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Los duros caminos que se vislumbran en la Iglesia Católica chilena

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Agencia Uno
POR Josefina Ríos |

Instaurar una comisión investigadora, enviar un visitador apostólico y sustituir al nuncio en Chile son opciones posibles para superar la crisis eclesiástica. Pero en la propia Iglesia hay incertidumbre y expectativas.

La revelación del duro documento que el Papa entregó a los prelados chilenos para su reflexión y la posterior renuncia de todos los obispos a sus cargos son el corolario más crudo de la cita que congregó a la jerarquía católica chilena con Francisco. Durante tres días, el Vaticano fue el escenario de cuatro encuentros para dialogar sobre las conclusiones de la visita liderada por monseñor Charles Scicluna a Chile en febrero pasado. Hoy, y mientras los obispos ya vuelven al país, comienza un nuevo capítulo para la Iglesia chilena tras un largo tránsito de las denuncias contra sacerdotes. Un capítulo lleno de incertidumbres, a la espera de que el Papa dé señales concretas para la conversión que debiera venir. Así al menos se infiere del texto que entregó a los obispos, revelado por Canal 13, donde en el tercer párrafo escribe: “Necesitamos un cambio, lo sabemos, lo necesitamos y anhelamos”.

En los círculos eclesiásticos chilenos hay coincidencia de que esta será una carrera de largo aliento. El documento pontificio entrega ciertas claves que pueden interpretarse como el comienzo de un proceso de búsqueda para conocer las verdaderas raíces de la crisis actual: “Sería irresponsable de nuestra parte no ahondar en buscar las raíces y las estructuras que permitieron que estos acontecimientos concretos se sucedieran y perpetuasen”, anota Francisco y agrega más adelante: “Confesar el pecado es necesario, buscar remediarlo es urgente, conocer las raíces del mismo es sabiduría para el presente-futuro”.

Varios de los consultados por PAUTA.cl apuntan que la necesidad de una investigación profunda sobre la historia de abusos sexuales, abusos de poder, de omisiones y dinámicas de la iglesia chilena en las últimas décadas sea imperiosa y urgente. Los caminos para abordar esta indagación, sin embargo, están abiertos, aunque pueden resumirse en las siguientes.

Renuncias relevantes

Para el excapellón de La Moneda Percival Cowley, una posible salida a la crisis pasa por la aceptación del Papa de algunas de las renuncias presentadas por los 34 obispos chilenos. No de todos. Por ejemplo, Osorno y Talca, por tener a sacerdotes relacionados con Fernando Karadima, y especialmente la del Arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati. “Lo llamaría un golpe en la mesa. Es mostrar en un hecho concreto la voluntad de cambio”, comenta.

Además, tal como mencionó en el programa Pauta Final este viernes, un camino posible es el cambio del nuncio apostólico, Ivo Scapolo.

La posibilidad de una comisión

Nicolás Espejo, experto en derechos de la infancia y ex asesor de Unicef, considera que la creación de una comisión para investigar estos temas podría ser una buena alternativa. No obstante, cree que lo más adecuado sería que fuera designada por la Iglesia Católica y no por el gobierno, como se hizo en Australia. “Debería surgir de la propia institucionalidad involucrada, porque es un espacio de autorreconocimiento”, asegura.

Asimismo, enfatiza que al igual como sucedió con otras comisiones de verdad y reconciliación, lo más acertado sería que la institución implicada designara una comisión autónoma e independiente para preparar un informe sobre los casos. Allí se deberían detallar los abusos ocurridos, incluir un listado de víctimas y determinar cuáles podrían ser las reparaciones, aunque sean simbólicas. También deberían detallarse las recomendaciones para garantizar que estas situaciones de abuso no se repitan. Espejo piensa que de esta forma el efecto será más potente y así podría permear hacia toda la institución.

Benito Baranda, organizador de la visita papal y director ejecutivo de América Solidaria, cree que sería muy bueno que la Iglesia Católica chilena creara una comisión que terminara de esclarecer todo lo que ha sucedido. “El clamor es tan grande, dentro y fuera de la Iglesia, que si no se hace, lo más probable es que el daño se profundice”, asegura. Considera, además, que esta instancia serviría para mostrar una mayor transparencia y tomar medidas concretas para generar un cambio: “Esta es la forma en que las sociedades van resolviendo conflictos que le han provocado muchísimo dolor y que después los siguen arrastrando por mucho tiempo”.

En esa línea, Jaime Concha, denunciante del caso Maristas, en Primera Pauta llamó al Presidente Sebastián Piñera a crear una comisión presidencial para investigar todos los abusos sexuales en la Iglesia chilena desde fines de la década del cincuenta. Desde La Moneda, sin embargo, aseguran que esta opción no está arriba de la mesa, básicamente porque en Chile hay separación total entre Iglesia y Estado y, por lo tanto, la Presidencia entiende que este es un tema que debe resolverse en ese ámbito. De todos modos, en el gobierno creen que es positivo lo que está sucediendo, pues la Iglesia se está haciendo cargo del problema.

Investigador: chileno o extranjero

Otro camino del que se habla con cierta insistencia entre los canonistas es la posibilidad de que el Papa envíe un visitador apostólico, lo que sería un signo inequívoco del interés de Francisco por seguir con detalle la situación chilena. Según ha expresado a PAUTA.cl Ana María Celis, canonista e integrante del Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento de la Cech, “un visitador apostólico es alguien que, a nombre del Papa, realiza una visita a diversas diócesis, comunidades, congregaciones religiosas, seminarios u otros para escuchar y elaborar un informe que sea revisado por el Papa o sus encargados. Ello sucedió en Irlanda luego del encuentro con el Papa”.

El sacerdote Percival Cowley coincide con esta opción como uno de los caminos posibles para que la Iglesia salga de la actual crisis.

El sacerdote de los Sagrados Corazones Fernando Vives, excapellán de La Moneda y exvicario de la zona cordillera de Santiago, Fernando Vives, cree que es importante dilucidar las muchas raíces que tiene la crisis que vive la Iglesia Católica hoy. “Es necesario indagar y erradicar lo que está podrido”, agrega. Para esto, establece que hay dos caminos. “Por un lado está la posibilidad de que el Papa envíe un visitador apostólico extranjero que elabore una indagación desde un punto de vista más neutro. La otra alternativa es que el santo padre nombre a un chileno de su total confianza para que lidere este trabajo”, explica.

En ese sentido, Vives piensa que quizás sería bueno que fuera un sacerdote nacional honesto y de trayectoria impecable quien encabezara este proceso, pues “a un afuerino hay posibilidades de que se le escapen ciertos matices y detalles propios de la realidad chilena que van más allá de una situación en particular y que más bien se enraízan en dinámicas negativas de nuestra iglesia”. Con todo, el sacerdote opina que los más importante, más allá de la fórmula que se elija, es investigar y apelar a la transparencia que tanto ha faltado y ha producido tanto daño.

¿Qué ha pasado en el mundo?

 

La decisión de los obispos chilenos de presentar su renuncia es inédita en la historia de la Iglesia mundial. Las denuncias de abuso sexual en contra de sacerdotes, sin embargo, han explotado en diversas oportunidades y en varios países. En algunos de ellos han tomado medidas para ir a fondo en las investigaciones y poder reparar a las víctimas. Irlanda y Australia son los casos más paradigmáticos.

En el 2000, el gobierno irlandés decidió crear una comisión de investigación para abordar abusos entre 1930 y 1990 en las instituciones administradas por la Iglesia. Luego de nueve años de trabajo, los resultados del primer informe, de más de dos mil páginas, detallaron cómo miles de niños y adolescentes fueron abusados sexual, física y sicológicamente sin que el Estado interviniera. Asimismo, en 2010, el Papa Benedicto XVI envío un visitador apostólico a ese país con la misión “de asistir a las víctimas y verificar la eficacia y la posibilidad de mejorar las modalidades actuales de prevención de los abusos”, según estipulaba el comunicado de prensa de la Santa Sede por ese entonces.

En 2012, y luego de innumerables denuncias públicas, el gobierno australiano creó la Comisión Real de Respuestas Institucionales al Abuso Sexual Infantil para estudiar casos de abuso sexual a niños y adolescentes en instituciones públicas y religiosas. El informe final fue devastador: reveló que más de 15 mil víctimas fueron abusadas por sacerdotes católicos en orfanatos, escuelas y organizaciones juveniles.

Estados Unidos marcó el punto de inflexión en la persecución de abusos sexuales en la Iglesia Católica. Durante la década del noventa se conocieron las denuncias que implicaban a cerca de 300 sacerdotes en este tipo de casos desde los años cincuenta. El poderoso excardenal Bernard Law debió renunciar a su cargo como arzobispo de Boston en 2002, luego de que se comprobara que había encubierto a 250 religiosos. Decenas de parroquias en ciudad debieron cerrar sus puertas.