el ministro que más prestigio tenía en la oposición, está por los suelos. Ahora, sus afirmaciones ya no serán tomadas por sus propios compañeros de gobierno como las advertencias de un oráculo.

Pero, quizá haya ocurrido que la oposición le haya hecho un favor al gobierno. Puede ser que la mayoría silenciosa que habló el 4 de septiembre lo haya vuelto a hacer en el Congreso. Una crisis económica como la que está viviendo el mundo no es el mejor momento para emprender una reforma tributaria que tiene, además, un fuerte sesgo recaudatorio. Porque tiene que quedar claro que esta no es una reforma tributaria pro crecimiento, como lo han hecho notar distintos expertos.

“En tiempos de tribulación no hagas mudanza”, dice el refranero español. Y quizá el gobierno encuentre consuelo en eso, porque “no hay mal que por bien no venga”.