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El damnificado menos conocido del segundo 18-O

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Agencia Uno
POR Francisca Vargas |

El edificio de la Mutual de Seguridad fue incendiado y quedó inutilizable en sus cinco primeros pisos. Además, hubo saqueos de computadores y robos tecnológicos.

Lo que partió como un día de manifestaciones en el marco del primer aniversario del 18 de octubre, terminó cerrando con graves incidentes y violencia en varios sectores cercanos a la Plaza Italia.

Dos iglesias quemadas, mobiliario público destruido, locales saqueados, el monumento al general Manuel Baquedano vandalizado y disputas de barras bravas a plena luz del día. Sin embargo, hubo un edificio que sufrió daños de gran magnitud, mucho peores incluso a los recibidos en octubre y noviembre de 2019, al estar a pocos metros de la llamada Zona Cero de Santiago.

Su dirección: Avenida Libertador Bernardo O’Higgins 194. Esta ubicación fue el epicentro de otro incendio la tarde del 18 de octubre, el que solo fue registrado por los medios de comunicación como un hecho más entre los tantos que hubo ese día.

A las 17:30 horas, el edificio de la Mutual de Seguridad comenzó a sufrir los primeros estragos de una jornada larga. Una que fue más violenta e intensa que cualquiera de las otras 365 anteriores.

En la planta baja se comenzó a evidenciar humo y fuego, y quienes se encontraban en el recinto debieron esperar la llegada de bomberos para ser rescatados. El arribo fue dificultoso, por las protestas y barricadas en las inmediaciones, similar a los problemas de acceso que tuvieron para acceder a las iglesias de la Asunción y San Francisco de Borja, a pocas cuadras del lugar.

El conserje y otros trabajadores lograron abandonar el lugar en el primero de los tres episodios que se produjeron. 

Algunas horas después, quienes aún se mantenían en las dependencias de la casa matriz de esta institución, comenzaron a respirar un cierto aire de tranquilidad. Tenían la expectativa de que todo pudiese llegar a término en ese momento para ellos. Pero todo fue un espejismo: una turba de una magnitud que desde la Mutual no lograron dimensionar comenzó a subir a los pisos superiores.

Si bien los colaboradores no sufrieron daños, la preocupación por los acontecimientos del 18 de octubre recién pasado se mantienen. El edificio se vio afectado casi en su totalidad, indica Lorenzo Constans, presidente de Mutual de Seguridad, producto del agua que debió correr por los distintos pisos para evitar un incendio mayor. Se destruyó un auto, el subterráneo quedó inundado y bienes como los computadores para charlas y otros elementos fueron sustraídos por el gentío.

“Yo conversé con ellos el lunes muy temprano y ellos me dijeron que entró una cantidad de gente que fue la que provocó todos los destrozos, y que en algún momento se sintieron muy amenazados por la gente que entró al edificio. En algún momento uno de ellos me comentó que había sido amenazado con cortes de vidrio, y ellos se sintieron muy nerviosos obviamente”, comentó Constans.

La situación fue incluso más grave que las de jornadas en octubre y noviembre, cuando prácticamente todos los días los manifestantes quebraron ventanas del inmueble y hubo que dejar de utilizar algunos pisos. Pero esta vez fue distinto, dice Constans. “Afectó prácticamente la totalidad del edificio, porque al haber amagos de incendio, cuando los bomberos ingresan su prioridad es apagar el fuego, y efectivamente eso dañó a partir del quinto piso hacia abajo, y eso significa que se amagó el incendio, pero el agua corrió hacia los pisos inferiores”, relata el también expresidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC). 

Hoy el edificio está cerrado. Solos los cuidadores están cumpliendo con sus labores y se han comenzado a desarrollar las tareas de limpieza. Pero el presidente de la Mutual es categórico: “El daño fue mucho mucho mayor, porque hubo que hacer abandono del edificio. Esa es la realidad”.

Sin definir estos incidentes como un ataque directo, Constans cree que el sector donde están emplazados es complejo, y que esto podría haber sucedido en otro edificio de igual forma. Por lo mismo, el temor va más allá del inmueble, y el acento lo pone en los vecinos y gente que vive alrededor. “Hay muchas torres de departamentos que viven todos los días este drama, que tienen que volver a sus casas y hay mucho comercio que no ha podido abrir, atender por casi ya un año de manera normal”.

Es precisamente esa comunidad la que considera está siendo afectada diariamente. Ya sea por los niños que en tiempos normales deben trasladarse al colegio o cuando simplemente desean salir a jugar: el peligro latente lo perciben en mayor medida los habitantes del sector. “El edificio de la Mutual es un edificio que ha sufrido daños, pero hay que pensar en las personas que viven en el entorno, que sufren el daño diariamente”, enfatiza.