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Chinchorro: siete mil años de patrimonio

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Ministerio de las Culturas
POR Rita Cox |

Un pueblo extraordinario, que vivió en el desierto más árido del mundo y que momificaba a sus muertos mucho antes que los egipcios, se convirtió en el séptimo Patrimonio Mundial de la Humanidad de Chile.

Hace siete mil años que estos cazadores recolectores marinos se radicaron y habitaron en la costa del desierto de Atacama, aprovechando los abundantes recursos marinos. Esas mismas materias primas les permitieron generar asentamientos semipermanentes en las desembocaduras de los escasos ríos y quebradas de la zona, con una tecnología marítima especializada, cuyas frágiles evidencias, como ganchos y anzuelos, se han podido preservar gracias a las excepcionales condiciones climáticas del norte de Chile.

En los cementerios chinchorro hay cuerpos momificados debido al medioambiente, pero también a la momificación humana artificial. Con el tiempo fueron perfeccionando prácticas mortuorias complejas, para crear momias “artificiales” que poseían cualidades materiales, escultóricas y estéticas que presumiblemente reflejaban el papel fundamental de los muertos en su sociedad. Esta momificación es notable tanto por la antigüedad como por la técnica utilizada.

momias chinchorro
Realizaban momificaciones antes que los egipcios. / Créditos: Ministerio de las Culturas.

La evidencia arqueológica señala que es la cultura conocida más antigua del mundo en momificación artificial de cuerpos, más antigua incluso que la egipcia.

Tras sacarle la piel a los cuerpos, retiraban los órganos, incluido el cerebro. Luego “secaban” el cuerpo con brazas y cenizas calientes y mediante sogas de fibra vegetal conseguían que mantuviera su rigidez. La tercera fase era la de la reconstrucción, en la que rellenaban las distintas cavidades con tierra, lana, plumas y plantas, y rehacían los brazos y las piernas utilizando arcilla.

Finalmente, volvían a poner la piel, como si fuera un guante, y la cosían con pelo o fibras. Además creaban una peluca con el pelo del muerto y en el lugar de la cara, instalaban una máscara, también de arcilla, que solía ser blanca, negra o roja.

Por las evidencias de los lugares de entierro, a pocos centímetros de la superficie, y cerca de donde vivían, y por el desgaste y reparaciones que presentan, los especialistas plantean que estas momias seguían formando parte de la vida comunitaria o familiar de los chinchorro, y que eran desenterradas para ciertas ocasiones y posteriormente vueltas a sepultar.

Valor universal excepcional

El martes 27 de julio, y luego de 20 años de trabajo desde que en 1998 este milenario patrimonio fue incluido por Chile en la Lista Tentativa de Patrimonio Mundial, nuestro país consiguió el séptimo reconocimiento de parte de Unesco como parte de la Lista de Patrimonio Mundial, el máximo grado de protección patrimonial.

¿El principal argumento? El “valor universal excepcional” de los tres asentamientos y de la momificación artificial de la cultura Chinchorro.

Los asentamientos nominados son Faldeos del Morro y el Museo Colón 10, que se encuentran en el entorno urbano de Arica y que son los cementerios más importantes y representativos de su tradición funeraria. A ellos se suma uno en la desembocadura del río Camarones, ubicado en zona rural, donde es posible encontrar distintos vestigios de esta cultura, tantos funerarios como habitacionales, los que se conservan en un ambiente y paisaje similar a la época que lo habitaron.

“Esta declaratoria aporta una tipología poco representada en la Lista de Patrimonio Mundial, correspondiente a culturas de cazadores recolectores tempranos que dan cuenta de la excepcional adaptación de los seres humanos a medioambientes extremos, a la par que exponen la compleja cosmovisión de estas culturas y su relación con la muerte”, señaló la ministra de las Culturas, Consuelo Valdés. 

Formar parte de la lista implica, por cierto, seguir estrictas pautas en materia de conservación, así como someterse a revisiones periódicas por parte de los expertos de la Unesco. Simultáneamente, abre la puerta a la posibilidad de conseguir recursos extranjeros para su mantención y, además, es un impulso para el interés turístico de la zona.

Preparándose para esta declaratoria, en 2019 se conformó la Corporación Chinchorro Marka, que agrupa a la Universidad de Tarapacá y a las corporaciones culturales de los municipios de Arica y Camarones. Con el apoyo del Ministerio de las Culturas, Marka estará a cargo de administrar la gestión de los asentamientos arqueológicos de la Cultura Chinchorro y ya redactó un Plan de Manejo para proteger y preservar el Sitio.

Los otros seis sitios Patrimonio Mundial chilenos son las oficinas salitreras Humberstone y Santa Laura, el Parque Nacional Rapa Nui, las Iglesias de Chiloé, el Campamento Sewell, él área histórica de Valparaíso y el Qhapaq Ñan, el Sistema Vial Andino, del que Chile acaba de asumir la secretaría pro témpore.