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Educación desde la docencia: la importancia de aprender con alegría

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POR Fernanda Valiente |

Dora Ponce, directora del Liceo Bicentenario Artístico Juan Noé de Arica, cuenta cómo motivó a sus estudiantes con las matemáticas y el rol del arte en el proceso formativo.

Como dice Gabriela Mistral en La desterrada en su patria, “así como las letras trazadas con una navajita en la corteza de un renuevo se convierten en indelebles cicatrices en el árbol ya crecido, así mismo las sugestiones de inferioridad grabadas en la mente del niño llegan a ser imborrables surcos en la vida del hombre”.

“Es decir, cuando un profesor no tiene confianza en su alumno, por las dificultades de su contexto social, y por eso piensa que no va a llegar muy lejos. A eso se refiere Mistral con la sugestión, que el profesor podría, a lo mejor sin quererlo, traspasar a ese alumno”, explica Cristián Warnken.

“Uno de los mayores daños que se le puede causar a un hombre es convencerle de que nada vale”, agrega el anfitrión de Desde El Jardín sobre el pensamiento de la escritora chilena. En este caso, la tarea del profesor es colocar toda la esperanza y el trabajo pedagógico en ese alumno.

Con la convicción en el otro se pueden alcanzar grandes metas y, en ese sentido, la profesora Dora Ponce, directora del Liceo Bicentenario Artístico Juan Noé de Arica, dedicado a niños de alta vulnerabilidad, construyó un puente entre la confianza y el entusiasmo de aprender. 

Desde pequeña se sintió atraída por las matemáticas. “Tengo mis buenos recuerdos, de que me encantaba ser profesora de mis amigos de barrio. Eso vino de mi padre, que le fascinaron las matemáticas y siempre nos ponía desafíos. Jugando prácticamente aprendí mucho de ellas”, cuenta.

Sin embargo, cuando entró a la enseñanza formal se dio cuenta del temor que generaba ante esta asignatura. “Ahí me pregunté, ¿qué puedo hacer para que vean que aprender esto tiene sentido en la vida diaria? Los convencí de hacer teatro o dramatizaciones de problemas matemáticas, juegos y escuchar canciones. Así, busqué formas para aprender con alegría”, agrega. De este modo, logró unir la historia, las artes visuales y la geometría. “Los hacía dibujar y ellos mismos se sorprendían”, señala.

La importancia de la belleza

Tras 27 años como profesora de matemáticas, el 2011 se convirtió directora del Liceo Bicentenario Artístico Juan Noé de Arica, el cual tiene como sello el arte. “Tenemos las tres líneas: las artes visuales, las artes musicales y las artes escénicas. Desde el próximo año, además del currículum nacional, vamos a considerar estas asignaturas desde primero básico hasta cuarto medio”, describe.

Porque como relata la profesora Ponce, cuando hay momentos difíciles, siempre vamos al arte, es lo que como humanos sabemos hacer. Siguiendo esta línea, se puede encontrar la importancia del desarrollo de la sensibilidad en el proceso educativo. “Nuestros estudiantes son más felices y creativos, porque saben que sí es posible vivir bien con el arte”, enfatiza.

Es así como el colegio ha formado a artistas como Alexis Vallejos, un guitarrista clásico quien se fue a Japón, y a la cantante clásica Aylin Romero. “También, el musico Manuel García puso su mano en la primera piedra del colegio cuando lo reconstruyeron el 2016″, añade.

Si bien es notoria la belleza en las artes, surge la duda de cómo ella se puede encontrar en otras áreas. “¿Cómo se puede provocar que el estudiante descubra la belleza en las matemáticas?”, pregunta Warnken.  

“Planteando desafíos. Hay que demostrarles que las matemáticas no son simplemente una suma o una resta. Se trata de una lógica para la vida, porque cuando el estudiante tenga que tomar decisiones tiene que evaluar todas sus posibilidades”, expresa.

Revise la conversación con Dora Ponce en Desde el Jardín