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La vida silvestre que se lleva el fuego

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POR Periodista Practicante |

La biodiversidad amenazada por los incendios forestales es necesaria para que las personas vivan bajo ciertas condiciones. Si algunas especies se extinguen se podrían dar sequías, aluviones y menor producción agrícola.

Gracias a la diversidad de sus paisajes, Chile ha sido elegido Mejor Destino de Turismo Aventura del Mundo por los World Travel Awards durante tres años consecutivos. Este 2019, varios paisajes que atraen a turistas y extranjeros de todo el mundo se están quemando.

Los 4.527 incendios forestales en ocho regiones del país han consumido más de 55.316 hectáreas (ha) hasta la fecha, informó el Presidente Sebastián Piñera este martes 19 de febrero. Altas temperaturas, baja humedad y fuertes vientos están entre los factores que explican el fenómeno, resumió el Mandatario, y la respuesta estatal con maquinarias y brigadistas ha sido superior a la del año pasado.

El fuego consume miles de ha de bosque nativo y áreas silvestres protegidas en la zona centro y sur del país, y afecta el hábitat natural de distintos animales nativos que aportan a la biodiversidad de Chile. Esta se entiende como “la variabilidad de los organismos vivos que forman parte de todos los ecosistemas terrestres y acuáticos, incluyendo la diversidad dentro de una misma especie, entre especies y entre ecosistemas”, según el artículo 2º de la Ley 19.300.

No es primera vez que estos desastres ocurren. En 2017, entre el 18 de enero y el 5 de febrero, se produjeron 717 incendios en el país. Las zonas más afectadas fueron las regiones de O’Higgins, Maule y Biobío, según un balance realizado por la Corporación Nacional Forestal (Conaf). 

La ola de incendios alcanzó una magnitud sin antecedentes, al punto de que fue tildada por la propia Conaf como “Tormenta de Fuego“. Ciento ochenta y cinco especies, entre animales y vegetales, fueron afectadas por el fuego, y 44 sitios prioritarios para la conservación de la biodiversidad se dañaron por los incendios, según datos del capítulo Chile de la World Wildlife Fund (WWF).

Las especies más dañadas

De acuerdo con información del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), ese año los siniestros arrasaron con 571.519 ha, de las cuales 114.928 (el 20,1%) eran de bosque nativo. El área destruida equivale a 156 veces el Parque Metropolitano de Santiago. El tipo forestal más afectado por los incendios fue el bosque esclerófilo, que está compuesto principalmente por especies como el peumo, el quillay y el litre.

El fuego consumió 82.246 ha de bosque esclerófilo, característico de la zona del valle central, lo que es una pérdida “relevante ecológicamente”, dice Dennis Aldridge, del Departamento de Áreas Silvestres Protegidas de Conaf en la región de Aysén. “Son bosques nativos originales de gran valor, porque son de los pocos que quedan. Se ve afectado un bosque esclerófilo que no va a existir más, que no tiene capacidad de regeneración por sí solo y que es relevante ecológicamente”, agrega.

Aldridge explica que las especies que componen el bosque esclerófilo son endémicas de Chile y tardan más en recuperarse de los incendios que las especies traídas desde el extranjero, lo que significa un perjuicio para la biodiversidad del país.

En cuanto a las especies forestales, el peumo, el quillay y el litre (todas ellas de bosque esclerófilo) fueron las más dañadas al quemarse 40.904 ha de su superficie en conjunto. Luego está el roble y el hualo (del tipo forestal “roble-hualo”), que perdieron 11.644 ha en total. También se incendiaron 1.030 ha de palma chilena, 232 ha de roble del norte y 193 ha de coihue.


Este año, una de las zonas más afectadas por los incendios es la Región de Aysén, en la que el fuego ha quemado más de 15.000 ha, según las últimas cifras. Esta región es la que tiene mayor cantidad de bosque nativo en relación con su tamaño, por lo que preocupa el impacto de los incendios sobre la biodiversidad de la zona.

Según Conaf, la vegetación que se está quemando con los incendios en Aysén corresponde principalmente a ñirre, lenga, coihue, coirón y calafate. Aldridge explica que, para la flora, un incendio “siempre es un desastre”, pero agrega que el impacto para el ecosistema no es tan importante en este caso como el que se produjo por los incendios de bosque esclerófilo en la zona central del país el 2017.

El impacto en el ecosistema

Juan Luis Celi, académico de la Facultad de Agronomía en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), explica que la vida en el planeta funciona gracias a que cada ser vivo, ya sea un animal, un vegetal o un microorganismo, desempeña un rol dentro del ecosistema que beneficia a los seres humanos. Esto se conoce como servicio ecosistémico, del cual dependen las personas para vivir bajo ciertas condiciones.

Un servicio ecosistémico presente en Chile es la función que cumple la vegetación nativa en el ciclo del agua. El bosque esclerófilo, que fue el tipo forestal que más se quemó el 2017, es un tipo de vegetación que retiene en su follaje el agua que cae por las lluvias, de manera que esta no cae directamente al suelo. Así, el agua retenida en las plantas se infiltra hacia las napas subterráneas más abajo (capas de agua bajo suelo) y permanece ahí para ser usada en riegos y cultivos, describe Celi.

El docente advierte que, si esta vegetación se incendia y desaparece, podría provocar sequías, ya que el agua caería directamente al piso y escurriría por la superficie en vez de decantar hacia abajo. De esta manera el agua no se mantiene en el lugar para provecho de los habitantes y se secarían los terrenos.

Otro de los riesgos de que se quemen plantas nativas es que el agua que escurre por la superficie comience a desplazar capas de suelo a su paso, lo que se conoce como erosión del suelo. “En la zona de extremo sur del país, donde hay grandes eventos de precipitación, el perder cobertura de vegetación asociada a altas pendientes, puede producir erosión de suelo, aludes y aluviones”, expresa el profesor de la PUCV.

Gato colocolo, güiña, zorro culpeo

De acuerdo con el MMA, la principal característica de la biodiversidad en Chile es su notable porcentaje de especies endémicas, que en algunos casos llega a más del 50%, como en reptiles (59%) y anfibios (62%). Estos últimos, junto con insectos y roedores, son lo que tienen menor probabilidad de sobrevivir a los incendios en Aysén debido a que no logran escapar del fuego como otros animales más grandes.

Aldridge afirma que otros animales de la zona que se podrían ver afectados son el puma, el gato colocolo, el gato de Geoffroy, la güiña, el zorro culpeo y el huemul. Agrega que, si bien estos animales pueden morir en los incendios, tienen mayor probabilidad de escapar a las llamas que otros animales más pequeños. Sin embargo, el veterinario advierte sobre los riesgos del fuego para las especies amenazadas.

“Una especie amenazada puede llegar a extinguirse si se llegara a quemar todo el hábitat disponible, ya que basta con modificar su medio ambiente de tal manera que no sea apto para su sobrevivencia”, dice el veterinario.

El 2017, de las 185 especies animales y vegetales en categoría de conservación que se vieron perjudicadas por el fuego, 60 de ellas se consideran en estado Vulnerable, 31 en Peligro y 4 en Peligro Crítico, según los datos del MMA.

La lagartija de Lolol estuvo a punto de desaparecer ese año, ya que se encuentra en peligro de extinción y sólo habita en la región de O’Higgins. El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y el Zoológico Metropolitano rescataron del fuego a 10 machos y 10 hembras de ese reptil para asegurar la reproducción de la especie.

La lagartija de Lolol estuvo en riesgo de extinguirse en los incendios del 2017. Crédito: Parque Metropolitano de Santiago.

De acuerdo con el MMA, el elevado endemismo de especies que se ven amenazadas por la pérdida y fragmentación de sus hábitats, define a la zona centro sur de Chile como uno de los 35 lugares críticos (hotspots) de biodiversidad en el mundo. Esta situación se torna más compleja con el aumento de la temperatura por el cambio climático y el incremento en la velocidad de los vientos, factores que intensifican los incendios y que deberán enfrentar brigadistas y autoridades que combaten el fuego en el próximo tiempo.

El delicado mundo de los insectos

Las plantas no son las únicas que aportan un servicio ecosistémico importante a los seres humanos. También hay pequeños animales silvestres que las personas desconocen y que trabajan gratis para la gente: los insectos.

“Gran parte de la producción agrícola que se poliniza, como paltos, cerezos, melones, pepinos, tomates y otros frutales, depende de algunos insectos silvestres que, a través del proceso de polinización y fecundación, producen los frutos que comemos”, dice Celi.

Precisamente, son los insectos y otros invertebrados los animales que más peligran con los incendios debido a su limitada capacidad de desplazamiento, afirma Aldridge, de la Conaf.

Un estudio publicado en la revista Science analizó 41 sistemas de cultivo en todos los continentes del mundo con excepción de la Antártica. Seiscientos plantaciones de frutas fueron observadas para comparar el rendimiento de los cultivos según si eran polinizados por insectos silvestres o por abejas melíferas. Los resultados muestran que los frutales aumentaron significativamente con la visita de insectos silvestres en todos los sistemas de cultivo, mientras que las abejas melíferas lo hicieron en sólo 14% de los sistemas.

Además, los frutales visitados por insectos silvestres aumentaron el doble que los frutales visitados por abejas melíferas. Esto, según los autores del artículo, indica que los insectos silvestres proporcionaron polinización de mejor calidad, y, por lo tanto, tienen un rol importante para la producción agrícola en el mundo.