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La venta sin control de los vapeadores entra en la órbita parlamentaria

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Los vapeadores pueden tener diversas formas y tamaños. Crédito: Pixabay
POR Marcela Gómez |

La OMS llamó a regular cigarrillos electrónicos y productos de tabaco calentado; tres mociones parlamentarias buscan normarlos.

Los nuevos productos que impulsan las tabacaleras como alternativas “menos dañinas que el cigarrillo” y como opciones para dejar de fumar, no son seguros para salud y deberían ser regulados. Así lo señaló la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su reporte anual sobre la epidemia mundial de tabaco, donde alertó sobre los riesgos de los productos de tabaco calentado y los dispensadores electrónicos de nicotina, conocidos como cigarrillos electrónicos o vaporizadores.

En Estados Unidos, la agencia federal responsable de las medicinas y alimentos (FDA) ha tomado medidas frente a lo que califica como “la epidemia del vapeo entre los jóvenes”. Recientemente, diversas autoridades de salud en ese país advirtieron sobre una nueva enfermedad pulmonar, con compromiso respiratorio, asociada al uso de vaporizadores

Es una señal de alerta para Chile, donde la conjunción de vacíos en la regulación y el uso de redes sociales se traduce en el libre acceso a estos productos. Los jóvenes, para quienes “vapear” ( (inhalar el vapor de un cigarrillo electrónico) es socialmente más aceptado que fumar, aparecen como los principales consumidores.

¿Prohibir o regular?

En Chile, el Instituto de Salud Pública (ISP) dictó en 2010 una resolución que determinó que a los cigarrillos electrónicos y dispositivos similares que empleen nicotina se les debía aplicar el régimen de control de los productos farmacéuticos. Esto, asimilándolos a los parches o chicles que emplean quienes buscan dejar de fumar.

Hoy los cigarrillos electrónicos no están disponibles en farmacias, pero se venden libremente en el comercio establecido y en internet, sin fiscalización ni registro sanitario alguno, al igual que otros nuevos productos asociados al tabaco. Su penetración entre los jovenes ha sido especialmente visible, ya que al ser “libres de humo” se piensa que es posible usarlos en lugares en que las regulaciones actuales no permiten fumar.

Avanzar en nuevas regulaciones podría generar respaldo transversal, considerando que este año ya se han presentados tres iniciativas de ley sobre el tema impulsadas por políticos de distintos signo. Se trata de la moción del diputado Christian Moreira (UDI), que busca prohibir la venta de cigarrillos electrónicos a menores de edad y que en sus empaques se señale que causan grave daño a la salud, y otra de los senadores Carolina Goic (DC), Rabindranath Quinteros (PS) y Guido Girardi (PPD), que busca imponer las mismas regulaciones que existen para los cigarrillos a los vaporizadores, mecanismos semejantes sin nicotina y productos de tabaco calentado.

La tercera iniicativa, del diputado Juan Luis Castro (PS), cita estudios que avalan que estos productos son “95% menos dañinos que el cigarrillo”, por lo que apunta a regular su consumo, publicidad y comercialización, prohibiendo su venta a menores y su uso en establecimientos educacionales y de salud, entre otras medidas.

El ministro de Salud, Jaime Mañalich, ha estado especialmente activo en Twitter sobre las noticias sobre los nuevos productos asociados al tabaco y a sus efectos. Su opinión no deja lugar a dudas.

Riesgos de la nueva moda

Según la OMS, estos productos probablemente son menos tóxicos que los cigarrillos, pero son dañinos, contienen sustancias que afectan la salud y los riesgos serían mayores en quienes no han sido fumadores anteriormente. 

Muchos consumidores han hecho suyo el lema “yo no fumo, vapeo”. ¿Cuál es la diferencia? Los cigarrillos emiten humo proveniente de la combustión del tabaco con nicotina y otros aditivos; mientras que los cigarrillos electrónicos o vaporizadores (con formas como un lápiz o pendrive, que pueden parecer o no un cigarrillo) calientan líquidos que pueden contener nicotina y otros químicos dañinos para la salud del “vapeador” y de quienes se expongan al aerosol.

Además, hay otros productos que calientan tabaco para liberar nicotina y otros químicos, que causarían menos daños que los cigarrillos, pero no están exentos de riesgo y su uso no implica “dejar de fumar”.

El principal producto libre de humo de la tabacalera Philip Morris se llama Iqos. En una entrevista con PAUTA Bloomberg de noviembre del año pasado, el gerente de asuntos corporativos de Philip Morris Chile, José Ignacio Merino, dijo que el valor de ese producto es parecido al de los cigarrillos convencionales. “El equipo lo compras una vez, ronda entre los 80 y los 100 dólares”, señaló, “y su duración es de 7.300 cargas“.

En el documento citado, la OMS alerta que la promoción de estos nuevos productos como opciones menos dañinas, socialmente más aceptadas, interfieren en los esfuerzos por reducir la adicción al tabaco. Añade que al mantener el consumo de tabaco o nicotina, según sea el producto, su uso en desmedro del cigarrillo tradicional no implica que la persona ponga fin a su adicción.

El organismo recuerda que la industria tabacalera genera actualmente “el único producto legalmente disponible capaz de provocar la muerte de la mitad de las personas que lo consumen habitualmente, al utilizarlo siguiendo las recomendaciones del fabricante”.