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El quinteto de comunas que ya atravesó la primera ola

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Plaza de Armas de Osorno. Créditos: Agencia Uno
POR Cecilia Andrea |

Chillán, Chillán Viejo, Temuco, Osorno y Punta Arenas pasaron por cuarentenas y semanas muy críticas. Tomaron nota de los errores. Hoy, sin embargo, ven con preocupación un posible rebrote.

La conquista de América con los europeos trayendo distintas infecciones a los nativos fue el paralelo que utilizó el ministro de Salud, Jaime Mañalich, para referirse al brote que ocurrió en la Región de Magallanes y que tuvo un mes a los ciudadanos de Punta Arenas confinados en sus casas. Fue dos semanas atrás, cuando el ministro llegó a la zona para “aprender y agradecer” de la experiencia de los magallánicos.

Aquel fue uno de los brotes más violentos que ha ocurrido en el país hasta la fecha. El “brote de los cruceros” le llamó, responsable de la llegada del Covid-19 a la zona, por los turistas haciendo escala “de a miles”, sacándose fotos con los locales e incluso “tocando el dedo gordo del pie” del monumento del indio patagón, en el centro de la ciudad.

Ahora, Punta Arenas vive otro panorama. Esta semana terminó el último día de las siete semanas de cuarentena y las autoridades se refieren a la localidad como un ejemplo que se tendría que replicar en otras partes del país.

“Tenemos una tasa en Punta Arenas similar a la que ocurre en estos momentos en España. Creo que pecamos un poco de centralismo en no ver lo que allá ha ocurrido y que se resolvió de muy buena forma”, decía en el balance de este viernes del Ministerio de Salud el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga.

¿Hay receta?

Observando en retrospectiva, el alcalde de Punta Arenas, Claudio Radonich, dice que no hay una “bala de plata” y que la suma de acciones en pos del manejo de la pandemia permitió mantener a raya el brote en su comuna. Desiste de usar la palabra “control”, dice más bien que lo que allí sucedió fue que “atravesaron” una primera ola y destaca los esfuerzos comunales, la coordinación con el Ministerio de Salud para trasladar a los pacientes críticos a hospitales con mayor espacio y la responsabilidad de la gente en respetar la cuarentena.

Durante abril, Magallanes mantuvo la ocupación de camas UCI al límite, alcanzando casi el 90% en los días más críticos. La Sociedad Chilena de Medicina Intensiva informa que, hoy, ese número se mantiene en un 77%, con 15 pacientes hospitalizados, y hay poco más de 100 contagios activos de acuerdo con el decimocuarto reporte epidemiológico del Minsal.

Las cifras son mejores que las que tuvimos hace un mes. Tuvimos el índice de contagios más alto del país, se hizo una cuarentena prolongada, pero también tuvimos la suerte de contar con una alta calidad profesional por parte del Hospital Clínico de Magallanes y una buena coordinación con el Minsal”, comenta Radonich a PAUTA.

El alcalde también apunta a distintas medidas que tomaron desde la municipalidad: el cierre de todas las dependencias municipales el 15 de marzo, el decreto de flexibilidad laboral que implicó que los funcionarios de la comuna que eran parte de grupos de riesgo tuvieran teletrabajo, un día después, una ordenanza de uso de mascarillas y el ya conocido distanciamiento social. 

La importancia de la cuarentena

El desarrollo del virus en La Araucanía incluso tuvo un pie político: una seremi propagó la enfermedad entre las principales autoridades de la región y La Moneda tuvo que designar a una delegada presidencial para que se hiciera cargo de la zona. A principios de abril era la segunda región más golpeada por la crisis sanitaria, detrás de la Metropolitana, y sus principales comunas, Temuco entre ellas, entraron en cuarentena el 28 de marzo.

El alcalde de Temuco, Miguel Becker, apunta a que esa fue la medida principal para no continuar expandiendo la epidemia. Pero el esfuerzo municipal estuvo en facilitarles a los ciudadanos que no tuvieran que moverse de sus casas, yendo a vacunar a todos los grupos de riesgo, entregando remedios y alimentación a domicilio.

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En la Región de Ñuble, un brote que se originó en un gimnasio y que llegó a la celebración de un matrimonio en Chillán fue el origen de la epidemia en la zona. Las primeras medidas en el sector tuvieron que ver con el cierre de las dependencias municipales y la modalidad de trabajo remota, para no detener las funciones. Sin embargo, el mayor descenso llegó con el confinamiento de la comuna, que se produjo el 30 de marzo, que incluyó la comuna de Chillán Viejo y terminó tres semanas después.

“Como en todo el país, el miedo y los nervios se manifestaron de inmediato en la comunidad, pero rápidamente y con las medidas del Gobierno llegó el orden, y si bien costó en un inicio la concientizacion del público, con la implementación del cordón sanitario y posteriormente con la cuarentena, nuestra ciudad y Ñuble pudieron controlar la situación de manera satisfactoria”, comenta el alcalde de Chillán, Sergio Zarzar.

Su par de Chillán Viejo, Felipe Aylwin, describe un comportamiento relevante de sus vecinos. “Nuestra comuna enfrentó de muy buena forma las primeras semanas de contagio, y creemos que eso se dio básicamente a que nosotros como municipalidad decretamos el día 20 de marzo la cuarentena preventiva en toda la comuna de Chillán Viejo y las personas hicieron caso de este llamado. Muchos de ellos se resguardaron en su casas y salían para lo estrictamente necesario”, dice. 

Arma de doble filo

Todos reconocen en el confinamiento una herramienta sumamente eficaz para detener los contagios. No obstante, los consultados hablan de las dificultades que implicó mantener restricciones tan largas en sus sectores. En primer lugar, el permiso de trabajo solo para aquellos que cumplían labores esenciales perjudicó a los trabajadores informales y a los grupos más vulnerables dentro de las comunas cuarentenadas.

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Aquello fue lo que ocurrió en Osorno, donde la pandemia se acrecentó cuando un grupo evangélico celebró una reunión con uno de sus integrantes contagiados. De pronto, los casos aumentaban 30% cada día. La restricción de movimientos llegó el 30 de marzo y terminó un mes después y ese periodo complicó en especial a los sectores con menos recursos del sector. Por esto, el alcalde de Osorno, Jaime Bertin, comenta que reasignaron $500 millones en partidas presupuestarias correspondientes a deportes, cultura y gastos de representación, para asistencia social.

“Nosotros entregábamos entre 15 a 20 canastas diarias todos los días. Hoy estamos entregando 200 diarias y desde el lunes 400. Con esto estamos intentando revertir la situación de la gente en los barrios. Todo el costo de la pandemia lo hemos asumido nosotros como municipio”, dice Bertin.

El temor al rebrote

Mientras que algunos salen de confinamiento, otros entran. Doce comunas nuevas se sumaron esta semana en la Región Metropolitana y dos en el norte del país: en algunos sectores, la pandemia recién está partiendo. Y pese a haber superado las cuarentenas, los consultados dicen que ven con preocupación la posibilidad de volver atrás.

El punto central para evitarlo, coinciden todos, será la conciencia de la gente. Ya sin medidas restrictivas, parte de la población está regresando a las calles, a los centros comerciales y, finalmente, a las aglomeraciones. Hay especial inquietud por lo que vendrá en el invierno, que en el sur es más crudo y aún no ha partido. “Nadie está a salvo de un rebrote. Eso está claro. Vamos a tratar de controlarlo lo mejor posible, pero yo veo que estamos sin cuarentena y todos están en la calle”, agrega Bertin.

Que sea “la convicción y no el miedo a la multa lo que genere el cambio de conducta”, suma el alcalde de Punta Arenas. “Vamos a seguir haciendo lo que hemos hecho desde el primer día, que es trabajar para tener más conciencia y que no dependamos de un decreto”, concluye.

Sin embargo, advierten que, de producirse una segunda ola en sus comunas, la posibilidad de reubicar a pacientes que requieran camas críticas será mucho más limitada, pues la mayor disponibilidad está en la Región Metropolitana. En medio del peak de la pandemia, la ocupación de las UCI está superándose día a día. Hoy está en un 83%, mientras que a principios de abril pasaba apenas el 60%.